Valdelamusa, donde la Vida vive

Fachada del Casino de Valdelamusa.

(Las imágenes y el texto de este artículo, no corresponden a los contenidos del libro «Casinos de Huelva»)

 

Miguel Mojarro. 

Corta de Valdelamusa.
Corta de Valdelamusa.

Cada vez que tengo ocasión, paso por Valdelamusa, aunque sólo sea para saludar a los amigos, tomar unas tapas que sirvan de comida y pasear por la lomas que lo rodean. Aquí no hace falta preparar nada ni avisar a nadie. Porque los pinos están siempre y los amigos viven allí.



Vergüenza debería dar al resto del mundo por no vivir en Valdelamusa. Debe ser que no se han percatado aún de que la vida aquí no se pide prestada, sino que se usa al natural, con tan sólo dejar que entre por nuestros ojos, nos deje su aroma de mundo vivo y los oídos se asombren de recibir sonidos que parecían olvidados.

Valdelamusa tiene un Casino minero. Plano, hermoso y abierto, como todos los casinos mineros. Hecho para casino. Para los obreros de la mina que vivían en casas de una planta en su entorno. Porque los casinos mineros siempre están rodeados de casas mineras. Con explanada grande que lo identifica y favorece el acceso, reuniones cuando la noche es propicia y patio de luz inmenso de la casa de todos.

Fachada del Casino de Valdelamusa.
Fachada del Casino de Valdelamusa.

Los casinos mineros eran de todos los mineros, socios por definición de su pertenencia a la empresa explotadora. Sin necesidad de cuotas ni de adscripciones. Por el mero hecho de ser minero. Pero cuando la mina cerró, aquí y en toda la cuenca, los mineros quedaron condenados a emigrar o vivir de la pensión en sus antiguas casas. Y así sucedió. Unos, a Huelva, a Riotinto, a Calañas, … , a otros lugares en los que hubiese trabajo.

Pero las casas de siempre, las casas de los padres y abuelos, quedaron en su sitio, blancas y sencillas, rodeando al Casino, blanco y altivo. Y los que se fueron a otros lugares por ofertas laborales, no olvidaron que en Valdelamusa vive la vida. Y regresan cada semana o cuando los posibles lo permiten, a ver a sus padres, sus cosas y su casino. Porque siguen siendo socios. Como Dios y la mina mandan.

Dentro, en el amplio salón, las reuniones para comer o celebrar cosas nuestras. Con ventanales que son escaparate de lo que era el antiguo horizonte minero. Con el color y el aspecto de hace cincuenta años, como queriendo seguir siendo el exterior de este Casino.

En el bar, amplio y luminoso, partidas de todo, entre amigos que semanalmente se dan cita aquí, porque para eso es su Casino. Aunque el diario ajetreo se desarrolle a distancia, en otros sitios de Huelva.

Salón de Billar de Valdelamusa.
Salón de Billar de Valdelamusa.

Uno de mis placeres en Valdelamusa, es sentarme en el salón grande, cuando todos se hayan ido, y disfrutar de tres placeres de aquí: Unas tapas bien trabajadas por mi amigo José, un libro bajo la iluminación natural que penetra por los amplios ventanales y la estética minera del exterior.

En este salón uno puede leer el mejor libro o escribir increíbles impresiones. O simplemente imaginar el pasado aquí o recrear la propia vida en este entorno. O esperar sin pensar en nada, porque aquí no hace falta pensar, basta con estar.

Y continuar fuera, en la explanada que sirve para todo, pero sobre todo para sentarse en uno de los bancos y charlar con los amigos que viven en esas envidiadas casas bajitas y blancas. Bancos y árboles de siempre, que siguen dando cobijo a los de aquí y a los que venimos. Como si fueran continuación del Casino, como si esta explanada fuera el salón exterior, en el que se hace de todo, menos jugar al dominó, que eso se goza mejor sobre mesas y junto a café y manguara.

El Casino, todo el Casino, es prolongación de las casas, como esa parte que no hay que limpiar pero que se usa como si fuera el «otro salón», el grande, el de todos, porque el Casino de Valdelamusa es una especie de lugar familiar, en el que mayores y forasteros, niños y mujeres, centran sus actividades más allá del entorno casero.

