Mari Paz Díaz. El Museo Arqueológico Nacional tiene entre sus principales cometidos ofrecer a la ciudadanía una interpretación rigurosa y atractiva de los pueblos que habitaron en los límites de la actual España y en el ámbito del Mediterráneo, desde la Antigüedad hasta épocas recientes, todo ello con el objetivo de comprender mejor la realidad actual.
Un centro que, por tanto, se ha erigido entre los lugares de obligada visita en Madrid, donde tiene su sede. Especialmente desde que reabriera sus puertas tras la amplia reforma que ha sufrido su sede actual, llevada a cabo entre 2008 y 2013.
La reapertura del Museo, después de siete años cerrado al público, se producía el pasado 1 de abril. De esta forma, el centro expositivo se ha acondicionado logrando que sus espacios se distribuyan más racionalmente, sean más accesibles y cuenten con la presencia de las nuevas tecnologías de forma destacada. Con una superficie de cerca de 10.000 m2 distribuidos en cuarenta salas, se recogen 13.000 objetos expositivos que se apoyan en audiovisuales, mapas y paneles gráficos.
Pero más allá de estos datos, la reapertura del Museo Arqueológico ha llamado la atención por la organización de una muestra permanente que ofrece un paseo por la historia de España, desde la Prehistoria hasta el siglo XIX, un recorrido en el que la presencia de Huelva es muy relevante debido a que algunas de las piezas más emblemáticas que se exponen proceden de Huelva.
Principalmente, los elementos más atractivos procedentes de Huelva que se conservan en el Museo Arqueológico Nacional fueron hallados en la Ría de Huelva. En concreto, se trata de elementos que vieron la luz durante el dragado de la ría realizado en 1923, cuando apareció un conjunto de objetos metálicos formado por más de 400 piezas de bronce y una de hierro. Una colección que según asegura Asunción Martín, del Arqueológico Nacional, «sigue siendo el más abundante e interesante depósito de armas de la Península Ibérica». El hallazgo supuso el descubrimiento de elementos pertenecientes al Bronce Final Atlántico o, incluso, anterior.
La mayoría de los utensilios encontrados era armas (83 espadas, 57 remaches de las cachas de las empuñaduras de las espadas, 24 puñales, 90 puntas de lanza, 62 regatones, 15 puntas de flecha y uno o dos cascos) al representar cerca del 80%, siendo las espadas y las puntas de lanza las más significativas. Junto a ellas, apareció una serie de objetos asociados a la vestimenta, como sucede con broches de cinturón, anillas y varias agujas y, por último, diversos útiles.
Un hallazgo de enorme valor que, aunque en un principio se confundió con un naufragio, pronto se interpretó con una ofrenda de armas a las aguas en una especie de ritual funerario, más aún teniendo en cuenta el carácter sagrado del agua en estos pueblos. En general, la abundancia de armas demuestra que en Huelva existía ya una sociedad con cierta complejidad entre la segunda mitad del siglo XI y mediados del IX a.C.
Además, en este conjunto arqueológico hallado en Huelva que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional destacan las fíbulas -piezas metálicas utilizadas en la antigüedad para unir o sujetar alguna de las prendas-, al conservarse cuatro ejemplares, que son los más antiguos encontrados hasta el momento en la Península. También llaman la atención los dos broches de cinturón, formados por una placa triangular que termina en una punta doblada de forma cuadrada.
Junto a estos elementos procedentes de la Ría de Huelva, la importancia arqueológica onubense se pone de manifiesto ante el hecho de que en el centro museístico nacional también se encuentran otras piezas de interés, como sucede con los restos del Cabezo de la Joya. Así sucede con un cuchillo con hoja de dorso en ángulo obtuso y filo curvo, datados alrededor del siglo VII a. C. y aparecidos en tumbas de la Península Ibérica del mundo tartésico. Su uso era fundamental de carácter doméstico.
En cualquier caso, los fondos del Museo Arqueológico Nacional suponen la demostración de la importancia de estas casi 400 piezas de bronce que se encontraron de forma casual en la Ría de Huelva en 1923, un acontecimiento que fue calificado como un hito en la arqueología, tanto por la cantidad y calidad de las piezas, como por su antigüedad al fecharse a mediados del siglo IX a. C.
Es decir, que ya entonces existió una sociedad compleja en Huelva, que comercializaba a través del Puerto de Huelva con los metales de la provincia. Un lugar de encuentro entre diferentes pueblos, que ahora queda reflejado en estos fondos que expone con orgullo el Museo Arqueológico Nacional tras su reapertura. Una buena excusa para visitarlo cuando nos encontremos en Madrid.
1 comentario en «La emblemática aportación de la Ría de Huelva al recién inaugurado Museo Arqueológico Nacional»
MARI PAZ, TUS ARTICULOS, TUS REPORTAJES SON TODOS EXTRAORDINARIOS. MERECE LA PENA ABRIR CADA MAÑANA ESTE DIARIO. ES UN PLACER LEERTE,
MUCHAS GRACIAS POR TU APORTACION A HUELVA.
MUCHOS BESOS.
Fernando.