Adolfo Morales. ¿Qué sabemos de Miss Whitney, aquella neoyorkina que diseñó el que sería el monumento más emblemático de nuestra ciudad de todos los tiempos?
Incluso hoy, una mujer “escultora” resulta cuanto menos una circunstancia insólita incluso en el arte, y si lo es de monumentos públicos de gran escala como poco la hacen extraordinariamente original.
La estirpe Vanderbilt tiene su origen en Holanda, Jan Aertson, un granjero holandés de la villa de De Bilt (Utrecht) emigra a América en 1650, instalándose en Nueva Ámsterdam antes de que esta colonia pasara a manos Inglesas y finalmente se denominase New York.
Su característico apellido Van Der Bilt, “van der” se une a la localidad de nacimiento “De Bilt”, construyéndose el usual Van Der Bilt, aunque coloquialmente pierde su original construcción quedando reducido a una sola palabra, lo que haría más cómoda su pronunciación en la tierra de las oportunidades.
Hasta llegar al momento crucial de la genialidad de Cornelius Vanderbilt I (1794-1877), su familia se adaptó a diferentes oficios, pasando de camareros o sirvientes a ocuparse de llevar de un sitio a otro pequeños encargos. Cornelius tuvo que aprender rápido, agudizar el ingenio y ayudar a su padre en el manejo del barco con el que transportaban mercancías entre State Island y Manhattan, un velero de dos mástiles. No hubo tiempo para ir a la escuela y todo lo que aprendió estaba en la calle, de ahí su especial rudeza en las formas. Con el tiempo adquirió una flota de pequeñas embarcaciones.
El vapor se vuelve una realidad pujante, la navegación marítima propulsada ahora con este sistema, mejoraba las comunicaciones y éstas incrementaron la frecuencia de los viajes, multiplicando la actividad comercial de un modo extraordinario. Para entonces Vanderbilt ya había trabajado como capitán en un buque de vapor y en 1820 entra en el negocio, exhibiendo unas cualidades innatas para este sector. Con el tiempo se convirtió en uno de los operadores de buques de vapor más grandes del país gestionando una multitud de empresas de transporte y desarrollando una frenética actividad, con tal éxito que amasaría una fortuna que cada día se iba multiplicando en su favor.
En 1860 una nueva visión industrial y comercial le harían impulsar y ser el referente en la industria del ferrocarril, de nuevo repite la estrategia y todo lo aprendido como naviero ahora lo traslada al ferrocarril, adquiriendo un sinfín de pequeñas líneas y uniéndolas posteriormente, poco a poco las convertirían en un red que comunicaba todo el territorio de los Estados Unidos, una logística muy depurada que hizo ganar tiempo y frecuencia. Las comunicaciones comenzaron a desarrollarse con una enorme repercusión y de nuevo un gran éxito.
Sus humildes orígenes más que su hosquedad hizo que le costase ser aceptado en sociedad, así como su ambición desmedida en los negocios le granjeo más de un enemigo y cientos de competidores le envidiaban o incluso le temían. Vanderbilt tiene un prolijo bagaje de singularidades, hitos difícilmente alcanzables por sus homólogos emprendores en la industria de las comunicaciones de todos los tiempos. En 1871 se inauguró la Grand Central Depot de Manhattan, un proyecto impulsado por el Comodoro Vanderbilt, siendo el edificio más grande de la ciudad de Nueva York en aquellos momentos.
No fue hombre apegado a causas benéficas o filantrópicas, solo hacia 1873 entregó 1 MM $ para ayudar a construir La Universidad de Vanderbilt en Nashville (Tennessee). Actualmente los equipos deportivos de las escuela son llamados Los Comodores.
Cuándo murió Cornelius Vanderbilt I, su fortuna alcanzaba más de 100.000 MM de dólares en inversiones financieras además de propiedades. Casado en primeras nupcias con su prima Sophia Johnson tuvieron 12 hijos, estos en desigual proporción se convirtieron en los multimillonarios más deseados de América.
Las mansiones de Breaker en Newport, o el Biltmore en Ashville en Carolina del Norte fueron levantadas por sus descendientes.
-La Casa Biltmore, construida por uno de sus nietos, sigue siendo actualmente la mayor propiedad privada en los Estados Unidos, fue construida en 1895 con 11 millones de ladrillos y entre sus 250 habitaciones tiene 34 dormitorios, 43 baños y 65 chimeneas. La construcción se demoró seis años, costó tres veces más que la torre Eiffel y en ella trabajó toda la comunidad de Ashville. Dentro de la finca de 125 mil hectáreas se creó una fábrica de ladrillos y una vía de tren para transportar los materiales. El arquitecto Richard Morris Hunt diseñó la construcción en la época dorada de Estados Unidos, inspirándose en tres castillos franceses del siglo XVI-
Comodoro Vanderbilt murió a los 82 años el 4 de enero de 1877, en su casa de Manhattan, y fue enterrado en el Cementerio de Moravia en New Dorp, Staten Island. Dejó el grueso de su fortuna, a su hijo William.
William Henry tuvo 4 descendientes: Cornelius II, Wiliam Kisan, Frederick y George.
Las referencias sociales de la línea sucesoria encarnada en Cornelius Vanderbilt II, nos informan de que fue el nieto favorito de su abuelo y además de ser el heredero de la fortuna de su padre, le sucedió en la gestión de la Gran Central de Ferrocarriles. 18.000 kilómetros de vías, que unían prácticamente toda la nación y que culminaban con parada en New York. Casado con Alice Gwynne tuvieron 7 hijos, con desigual suerte, dos de ellos murieron por enfermedad a temprana edad. Alfred murió en el hundimiento del Lusitania junto a 1198 pasajeros, cuándo fue torpedeado en 1915 por Alemania. Solo le sobrevivieron GERTRUDE y Gladys.
Los Vanderbilt una de las familias más antiguas y conocidas de los Estados Unidos fueron sin corona, los reyes y reinas del país. Aún hoy son una de las diez dinastías más famosas de todo el mundo, y la décima fortuna alcanzando la friolera de 185.000 MM de dólares.
Cornelius Vanderbilt II, “Corneil” se hizo construir un palacio en 1883, en la 1 West 57th Street, Nueva York, de tal magnitud que llegado a ser, la casa más grande y magnifica de todos los tiempos de los Estados Unidos. Un referente en la sociedad, icono del poder. Su vida discurría entre este magnifico edificio y la residencia de verano en Newport, sobre un acantilado junto al Océano Atlántico, la Mansión The Breakers, hoy Monumento Histórico Nacional, de estilo renacentista italiano. Sus 70 habitaciones se reparten en 5 plantas. El conjunto de la finca abarca 13 hectáreas, es decir algo más de la extensión de 18 campos de futbol.
Para conocer algo más a nuestro personaje, nuestra singular Miss Whitney, disfrutó desde los 8 años de la “casa” de la 5ª Avenida y a partir de los 18 de los plácidos veranos en Newport.
Fuentes:
Archivos American Art.
NEWPORT MANSIONS.
Casas Vanderbilt
thegildedageera.blogspot
elhistoriador.es
El Universal San Antonio
History.com
Dinastías Americanas: Vanderbilt.
Wikipedia.