Sergio Borrero. El simpecado de la Hermandad de Huelva descansa de nuevo en su Casa Hermandad. Lo hace desde la noche de ayer sábado 10 de agosto, cuando pasadas las 22:00h la carroza de plata entraba en el patio de la casa de la plaza Paco Toronjo. Volvía a la que es su casa tras los cultos celebrados esta pasada semana que este año, al cumplirse el 75 aniversario de la bendición del simpecado, se han desarrollado en la Parroquia Mayor de San Pedro de manera extraordinaria, rememorando así los años en los que la filial de Huelva tenía en el Barrio Alto su sede canónica.
La tarde comenzó a las 18:00h con la Función Principal en San Pedro presidida por José Antonio Sosa, director espiritual de la hermandad. En torno a las 19:30h la comitiva hacía su salida de su antigua sede y el simpecado era depositado en su carroza de plata para encaminarse hacia el Ayuntamiento. Abría el cortejo un grupo de tamborileros de la hermandad. Tras ellos le seguían hermanos portando diferentes insignias así como representaciones de las hermandades del Rocío de Alosno, Trigueros y San Juan del Puerto, de las que Huelva es madrina. Les seguían una representación de las hermandades onubenses que poseen la medalla de la ciudad como son la Cinta, Esperanza, Victoria, Pasión, Nazareno y la otra filial onubense, la Hermandad de Emigrantes. La sociedad onubense también estuvo representada con la presencia de autoridades civiles y militares. Cerraban el cortejo el guión de camino, el guión de la hermandad y la junta de gobierno. En la presidencia el Presidente de la Hermandad Matriz de Almonte, el de la Hermandad de Huelva, el Hermano Mayor de este año así como el Alcalde de la ciudad.
Un mar de rocieros que no quisieron faltar a la cita con una de las filiales más antiguas de cuantas acuden a la aldea almonteña acompañaban la carroza en esta procesión extraordinaria. Tras bajar el Paseo Santa Fe y la calle Tres de Agosto, llegaba a la plaza de la Consitución, donde la carroza era colocada justo a las puertas del consistorio onubense. Allí Pedro Rodríguez hacía entrega a Juan Ferrer de una réplica de la medalla de la ciudad, pues ya en 1994 le fue otorgada pese a no haber ningún documento ni enser en posesión de la hermandad que lo atestigüe. Tras el rezo de la Salve mientras una petalada caía desde la azotea del ayuntamiento, la Carroza emprendía ya el regreso a su capilla a los sones de “mi Huelva tiene una Ría” interpretada por la Banda de música Municipal.
Al compás de palmas por Huelva seguía su caminar por las calles de la ciudad entre sevillanas y fandangos de los rocieros que se dieron cita. Momentos de emociones se vivieron en la calle Jesús de la Pasión. Primero con las sevillanas cantadas por el coro de la Hermandad Matriz de Almonte y metros más adelante, por las preciosas letras que Paco Millán dedicó al paso del simpecado que abandonaba la calle entre pétalos que caían de las alturas y fuegos artificiales que estallaban tras él.
El simpecado portaba el fajín del Almirante D. Pedro Perez de Guzmán Urzaiz donado hace escasas fechas a la hermandad. La carroza estaba engalanada de manera más sobria que para la romería. El exorno floral en tonos pastel ideado por Antonio Rivera se componía de cuatro buquets y varios centros de flores variadas, donde destacaban las rosas, unas espectaculares calas rosas y flor de cera.
Avanzaba la procesión extraordinaria de regreso por las calles de la ciudad en busca de su encuentro con la Parroquia de San Sebastián, camino ya de su sede donde haría su entrada a la espera ya de que llegue la Romería del Rocío 2014. A su llegada a la Casa Hermandad, fue descubierto un nuevo azulejo obra del ceramista villalbero Carmelo del Toro en la puerta de entrada al patio, donde se puede leer la popular Salve de la Hermandad de Huelva.