El cantaor campillero José Luís Diéguez derrochó arte, humildad y sabiduría en la Peña Flamenca de Huelva.

José Luis Dieguez durante su actuación en la Peña Flamenca.
José Luis Dieguez durante su actuación en la Peña Flamenca.
José Luis Dieguez durante su actuación en la Peña Flamenca.

Redacción. José Luis Diéguez dejó patente el pasado viernes, 7 de marzo,  en la peña flamenca, que puede estar a la altura de cualquiera de los grandes, tanto en conocimiento, como en su forma de ser: un joven cantaor humilde nacido en El Campillo, el cual ha sido merecedor de entre otros premios, del Melón de Oro del Festival Lo Ferro 2013, el certamen de Fandangos Paco Toronjo de Alosno 2010, así como el concurso “Huelva Joven” organizado por la Fundación Cristina Heeren en ese mismo año.

Con un cante por Granainas comenzaba la actuación el citado cantaor, el cual dio muestras más que sobradas de las facultades que posee para el cante flamenco. El acompañamiento a la guitarra de Antonio Dovao es digno también de mención por cuanto que supo adaptarse al cantaor como anillo al dedo, y es que Dovao posee esa cualidad innata en el acompañamiento al cante que le hace merecedor del elogio de todos los artistas que pasan por el escenario de la peña flamenca.


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La solea fue uno de los palos mejor interpretados por el del Campillo, tal y como comentarían algunos aficionados que habitualmente se dan cita en la peña los viernes flamencos. El temple y el juego tonal demostrado por Diéguez hizo las delicias de los presentes. A pesar de su juventud, conoce y domina los estilos de Triana como si fuera oriundo de ese barrio sevillano manantial inagotable del cante flamenco tal y como comentara allá por los años treinta Tomás Pavón en algunas de las entrevistas en los diarios de la época.

La petenera, fue el cante con el que continuó el artista su actuación. Muy buena interpretación de un palo que se prodiga poco en los escenarios. Es de agradecer cuando un artista rescata del olvido algunos estilos de cante flamenco que lamentablemente se prodigan poco entre los artistas y aficionados.


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Alegrías de Cádiz con un repertorio muy amplio que nos recordaban los cantes de Aurelio, Pericón, El Tuerto, Espeleta y Manolo Vargas. Cuando se canta bien, lo difícil parece sencillo al oído y así lo transmitió Diéguez en su interpretación.

Tras las palabras de Ángel Romero, presentador habitual de los viernes flamencos, retornaron al escenario cantaor y guitarrista para ofrecer al numeroso público congregado en la peña dos cantes de los llamados de ida y vuelta: Milonga y vidalita.

Tras esto, cambio de tercio para ofrecer al respetable Tientos y Tangos donde la escuela jerezana de los Torre, Chacón y Frijones quedó patente en los estilos interpretados por el joven cantaor que tras poner en escena unos fandangos naturales de Manuel Mora “EL Comía” y de Manolo “El Carbonerillo” daría paso a un abanico de fandangos de Huelva y provincia recorriendo la geografía onubense en sus comarcas cantaoras. Así pudimos escuchar fandangos de Santa Bárbara, Almonaster, Cabezas Rubias, Calañas, El Cerro, Valverde o Alosno, con los que el artista cerró una noche de cante flamenco que fue digna de admiración, tal y como señala el segundo verso de famoso fandango cané de la peña flamenca de Huelva, que en esta ocasión da fe del potencial que para el cante flamenco tiene José Luis Diéguez, un cantaor que merece todo el apoyo que se le pueda ofrecer de cara a promocionar otra figura de primera línea al igual que otros artistas de Huelva que ya gozan del respeto y admiración de toda la comunidad flamenca.

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