P.C.G. La ballena varada en la ría de Huelva pasará a formar parte de la colección de animales de la Estación Biológica de Doñana, que cuenta con 150.000 ejemplares de todo el mundo. En esa colección figuran ya cerca de 200 cetáceos de todo el litoral andaluz (algunos de ellos también encontrados en aguas onubenses), de la cornisa cantábrica y del Mediterráneo como el que apareció en nuestras aguas el pasado lunes 31 de marzo.
Una vez realizada la necrosia, técnicos de esta Estación han procedido a la recogida del esqueleto de la ballena para analizarlo genéticamente y someterlo a un delicado proceso de blanqueamiento. Según ha declarado a HBN el investigador titular y conservador de la colección, José Cabot, «ahora tenemos por delante casi un año para dejar los huesos blancos. Es un proceso muy laborioso porque hay que macerarlos en agua, disolvente, amoniaco y hervirlos. Todo ello sin ser muy agresivos porque al ser un ejemplar joven los huesos no están del todo calcificado. Tenemos que tratarlos con mucho mimo».
Antes del blanqueamiento se tomarán muestras genéticas que permitirán saber en qué estado se encuentra la población de esta especie y cuál es el parentesco entre los individuos que se van encontrando. Según Cabot, «analizando las barbas del animal vamos a poder determinar también su procedencia. A través de los isótopos estables podemos saber qué alimentación tenía, cómo era la leche de la madre, y por tanto de qué zona del planeta proviene».
Lo que se sabe hasta ahora es que se trataba de un roncual común (balaenoptera physalus) de apenas un año de edad y 10 metros de longitud. Estos animales nacen midiendo 5 metros y pueden alcanzar una longitud de 22 y llegar a tener hasta 100 años de edad.
Que varara en Huelva no es casualidad porque según Cabot «Huelva es una zona privilegiada en la que confluyen ejemplares que vienen del norte de Europa y van hacia África».
De hecho, el hábitat de los cetáceos es mar abierto, tanto el Atlántico como el Mediterráneo, y los flujos migratorios forman de tránsito forman parte de su vida habitual tanto para la reproducción. Por eso es habitual también ver delfines por las aguas de la ría onubense.
Ahora el esqueleto de esta ballena permitirá obtener datos interesantes para la comunidad científica y para determinar nuevas políticas de conservación: «estos huesos pueden durar unos 200 o 300 años y nos permiten saber de esta especie sin tener que manipular individuos vivios. La colección de la Estación Biológica de Doñana es como una biblioteca abierta que sirve como fuente documental a científicos de todo el mundo (Nueva Zelanda, Inglaterra, España…) y a investigadores interesados en publicar algún estudio o material bibliográfico al respecto», ha explicado José Cabot.