Mari Paz Díaz. Mucho se ha escrito sobre Tartessos, un pueblo que sigue generando interés, aunque en muchos aspectos sea un misterio. ¿Existió Tartessos? ¿Dónde estuvo ubicada esta civilización? ¿Huelva, Sevilla, Cádiz, Doñana…? Son incógnitas que intentaremos dilucidar de la mano de un investigador que lleva años dedicado a desgranar detalles muy relevantes entorno a la que los griegos consideraron la primera civilización de Occidente.
Miembro del grupo de investigación ‘De la Turdetania a la Bética’, Eduardo Ferrer Albelda es profesor de Arqueología de la Universidad de Sevilla, centrado en temas de investigación relacionados con los fenicios y los púnicos, si bien, ha llevado a cabo estudios de Arqueología Protohistórica del Suroeste de la Península Ibérica a nivel general.
Su trayectoria profesional llama la atención por las conclusiones alcanzadas en torno al tema de Tartessos, de ahí que hayamos querido entrevistar a este investigador que, además, tiene un vínculo personal con Huelva y con este mito, puesto que su familia es onubense. Su bisabuelo fue José Albelda Albert, ingeniero del Puerto de Huelva relacionado con el hallazgo del depósito de armas de la ría de Huelva que le contó las pesquisas de su padre con Adolf Schulten, el arqueólogo, historiador y filólogo alemán, célebre por su dedicación a España y sus investigaciones sobre Tartessos.
Así nos lo cuenta en esta entrevista, en la que desvela detalles de interés sobre Tartessos, así como de otras cuestiones de la Antigüedad en la Península Ibérica, que tienen relación con Huelva.
-¿Cómo surge su interés por Tartessos?
-El interés por Tarteso me viene por varios sitios. En primer lugar, el Departamento de Prehistoria y Arqueología en el que estoy integrado es un referente en la investigación sobre Tarteso, con figuras tan importantes en la historia de la investigación como Carriazo, Blanco Freijeiro o Pellicer, o más recientemente los profesores Escacena y Belén. Es un ambiente en el que Tarteso está omnipresente.
Por otro lado, mi abuelo, hijo del José Albelda Albert, ingeniero del puerto de Huelva vinculado al hallazgo del depósito de armas de la ría de Huelva, me contó en ocasiones las pesquisas de su padre con Schulten para localizar la ciudad. De hecho, en casa de mi familia se conservan cartas de Schulten que se refieren a las excavaciones en el Cerro del Trigo, en Doñana. Toda mi familia materna es onubense y es un factor más en este interés.
Por último, mi colaboración en las excavaciones en Montemolín (Marchena, Sevilla), bajo la dirección de las profesoras Francisca Chaves y María Luisa de la Bandera, a la sazón directoras de mi tesis doctoral, que me iniciaron desde muy pronto en los temas tartésicos.
-El mundo tartéssico es una cuestión que sigue llamando mucho la atención a nivel general…
-Sí, lógicamente. A nivel académico es un tema histórico en continuo debate. Y, a nivel extracientífico y popular, Tartessos es un mito, con toda la carga semántica del término.
-¿Cree que este hecho ha generado falsas ideas sobre esta civilización?
-Tartessos ya estuvo mitificado en la Antigüedad. Los griegos a partir del siglo VII a.C. tienen dos visiones de Tarteso: una debida a los geógrafos, periégetas y comerciantes, por la que sabemos que era una región rica en metales situada más allá de las Columnas de Heracles (estrecho de Gibraltar) y bañada por un río homónimo. La Tartéside, como diría el geógrafo Eratóstenes en el siglo III a.C., es la región costera entre Gibraltar y la desembocadura del río Guadiana. A esta región se lo puede llamar sinusTartesii, el golfo de los tartesios, una denominación que proviene de Avieno (siglo IV d.C.). La otra visión es mítica, promocionada en parte por su ubicación en tierras liminares, en el océano, de ahí que se haya relacionado Tartessos con Tártaro. Entre estos mitos están las referencias a los trabajos de Heracles (Gerión, Eritia), a la longevidad de Argantonio, etc.
