Bodegas Sáenz y Confitería La Victoria, dos empresas centenarias con el Año Platero

Pasteles del obrador Confitería Victoria de Moguer.
Pasteles del obrador Confitería Victoria de Moguer.
Pasteles del obrador Confitería Victoria de Moguer.
Pasteles del obrador Confitería Victoria de Moguer.

Redacción. Además de las numerosas actividades literarias, musicales o artísticas, con las que Moguer está conmemorando en este 2014 el centenario de la primera edición de ‘Platero y yo’, la ciudad del poeta recupera y proyecta también la exquisita gastronomía relacionada directamente con la obra más conocida del Nobel Juan Ramón Jiménez. Mañana Moguer acogerá la presentación mañana sábado de un estuche especial conmemorativo del Año Platero, que integran dos de los productos más singulares y de mayor solera de cuantos se elaboran en la localidad: el vino de naranja que se elabora en las Bodegas del Diezmo Nuevo, conocidas popularmente como bodegas Sáenz, y los exquisitos pasteles que salen del obrador de Confitería La Victoria.

Estas dos prestigiosas empresas moguereñas son las únicas que mantienen su actividad ininterrumpidamente desde la época en la que Juan Ramón vivió en la ciudad del Tinto y escribió las deliciosas páginas de ‘Platero y yo’, y constituyen sin duda la mejor tarjeta de visita de la gastronomía local, con productos artesanos conocidos y reconocidos por los más exigentes gourmets.


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El estuche que se presenta mañana a partir de las 21.00 horas en el corral de la casa museo del Nobel está compuesto por dos productos de enorme calidad y además con un excelente maridaje, lo que permite disfrutar al mismo tiempo de los dos sabores más tradicionales de Moguer.

Vino de naranja de las Bodegas Sáenz.
Vino de naranja de las Bodegas Sáenz.

Bodegas Sáenz


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Las Bodegas del Diezmo Nuevo, conocidas popularmente como Bodegas Sáenz, fueron fundadas en 1770 por Melquiades Sáenz, convirtiéndose en una de las empresas vitivinícolas más importantes de la provincia, cuyos productos llegaban a todos los rincones del mundo a través de los barcos que zarpaban desde el puerto de la Ribera de Moguer.

En el capítulo de ‘Platero y yo’ titulado La Vendimia, Juan Ramón Jiménez se refiere a esta emblemática bodega moguereña: ‘…¡Qué alegres en aquel tiempo las bodegas, Platero, la bodega del Diezmo! Bajo el gran nogal que cayó el tejado, los bodegueros lavaban, cantando, las botas con un fresco, sonoro y pesado cadeneo…’.

Bodegas Sáenz registró la primera marca de vermut de España y lanzó a finales del siglo XIX uno de sus productos más singulares, el tradicional Vino de Naranja que sigue elaborándose con la misma fórmula artesanal de sus orígenes. Esta bodega moguereña, que pertenece a la Denominación de Origen Condado de Huelva, ha mantenido siempre su compromiso con la calidad, destacando entre sus reconocimientos el Gran Premio y la Medalla de Oro para su vermut y sus vinos conseguidos en las exposiciones internacionales de 1929 en Barcelona y Sevilla, o ya en época más reciente, la Medalla de Oro del concurso internacional de vinos de Andalucía 2007 con su solera El Patriarca de 1972.

La Victoria

Otro de los productos estrella de la gastronomía local desde hace más de un siglo son los pasteles finos que se elaboran en la Confitería La Victoria, una obrador fundado en el último cuarto del siglo XIX por Baldomero García Ramos, bisabuelo de los actuales propietarios, que continúan realizando una pastelería artesanal cuyos productos son conocidos y reconocidos no sólo en la comarca o en la provincia de Huelva, sino también en la vecina Sevilla, donde La Victoria abrió otro establecimiento que se une a los de Moguer y Huelva capital.

Juan Acebedo Guerrero, yerno del fundador, trasladó el obrador y abrió un pequeño establecimiento de confitería en la calle Almirante Hernández Pinzón, donde ayudado por su mujer Felisa García López, y por sus hijos María, Rocío y Juan, La Victoria poco a poco se va haciendo un hueco importante en la sociedad moguereña.

La confitería fue también pionera en Moguer en la fabricación de helados y polos que salieron de aquel primitivo obrador, que con el auge económico de los años 60 amplía su clientela y su fama a otros pueblos y provincias limítrofes. Tras Juan Acebedo García, que dirigió la empresa en estos años de primer desarrollo, a partir de 1988 son los hermanos Acebedo Núñez los que impulsan la modernización y proyección definitiva de la empresa, y convierten a La Victoria en una de las confiterías más reconocidas de todo el territorio andaluz, cuyos artesanales procesos de elaboración y la calidad des sus ingredientes naturales, otorgan a sus pasteles un valor añadido.

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