Sapiensity/@Sapiensity. Actualmente, diseñar una estrategia de branding para distribuir tiendas efímeras de un producto o servicio se constituye como un valor añadido y una innovación muy ágil, sostenible y de cercanía que está posibilitando a empresas pequeñas y medianas ampliar sus mercados dentro y fuera de sus fronteras. Su máxima o leit motiv es Abrir-Vender-Cerrar.
Estas tiendas innovan en el proceso de exposición de sus productos representativos en un espacio muy especial, singular, divertido e impactante: en realidad, exhiben lo mejor y de la mejor forma. Hay que conseguir crear una Tienda Espectáculo.
Por señalar ejemplos de impacto, podemos referirnos al Pop Up Store Gourmet (Madrid), Phillip Lim o Real Boy Pins (Tokyo), Dodo (Paris), Line (Singapur) o Michael Stars (NYC) y muchísimas más. En ese sentido, podemos ver que las pop-ups pueden alojarse en edificios antiguos, caravanas, contenedores y un sinfín de espacios muy llamativos.
A la hora de plantear la estrategia de ampliación del mercado a través de estas tiendas u oficinas itinerantes y efímeras, no hay que dar mucha importancia a la forma ni al lugar: lo verdaderamente importante es impactar al público.
Una gran dosis de creatividad, innovación y merchandising a través de ideas novedosas y rompedoras es el antídoto. Por otra parte, la duración y permanencia de las mismas puede oscilar entre pocos días o meses, depende. Sí es importante saber cuándo cerrar la pop-up.
Lo que trasciende a todo el planteamiento anterior es el convencimiento de que estamos probando al mercado, rediseñando fórmulas de ventas, testando las respuestas/reacciones sobre el éxito o no de un producto o servicio sin incurrir en grandes inversiones, despliegues o anclajes. El concepto de la movilidad empresarial encuentra en este concepto un aliado estratégico que cuenta con una gran implantación en Berlín, Canadá, Londres, París o Manhattan.
¿Por qué arriesgar en montar una tienda si podemos iniciar nuestra propia experiencia gracias a este nuevo concepto? Ni que decir tiene que estas iniciativas pueden practicarse de forma colaborativa y planteando objetivos compartidos. Lo importante es acercarte al cliente y ofrecerle los canales web para que opinen: todo suma.
Para seguir abundando en la necesidad imperante de adoptar estrategias en movilidad, destacamos la evolución creciente del m(mobile)- commerce como un escenario a tener presente. Desde la irrupción de Internet, y más concretamente, de las redes sociales, las marcas se convirtieron en conversaciones. Todo el mundo “busca, compara y si encuentra algo mejor se lo lleva”.
Las posibilidades de obtener información a la hora de tomar decisiones por parte de los potenciales clientes, las herramientas de comparativas, las necesidades de crear entornos intuitivos, ágiles y en movilidad de las plataformas de venta han provocado que las actuales generaciones de compradores tomen sus decisiones a través de dispositivos móviles mientras, por ejemplo, viajan en el metro o bus, esperan su turno en un banco, esperan a ser atendidos en un bar o simplemente mientras se asean o ven la tele.
Todo se plantea y se decide en unos espacios de tiempo muy cortos. Es cierto que el tipo de producto o servicio marca diferencias a la hora de reaccionar y optar por un tipo de dispositivo u otro, pero lo realmente necesario es la agilidad a la hora de plantear mensajes, catálogos, precios, etcétera… cuando se diseñan webs hoy día. Si la social media (redes sociales) es importante no lo son menos las webs 1.0 porque cualquier acción para generar valor, comunidad, plataforma o conversación tiene como finalidad derivar y encauzar a un usuario a la web.
Los dispositivos actuales necesitan que las webs se hagan “responsive” para facilitar su navegación, pero el consumidor, usuario, cliente, amigo o seguidor exigen esas adaptaciones para seguir navegando en una misma web. En España, el uso de tablets o portátiles han ganado la partida cuando se trata de comprar por internet pero el proceso de compra, no olvidemos, aunque se concrete y decida a través de una llamada, el envío de un sms o facilitando los datos de la tarjeta bancaria de turno, se decidió ya antes, cuando usábamos el móvil en cualquiera de las situaciones cotidianas que comentaba antes mientras usábamos la mensajería instantánea o las redes sociales, por ejemplo.
En las conversaciones que mantenemos, cuando buscamos, se concentra el mayor porcentaje del proceso de compra.