M. P. D. Elvira Navarro es una escritora que está triunfando en el difícil mundo de la literatura. Su trayectoria se inició con la publicación de La ciudad en invierno, en la editorial Caballo de Troya. Se trataba de un libro de cuentos que fue leído como una novela y que versa sobre los límites que los adultos ponen a los infantes y a los adolescentes. La ciudad en invierno tuvo una continuación temática en La ciudad feliz, su segundo libro, que publicó la editorial Mondadori.
Con esta trayectoria, a pocos ha sorprendido que acabe de lanzar su tercera novela, La trabajadora, en la editorial Random House, donde se hace cargo de la relación entre unas condiciones de trabajo precarias prolongadas en el tiempo y la enfermedad mental.
Tras la publicación de esta obra, que está presentado por toda España, nos acercamos a conocer un poco mejor a esta escritora y sus creaciones.
-¿Cómo es La Trabajadora? ¿Qué es lo que ha querido contar en este libro?
-Este libro cuenta la historia de Elisa, la protagonista, que se dedica a corregir libros para un gran grupo editorial que retrasa los pagos durante meses. La precariedad económica la obliga a compartir piso con una mujer que tiene algunos problemas mentales. Un asfixiante silencio sobre lo que concierne al trabajo y a la vida de la nueva inquilina lleva a Elisa a obsesionarse por saber quién es la persona que convive con ella.
Sus preguntas obtienen por respuesta una serie de ficciones con las que su compañera de piso sabotea cualquier posibilidad de que alguien la conozca o, al menos, eso es lo que cree Elisa, quien no concibe que la locura sea un lugar desde el que construirse voluntariamente.
-¿En qué se ha inspirado para diseñar esta historia?
-En 2003 compartía piso en Carabanchel, un piso de protección oficial enano y de mala calidad que, debido a la burbuja inmobiliaria, era caro. Acababa de licenciarme en Filosofía y no había manera de encontrar trabajo. Entonces esbocé un texto al que titulé ‘La trabajadora’, que más tarde retomé porque, cuando comencé a trabajar como correctora para editoriales, estuvieron seis meses sin pagarme.
-¿Dónde ha tenido la oportunidad de presentar tu novela?
-La obra se presentó el 29 de enero en Madrid y, de ahí, la he llevado por Valencia, Barcelona y, el próximo 5 de marzo, estaré en Sevilla.
-¿Qué espera conseguir con esta propuesta?
-Creo que, como escritora y lectora, he de esperar no que los libros se adapten a los lectores, sino que los textos encuentren sus propios lectores. A eso es a lo que aspiro con La trabajadora.
-Para terminar, ¿cuáles son sus recuerdos de Huelva?
-He de confesar que mi relación con Huelva es azarosa. Viví sólo seis meses en Moguer, cuando era un bebé, y después mis padres me llevaron a un pueblo de Córdoba. Volví a la provincia con veinticuatro años para hacer un curso en La Rábida. Me impresionaron el paisaje y la luz. Ahora, mi vida la desarrollo en Madrid.
-Algún mensaje para la gente de Huelva…
Que disfruten mucho de esa luz tan blanca y vital. Y, por supuesto, les invito a que conozcan mi obra.