Carlos Arroyo. Se volvió a abrir la Plaza de Toros de la Merced para los jóvenes valores del toreo. Y lo hizo por una buena causa, para colaborar con el Banco de Alimentos de Huelva en esta situación tan complicada que estamos viviendo. Lo único que faltó fue una afluencia mayor de público, que llenaron los tendidos en un tercio de entrada. Esperemos que el próximo sábado en el que actúa un onubense, Juan Ramón Jiménez, tenga más afluencia la cita en el coso mercedario.
Valieron los erales del ganadero portugués José Luis Cochicho. Los dos primeros, encastados, pusieron en dificultades a los novilleros que las saldaron lo mejor que pudieron, aunque se les concede las indulgencias de la inexperiencia. Tercero, cuarto y quinto, fueron más nobles que encastados, siendo el peor el sexto, con poca clase y rebrincado.
Abría plaza Fernando Flores, de la Escuela Taurina de Badajoz, que demostró buenas maneras ante un novillo exigente, que repone pronto. Tras el pinchazo hondo, se le concede una oreja. Antonio Muñoz Ruiz, del Centro Amate de Sevilla, estuvo superado por las condiciones del novillo, correoso y pronto, que no dejó estar a gusto.
Los mejores momentos de la tarde vinieron con el tercero y cuarto. Pablo Aguado, de la Escuela de Sevilla, mostró más oficio que sus compañeros, y cuajó una buena actuación. Muy templado, con mucho gusto y estética, realizó la faena más completa de la tarde, cortándole las dos orejas.
El portugués Diogo Manuel Marques Peseiro, de la Escuela Campo Pequeno de Lisboa, estuvo muy en novillero.Bullicioso, participó en todos los tercios, sobre todo con las banderillas. Quizás, en el portugués es donde más se reflejaron las ganas de un novillero. Mató mal, y cortó una oreja. En el quinto bajó todo.
Fernando Plaza, de la Escuela de Madrid, estuvo demasiado frío e indolente, por lo que no llegó a los tendidos. Hay que demostrar más ganas de ser torero. El francés de la Escuela de Beziers, “El Chispa” también estuvo bullicioso y con ganas, pero se le notó que está más crudo de sus compañeros, aunque también le tocó en suerte el novillo más deslucido de la tarde.