J. L. Rúa. Es la gran fiesta del fútbol base. El Mundialito 2014, que tiene su epicentro en Vila Real de Santo Antonio, también se vive con intensidad y entusiasmo en Ayamonte, la otra sede de un evento que reúne a más de 4.000 niños desde el pasado domingo. Así, desde primera hora de la mañana y hasta la caída de la tarde, los dos estadios ayamontinos están en constante fiesta. Las gradas se encuentran llenas de un publico ansioso por celebrar cada uno de los goles de su equipo e incansables a la hora de animar a sus jugadores.
Partido tras partido, en cuatro cancha a la vez, se ve el espectáculo de la ilusión de los niños emulando a los mayores, y es todo un espectáculo ver en la celebración de cada gol los rituales que recuerdan a los de los mismos profesionales. Todo ello, gracias a una organización perfecta, ya habitual en este evento.
Los marcadores ponen de manifiesto la enorme diferencia de juego entre unos y otros equipos, máxime cuando estamos en la primera fase del Campeonato y cada uno de los grupos tiene como cabeza de serie a uno de los grandes. Sin embargo eso no es lo importante, sino la ilusión de estos aprendices de futbolistas; sus rituales en cada momento, su técnica que sorprende por la enorme diferencia con sus contrarios o incluso su comportamiento en cada jugada.
Así se ha podido presenciar en los estadios ayamontinos, el juego de los aspirantes a figura del fútbol. De la misma forma que las gradas de los dos campos locales fueron testigos de la ilusión y las ganas de equipos como el CD Canela, San Vicente de Paul o San Diego de Ayamonte, en su afán de hacerle frente a los potentes conjuntos del Chelsea de Hong Kong, Juventus, Barcelona, Montreal, Betis o Recreativo de Huelva.
Una sola nota discordante, la actitud agresiva de algunos padres que no terminan de entender que esto es un deporte, una opción educativa y que sus hijos están inmersos en un proceso de aprendizaje. La idea equivocada de tener una futura figura del fútbol en casa, o la de querer ser entrenador, arbitro y todo lo demás, indispone las reglas de fair play en muchas ocasiones.
El balón ya rueda en Vila Real de Santo Antonio y en Ayamonte en el XXI Mundialito de Fútbol Base