M. P. D. A todos nos gusta la música y bailar. Por este motivo, esta nueva forma de terapia está captando muchos adeptos en Huelva. Se trata de la biodanza, un sistema de integración afectiva basado en la inducción de vivencias a través de la música, la danza, el canto y diversas situaciones de encuentro en grupo.
El origen de esta práctica se encuentra en los años sesenta, cuando fue creada por el chileno Rolando Toro, psicólogo, profesor y poeta, como un sistema que se puede definir de muchas formas.
En la biodanza intervienen distintos elementos creativos para lograr la salud, como la Musicoterapia, Psicodrama o el Arte Terapia, entre otros.
Actualmente existen evidencias que indican que el sistema nervioso no se desarrolla en aislamiento, de ahí que la estimulación que proviene del entorno es indispensable para la formación adecuada de la arquitectura cerebral. Por lo tanto, la actividad de las neuronas está influenciada por factores educacionales, sociales, nutricionales y ambientales.
Una experiencia que también se está poniendo en práctica en Huelva, en muchas ocasiones con un fin solidario. Así nos lo explica Luis Benítez, monitor de biodanza que asegura que todavía son pocas las personas que conocen los beneficios de esta técnica, por lo que anima a la gente a que se atreva a expresarse de una forma diferente.
Para dar cuenta de los beneficios de la biodanza, Luis ha llevado a cabo hace unos días dos actividades de biodanza para el Teléfono de la Esperanza y la Asociación de Enfermos de Alzheimer de Huelva, porque «los familiares y, por tanto cuidadores de los enfermos de Alzheimer, se pueden beneficiar mucho de la biodanza, ya que son personas que hacen una función muy dura y difícil, así que una sesión les sirve para romper un poco esa dinámica de sacrificio tan estresante».
Y así está siendo. Una fórmula que acaba de aterrizar en Huelva y que cada vez tiene más adeptos. ¿Ya la conoces?