Ignacio Palacios Esteban. El 3 de marzo del año 1964, el buque petrolero Zorroza abordaba y hundía en la ría de Huelva al pesquero Dieguín, provocando cuatro víctimas mortales. El barco siniestrado tenía su base de operaciones en Punta Umbría, donde residían el armador y los tripulantes. El único superviviente, Francisco Morcillo García, cocinero del barco recuerda, después de cincuenta años, cómo sucedió este trágico naufragio:
“Salimos de Punta Umbría y llegamos a Huelva a las cuatro de la mañana. Alijamos el pescado (para vender en la lonja la pesca del día anterior), hicimos un poco de agua y salimos para la mar. Pasamos a la altura del muelle de Rio Tinto donde había un mercante descargando. Yo hice café.
Cuando pasábamos a la altura del muelle de gasoil le dije al Patrón si quería café y me dijo que no. Si hubiera tomado café no hubiera pasado nada, porque estaría yo en puente con él. Los marineros dormían y yo me disponía a dormir.
Cuando pasaba por la proa, los tripulantes de un mercante que estaban limpiando la proa de su barco nos gritaron ¡¡A dónde vais!! En pocos segundos, el mercante nos dio un leñazo y nuestra proa se puso mirando al sur. Yo salí disparado al agua. Me puse a nadar, hasta que vino el remolcador y me salvó. Iba con mucha ropa porque era invierno. Pude salvarme porque sabía nadar”.
El relato de Francisco es claro. El barco sale del muelle de la lonja y navega por la canal del rio Odiel hacia la mar, pasando frente al muelle de minerales de Rio Tinto hasta llegar a la altura del pantalán llamado de petroleros porque allí descargaban los barcos que abastecían la factoría de la Campsa. Desde el pantalán salió el petrolero Zorroza que se encontró de bruces con el Dieguin, produciéndose el abordaje. Francisco continúa su relato:
Murieron cuatro marineros, uno del golpe recibido y dos ahogados; el patrón murió del susto. Un marinero se salvó porque no salió a la mar. Se había quedado en la lonja vendiendo el pescado. El barco fue remolcado y llevado al puerto de Huelva, donde quedó varado en el muelle. Se veía que el golpe le había partido por medio.
No sé si hubo juicio. Me llamaron a declarar. Ellos hicieron lo que les dio la gana. Me dieron mil pesetas por la pérdida de la ropa. Campsa dio 50.000 pesetas a cada una de las familias de las cuatro víctimas.
No me quitó el sueño lo que sucedió. Había que ir a la mar. Tenía que trabajar y nada más. Tenia 24 años, casado y un hijo. Años después, fui víctima de otro naufragio. Esta vez en Marruecos. El barco en el que iba se fue al fondo. Nos salvaron otros barcos que estaban cerca.
El ‘Dieguín’ fue botado en Punta Umbría en el año 1958 en los famosos astilleros de ‘El Calé’. Tenía una eslora de 15 m., un puntal de 2 m. y una manga de 3 m. Desplazaba 16 TRB y disponía de un motor Scandia semidiesel de 32 Hp. Era, por tanto un barco pequeño, pero moderno con cuatro años desde su construcción. Su armador era Ángel Gómez Albert, conocido como ‘Angelillo’.
Quince barcos de Punta Umbría rastrearon la zona del naufragio hasta que localizaron el lugar donde se encontraba el Dieguín. Una grúa flotante de la Junta de Obras del Puerto enganchó el barco con dos cables y le izó, depositándole en la cubierta. Tenía toda la Bobadilla de la popa destrozada.
Elevado el barco por la grúa, pudieron verse tres de los cuatro marineros muertos. Faltaba el cuerpo del motorista que apareció poco tiempo después. Los cuerpos de los marineros rescatados fueron depositados en la cubierta de tres barcos y trasladados a Punta Umbría acompañados de una comitiva de quince barcos de la localidad. Les esperaban en el muelle una multitud de vecinos.
El buque Zorroza fue el primer petrolero español que se construyó en los astilleros de Euskalduna de Bilbao, botándose en la ría de Nervión el 30 de noviembre de 1921 con el nombre de Atza-Mendi.
Era un buque-tanque de grandes dimensiones que arqueaba 6.400 TRB. Lo adquirió Campsa y fue el primer petrolero que formó parte de la gran flota de cabotaje que desplegó esta Empresa Publica en la Península para el transporte marítimo de petróleo en régimen de monopolio.
Los marineros que fallecieron en este naufragio, son los siguientes: Miguel López Ceroche, patrón de pesca; Juan José Gonzáles de los Ángeles; Antonio Gabriel Ramírez Victorino, el único soltero; y Diego Hernández Morales, mecánico naval.