En época romana, la confusión sobre qué era Tartessos es notoria, pues la identifican con dos ciudades fenicias, Gades (Cádiz) y Carteia (San Roque, Cádiz), curiosamente situadas a la entrada y a la salida de las Columnas de Heracles, respectivamente. Es ahora cuando se identifica con una ciudad, no con un territorio. Gran parte de la investigación, hasta mediados del siglo XX, se han centrado en la búsqueda infructuosa de una ciudad que nunca existió. Sí existió una región y sus habitantes.
-¿Cuáles son las aportaciones de su investigación?
-Mi interpretación sobre qué es Tarteso no parte de cero. Se ha ido decantando con trabajos de colegas antes citados y de otros investigadores que, desde los años 80 del siglo XX, han propuestos cambios en la visión tradicional del tema, entre ellos J. Alvar, C. González Wagner, G. Cruz Andreotti, M. Álvarez Martí-Aguilar o F. J. García Fernández.
La idea que me queda clara es que Tarteso era una región litoral en los límites geográficos antes dichos, incluyendo la antigua desembocadura del río Guadalquivir, entre Coria del Río y Alcalá del Río, en un período que no es el que habitualmente se considera -desde época precolonial hasta el siglo VI a.C.-, sino que abarca desde las primeras noticias griegas hasta la conquista romana, cuando empieza a denominarse Turdetania. Y cuando un comerciante griego navegaba por estas aguas, lo que divisaba eran ciudades fenicias (Gadir, Onuba, Spal) habitadas fundamentalmente por fenicios aunque también indígenas, griegos, sardos, chipriotas y de otras procedencias mediterráneas. Otro aspecto en el que he incidido es en la existencia de tres Tarteso en el mundo de la investigación: el literario antiguo, el arqueológico y el lingüístico, y ninguno de los tres coindicen desde el punto de vista cronológico ni geográfico.
-Por tanto, ¿podemos afirmar dónde se encontró Tartessos?
-Como le he comentado, Tarteso-ciudad nunca existió. Tarteso-territorio sí, el comprendido entre el río Guadiana y el Estrecho de Gibraltar. Los tartesios serían, pues, los habitantes de este territorio, independientemente de su etnia y cultura.
-¿Qué papel cree que juega Huelva en este sentido?
-Huelva, según los últimos estudios, es una de las fundaciones fenicias más antiguas del Mediterráneo central y occidental. Su función como puerto que da salida a los metales extraídos de los distritos mineros onubenses es indiscutible, pero su identificación con Tarteso es errónea, tanto en cuanto la ciudad nunca existió. Desde el siglo XVI hasta la actualidad, Tarteso ha sido localizada allá donde la imaginación llevara: Sanlúcar de Barrameda, Mesas de Asta, Jerez, Medina Sidonia, Sanlúcar la Mayor, Cartagena, la isla de Escombraria, etcétera…, y en Huelva.
La idea de que Tarteso ocupara el solar de la ciudad actual está en relación con la explotación de las minas a partir de finales del siglo XIX y con los hallazgos de la Ría de Huelva (armas, casco griego), y posteriormente con la excavación de la necrópolis de La Joya. Además ha contribuido que muchos arqueólogos, eruditos y aficionados eran oriundos de la ciudad. Sin embargo, conocemos el topónimo antiguo de Huelva, Onoba u Onuba, y no hay ninguna noticia antigua de la identificación entre Tarteso con Onuba. Se puede decir que Onuba estaba en Tarteso, aunque no se puede identificar la parte con el todo.
En este sentido, se ha utilizado la noticia de PseudoEscimno (siglo II a.C.) en la que se dice que la ciudad de Tarteso se encuentra a dos singladura de Gades, de ahí que se haya identificado con Huelva. Pero, independientemente de que es un texto espurio, el sentido de navegación no es de este a oeste, sino el contrario, de manera que Tarteso se situaría en el Mediterráneo, nunca en el Atlántico.
-¿Qué tiene de interés sus trabajos para los onubenses?