Internet para niños y mayores (Porque aquí en las casas no suele haber eso), biblioteca, reuniones del pueblo, cursos, exposiciones, bingo el fin semana, centro cultural de la zona, … y cuantas actividades se planteen, encuentras en el Casino su lugar de disfrute. Que para eso es nuestra casa. Casa grande, pero de todo. O casi todos.

Y los fines de semana, cuando anochece el viernes, Valdelamusa saca a la calle a la gente que viene y a la gente que ha esperado a que vinieran. En el Casino, como casa que facilita encuentros y saludos. Como antesala de partidas que permiten olvidar la semana laboral durante un par de días.

Pero uno, que es de fuera y añora espacios de silencio y colores naturales, tiene sus querencias y cae en la tentación de ir más allá de esos árboles que sugieren caminos seductores. Como si las casas últimas tuvieran prolongación por su trasera, en territorios que también quieren ser mineros.

Miguel Mojarro, disfrutando de la charla con amigos en uno de los bandos.
Miguel Mojarro, disfrutando de la charla con amigos en uno de los bandos.

Los pasos sin prisa llevan cómodamente a un otero suave que asombra cada vez que lo visito. No es normal que un paseo por lo conocido produzca siempre la misma sensación de placer que la primera vez. Pero, una y otra vez, saboreo esa estancia y la visión siempre nueva de la corta, la más coqueta de las cortas, en su bien trazado perímetro rodeado de lomas verdes y caminos sugerentes.

Allí me siento a veces, en cualquier roca, con la única compañía de «los Confesionarios», esas rocas que esperan visita para poder charlar de sus cosas y de las nuestras. Que para eso están allí.

A veces no sé bien si vengo a Valdelamusa por el Casino o por la corta, por sus caminos o por la sombre de los árboles de la plaza, por los amigos o por el silencio, por las ruinas mineras o por el color de la tierra. Pero da igual. Una vez aquí, se elige. O no se elige, que también es una elección. Empezar por el Casino y terminar en él. Cerrar siempre el círculo sentado en una mesa del salón, con el último café y los ventanales abiertos a las luces finales del día. A las sombras, que también son una forma de luz.

Valdelamusa es sitio para venir a visitar la vida y charlar un rato con ella, estar en un casino minero y mirarlo desde los bancos de fuera, saludar a los amigos y estar un rato con el placer de la soledad de los caminos.

Valdelamusa es el sitio donde vive la Vida, no sé bien si es por su entorno o por su casino. Pero lo que sí sé es que la Vida paga su cuota de socia del casino. Por eso vive aquí.

Algunos venimos de vez en cuando de visita. A estar un rato con la Vida. En el Casino, claro.

Equipo Azoteas
www.azoteas.com


Puerto de Huelva

2 comentarios en «Valdelamusa, donde la Vida vive»

  1. Ente la Cueva de la Mora y San Telmo, en el Andévalo minero, y dependiente del término de Cortegana, Valdelamusa ofrece un maravilloso escenario paisajístico, lleno de contrastes. Esa fue la primera impresión que me causó cuando visite las minas de Aguas teñidas, a causa de mi actividad complementaria como docente en el máster de tecnóloga ambiental de la Univ. De Huelva, buscando lugares para que mis alumnos pudieran hacer las prácticas de empresa.
    Volví un par de veces después, pero no ha sido, hasta ahora, leyendo el excelente artículo de Miguel Mojarro, cuando he percibido la otra riqueza que encierra este pueblo de la serranía onubense, silencioso, apartado, casi olvidado, excepto cuando los turistas rurales quieren disfrutar de lo bello y de los sano, bello por sus paisajes y sano por la calidad de su aire y de su gentes.
    Pronto deberé visitar nuevamente la zona y ahora sería imperdonable no reencontrarme con la riqueza de su historia minera y con sus gentes, así que prometo conocer su Casino y, como dice Miguel, “visitar la vida y charlar un rato con ella”

  2. Solamente nos queda añadir a la aportación generosa que Benito hace a nuestros comentarios, que trataremos de estar allí cuando él visite Valdelamusa. Estar allí con la Vida y con Benito es doblemente grato.
    Y poder invitarlo a las tapas de mi amigo José, en el Casino, tras haber gozado de su conversación por los caminos de la Corta.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mercedes
csif
unia
Ecoembes
matsa
Hospital Quirón
Cocehu
Aguas de Huelva
Las cosas del toro
Atlantic Copper
Ayuntamiento de palos de la frontera
Caja Rural hipoteca joven
cepsa
Diputación de Huelva