Chicotá para todos

Juan Carlos Jara. Los floristas, los cereros y las bandas de música; el que hace los capirotes y quienes lavan las túnicas; los hosteleros de restaurantes y bares y los de cafeterías; el que vende las chucherías en el quiosco de La Palmera, el de las hamburguesas en la plaza de Las Monjas y el que también va a las Colombinas; el que elabora los churros, el de los bocadillos y el confitero con las torrijas; los camareros, el que vende los coquis y el de los globos… La Semana Santa de 2014 en Huelva ha resultado brillante para la casi totalidad de los onubenses. Para los cofrades y para los que no lo son. Sin incertidumbre por la lluvia y sin frustradas ilusiones que quedaran en la parroquia para esperar, con la túnica en el armario, la añorada chicotá.

El movimiento económico y el ambiente festivo que genera la conmemoración cristiana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús excede ampliamente un origen religioso que, incluso, queda totalmente apartado para muchas personas que participan activamente de este evento sin la más mínima cortapisa. La semana mayor onubense, como tantas otras del entorno más cercano, se convierte desde hace ya bastantes años en un acontecimiento alta e indudablemente beneficioso para la ciudad y en un motor, quizás demasiado efímero, para una economía excesivamente maltrecha.


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En este escenario, poner en duda si las instituciones públicas deben apoyar un acontecimiento de tal magnitud supone obviar la labor dinamizadora y a favor del bien común que debe poseer la Administración. El movimiento cofrade en general, como cualquier otro que conlleve un seguimiento multitudinario y un beneficio objetivo para la ciudad, debe contar con el respaldo unánime y sin ningún tipo de duda por parte de nuestros gobernantes. El obvio componente religioso no puede colocar a esta fiesta en un plano diferente en relación con cualquier otra manifestación cultural, festiva, deportiva o de la más diversa índole que cuente con similar número de seguidores y suponga un beneficio para todos. Aunque no abunden las post uras radicales al respecto, sí parece oportuno apuntar que la consideración del apoyo por parte de los poderes públicos a la Semana Santa como una acción incompatible con el carácter aconfesional del Estado no tiene mayor sentido que el de intentar llevar el discurso progresista, tantas veces acertado, hasta puntos ilógicos e intransigentes que afortunadamente no suelen presentarse ante otros eventos de similar calado.


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2 comentarios en «Chicotá para todos»

  1. Estimada Cinta. Yo tampoco gane nada de manera directa, económicamente hablando, en esta espléndida Semana Santa, pero eso no quita que todos hayamos salido ganando de una u otra forma porque la misma ha sido beneficiosa para la ciudad en general. Entre otras muchas cosas, ha supuesto un impulso económico para un buen puñado de negocios, aunque sea fugaz y aunque tú no hayas tenido la suerte de estar incluida entre ellos. Aún así, ¿quién puede afirmar que alguien que haya generado riqueza en estos días puede, en los próximos, consumir en tu negocio gracias a ello? Estamos, en definitiva, en un beneficio general que, por tanto, nos beneficia a todos.

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