-En el terreno popular puede que mis ideas sienten mal, más proviniendo de un investigador oriundo de Sevilla. En mi descargo diré que soy de ascendencia onubense por parte de madre y puntaumbrieño de cuarta generación.
-¿Cuál ha sido la reacción de la comunidad académica a sus teorías
-En el ámbito académico no hay ninguna novedad ni hipótesis revolucionaria. Todos somos colegas y sabemos que la construcción histórica de Tarteso es una labor continua, nunca finalizada, por lo que hay que ser humildes y reconocer que en el futuro puede haber nuevas aportaciones que modifiquen nuestros actuales paradigmas.
En la actualidad hay dos grandes interpretaciones sobre Tarteso: la tradicional, la del Tarteso indígena, con príncipes, palacios y ciudades, y la contestataria, que concibe un Tarteso mediterráneo, definido por la colonización fenicia. Las excavaciones en la propia Huelva y en El Carambolo han cimentado bien esta última explicación.
-Para terminar,¿alguna cuestión que le gustaría remarcar?
-Es preocupante la manipulación y el uso que hacen las corporaciones locales, autonómicas o nacionales de la historia, como también es inquietante que muchos investigadores se adapten a cualquier situación política para extraer beneficios (proyectos de investigación, fama, notoriedad, etc.).
Entre los muchos males que han traído la postmodernidad y el relativismo está la destrucción programada de la disciplina histórica. Simplificando mucho y exponiendo quizás las ideas más radicales, se ha llegado a la conclusión de que escribir sobre historia es imposible porque no podemos reconstruir el pasado, y si lo intentamos lo hacemos con las estructuras mentales del presente. Como es imposible aprehender ese pasado, podemos dedicarnos a escribir historias que sean bonitas, que agraden, o que cambien el presente (de ahí las memorias históricas y otras aberraciones, pues la memoria nunca es histórica). Como no me gusta el pasado, lo cambio a mi antojo. El rigor en el análisis de las fuentes es lo de menos.
Tan es así que los relatos pretendidamente históricos en el momento en el que estamos inmersos me recuerda mucho a la historiografía española de los siglos XVI y XVII, en la que mentiras descaradas, leyendas, falsos cronicones y un sinfín de disparates poblaron las historias patrias con el ánimo de dar prestigio a la nación, pero que, contrariamente, ocasionó el desprestigio de España entre otras naciones europeas. En cualquier caso, espero que mis declaraciones les haya interesado. Gracias.
4 comentarios en «Tartessos, un territorio situado entre el río Guadiana y el Estrecho de Gibraltar»
Totalmente de acuerdo y muy interesante su artículo profesor. La Historia esta siendo manipulada para interés político, social y cultural, cada vez con menos pudor y respeto hacia ella, tristemente y enterrando para siempre nuestros verdaderos orígenes y causas las cuales nos han traído a este día de hoy. Quien olvida de donde viene no sabrá a donde va. Sólo añadir que estoy totalmente convencido de que Huelva es el epicentro del Reino Tarteso, y posterior expansión debido al gran volumen de comercio en la ciudad, siendo esto un gran riesgo para su seguridad ante saqueos e invasiones, por eso fijaron puntos exteriores para los tratos comerciales como la actual Cadiz, y en el interior Sevilla. Un saludo
Muy interesante articulo.Los onubenses debemos defender la ubicacion de Tartessos, porque «politicamente» es muy codiciado por otros lugares de nuestra geografía-
Muy interesante, aunque hay que mantener el equilibrio entre el análisis y las pruebas que aun no son definitivas. Hoy nadie aún está en condiciones de cerrar este asunto y mucho menos con los datos aportados definir que es y que no es Tartesos. Interesante trabajo aunque me mantengo distante del mismo.
Excelente artículo que aporta teorías fundamentadas sobre un tema abierto y para nosotros apasionante.
De todas formas creo que a partir de ahora habrá que cambiar el campo de investigación, pues ya nos han dejado claro que Tatessos, como todas las cosas de este mundo y las de parte del universo, estaba en Cataluña, En Tarrasa. ¿Cómo hay quien pueda pensar que estuvo por aquí?