Redacción. El alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, ha recibido oficialmente esta mañana en el Ayuntamiento de Huelva a Alexej Nesterenko y Andrii Mizko, testigos directos de la catástrofe nuclear ucraniana con motivo de la celebración en Huelva de la Semana de Acción Europea: ‘Por un futuro sin Chernóbil ni Fukushima’. Concretamente, Alexej Nesterenko del Instituto de Seguridad Radiológica de Bielorrusia es referente por sus trabajos de ayuda y formación a los afectados, especialmente a la infancia y Andrii Mizko, militar y piloto de helicóptero, participó en la extinción del incendio de Chernóbil y está considerado como el Héroe de Chernóbil.
Organizada por Asnia y Sanicher, entidades onubenses sin ánimo de lucro dedicadas a ayudar al saneamiento de los niños afectados por la radiación de Chernóbil, el objetivo de este evento es mostrar los terribles efectos de la radioactividad en los seres humanos, al tiempo que se homenajea a las víctimas, para mantener su recuerdo con el fin de evitar que este tipo de catástrofes puedan volver a repetirse.
Una amplia representación de las asociaciones, encabezadas por sus presidentes, Fernando Velo, en el caso de Asnia y José Félix González, por parte de Sanicher, además de Nieves Sánchez y Ronan Petrus Van-kan en representación de la Federación Nacional (FEDASIB) y Regional (FEANSOL), como coordinadoras en España de ‘La Semana de Acción Europea’, han acompañado a los invitados ucranianos.
A ellos se han sumado cuatro profesionales de la medicina en Huelva: José Sánchez, Jefe del Servicio de Radiofisica y Protección Radiológica del Hospital Juan Ramón Jiménez; Esperanza González, médico especialista en obstetricia y ginecológica del Hospital Infanta Elena; Carlos Ramos Font, especialista del Servicio de Medicina Nuclear, de la Unidad de Gestión Clínica de Diagnostico por la Imagen del Hospital Juan Ramón Jiménez y José María Ceballos, especialista en Pediatría y sus Áreas Específicas, con el objetivo de explicar los terribles efectos que la radioactividad tiene en los seres humanos.
Todo el grupo, tras la recepción con el alcalde, han protagonizado la mesa redonda, retransmitida por Huelva TV y abierta al público destinada a dar a conocer las situaciones reales con las que se enfrentaron las víctimas de Chernóbil. Se trata de hacer partícipe a la ciudadanía y a la juventud especialmente de las dimensiones de una catástrofe nuclear, cuya contaminación perdura por cientos de años obligando a las generaciones de los pueblos afectados a convivir con la herencia recibida por todo ese tiempo.
El Ayuntamiento de Huelva colabora con las entidades promotoras en la organización de la Semana de Acción Europea: ‘Por un futuro sin Chernóbil ni Fukushima’. Una actividad que se realiza en toda Europa, participando más de 115 ciudades, mereciendo el reconocimiento y aval del Parlamento Europeo.
España ocupa el 4º lugar en el escalafón de países que desarrollan programas de Saneamiento de niños residentes en las zonas de alta radiación contaminadas tras la catástrofe de Chernóbil, alcanzando en la actualidad casi las 80.000 acogidas de niños.
En Huelva, Asnia cuenta con medio centenar de familias acogedoras. Desde hace ocho años desarrollan estos proyectos destinados a “dar vida”, ya que está comprobado que por cada estancia en la provincia onubense, con el acceso a las condiciones higiénico-sanitarias adecuadas, los niños pueden prolongar su ciclo vital hasta en 18 meses. Dieta sana, aire limpio y el sol de nuestra tierra, constituyen tres componentes fundamentales para que los niveles de radioactividad de su organismo disminuyan, prolonguen su ciclo vital y refuercen sus defensas. Además, cada verano, los pequeños se someten a revisiones pediátricas y odontológicas.
Después de la catástrofe de Chernóbil, el número de pequeños que padecen enfermedades oncológicas ha crecido de forma espectacular en Bielorrusia, donde se detectan hasta 350 casos por año. Por ello, Asnia está involucrada en el proyecto europeo ‘Nidos de Esperanza’, que persigue la construcción de 20 pequeñas casas móviles en la clínica de oncología infantil de Boroviliany, en la República de Bielorrusia. El objetivo es aumentar la capacidad de este hospital que, pese a ser el tercero más grande del mundo en esta especialidad, no dispone de camas suficientes para atender a los cientos de pequeños que padecen enfermedades oncológicas y hematológicas, por haber estado expuestos desde pequeños a altas concentraciones de material radioactivo.