Clotilde Ventoso. El pasado 12 de Febrero, se inauguró en la Sala de la Diputación del Museo Provincial de Huelva, una exposición de dibujo del artista Paco Pérez Valencia, nacido en 1969 en Sanlúcar de Barrameda ( Cádiz), donde tiene actualmente su estudio, pese a que desarrolla parte de su trabajo entre Sevilla, Madrid y Barcelona. Esta exposición la podremos disfrutar hasta el dia 9 de Marzo.
No se pretende con estas letras hacer, en sentido estricto, una crítica sobre la obra expuesta. Aquí sólo trataré de dar la visión personal como mera visitante del Museo, que acude a él para ver el último trabajo que se ha presentado en sus instalaciones .
Las puertas se abren y enseguida vemos pintada a mano por el propio autor, sobre una pared de pizarra negra, esta frase que a su vez da título a la Exposición:
» Los dibujos que salvaron mi vida’
Ante ese título, a cualquiera le latiría más fuerte el corazón, y enseguida, cuando la mirada se va deteniendo en esos dibujos de gran formato (2,30 x1.40), empieza uno a entender…
Porque Paco, al dirigirse a los que habíamos ido a acompañarlo en este día de la inauguración, dijo algo que se convirtió en la clave definitiva : «Durante estos meses me he sentido unido al mundo por la punta de mi lápiz »
Después de eso, y aunque no lo hubiera dicho, sus dibujos empezaron a hablarme. Y es que esos dibujos » son de verdad», porque hablan y «dicen»a su creador.
Decía Paul Klee que el arte no reproduce lo visible, hace lo visible; y Paco Pérez lo consigue.
Recorriendo con la mirada y el espíritu sus dibujos, uno siente y oye. En esa búsqueda del equilibrio a la que aspira Paco, en ese asumir la tragedia de la vida que consiste en querer siempre » ir más allá» , cuando nuestra posibilidad física como seres limitados nos lo impide, de pronto un dibujo nos grita diciéndonos que está cansado de esperar ese » no sé qué» que le hará descubrir un poco más » del misterio » .
Otros dibujos «me han parado»y he visto la búsqueda de purificación interior que sólo se consigue con ese sufrimiento que él deja impreso en sus miles de rayas azules, en las que ha gastado, como nos dijo, decenas de bolígrafos, que ha usado en manojos para que el sufrir se oyera y chillara en el rozar con el papel, sintiéndose en esos momentos, medio libre, medio prisionero… ¡ Cuantas horas «para mantenerse con vida» ! Y otros, me han dicho al pasar : » hoy estoy cansado, casi he perdido la esperanza » .
Dibujos que interpelan al propio autor y le preguntan qué más quiere de ellos, cuánta más sangre tendrán que dejar sobre el papel para que finalmente Paco pueda encontrar lo que busca.
Pero también me han llamado los dibujos que hablan de Paco, y me dicen que es muy feliz, que en realidad tiene lo que quiere y necesita, que su pasión es pareja a su equilibrio, y que están dispuestos a darle TODO.
Son dibujos acariciados , mimados, que le han extendido su playa de colores para que también sea » bailarín » sobre su arena de ceras y pasteles.
Algunos dibujos son Parábolas de la vida vivida como creo que debe vivirse, como pienso que él la vive; porque sus dibujos no mienten; y nos dicen que Paco la vive en continuo devenir, en continúa búsqueda, con amor y también con temor y dolor, porque es inevitable experimentarlos, pero siempre apasionadamente.
También nos muestra dibujos que hacen tanto ruido que nos ensordecen al contemplarlos; y ahí, como dice Hugo Mujica, sentimos que la mirada » oye «; y los que, por el contrario, apenas pasan de puntillas, para que Paco no se moleste, y en ellos el lápiz calla .
Y al final, en ese final que nunca llega, nos queda un artista: Paco, desnudo -porque sus dibujos no le permiten cubrirse- y ellos dicen A VOCES que Paco ya ha cumplido su deseo: estos dibujos «le han salvado la vida», y seguro que también han hecho mucho por nosotros.
Muchas gracias, Paco.