El nieto de Maximiliano Tornet nos cuenta desde la Patagonia Argentina el destino de su abuelo tras marcharse de Riotinto

Mari Paz Díaz. Para los investigadores, historiadores y vecinos de la Cuenca Minera de Huelva, el nombre de Maximiliano Tornet permanece para siempre unido al destino de los mineros onubenses que participaron en la huelga del 4 de febrero de 1888 en Minas de Riotinto, en ‘El Año de los Tiros’. No en vano, su figura fue fundamental para la organización de esta protesta, de ahí que, tras las trágicas consecuencias de la manifestación, Maximiliano Tornet se viera obligado a abandonar la provincia de Huelva, donde había recalado en 1883.

Nacido en la Ciudad de las Tunas, en Santiago de Cuba entre 1855 y 1857, Maximiliano Tornet y Villareal llegó a España después de haber sido expulsado de la isla de Cuba por las autoridades españolas debido a sus ideas anarquistas. De este modo, llegaba a la Cuenca Minera onubense, donde entre 1884 y 1887 estuvo trabajando en la Riotinto Company Limited. Allí se dedicó a difundir su ideología entre sus compañeros hasta que la empresa lo colocó en su lista negra por sus ideas sindicalistas.

La pista de Maximiliano Tornet en los libros y artículos de investigación onubenses se pierde justo al finalizar la manifestación, cuando se vive un momento de represión que hace desaparecer cualquier atisbo de reivindicación de carácter laboral en la comarca minera. Por ello, a partir de aquí, los indicios sobre el paradero de Tornet no eran nada claros ni fiables, puesto que, según las fuentes utilizadas, se hablaba de su presencia en el sur de Francia o, incluso, de su fallecimiento.

Frente a estas especulaciones, Huelva Buenas Noticias ha podido localizar a uno de los descendientes de Tornet, que se encuentra en Argentina, desde nos cuenta las peripecias que vivió Tornet en el continente americano. Y es que el fallecimiento de Maximiliano se produjo en la ciudad de Paraná, situada en la provincia argentina de Entre Ríos, hasta donde llegó el sindicalista tras marcharse de Riotinto.

En concreto, este recorrido lo hacemos de la mano de uno de sus nietos llamado Belisario Torné -como ven se ha perdido la ‘t’ final del apellido-, que vive en la ciudad argentina de Trelew. Desde el sur de América, Belisario, más conocido como Nico, ha atendido la llamada de este medio de comunicación para contarnos detalles muy interesantes sobre la figura de Maximiliano Tornet, reflejo de que la huella de la provincia de Huelva sigue estando presente en esta familia 126 años después del ‘Año de los Tiros’.

Las primeras palabras de Nico se refieren, como no podía ser de otra forma, a los recuerdos que su familia le han transmitido de la etapa que vivió su abuelo en Huelva: «Mi abuelo Maximiliano en ese momento tenía su familia recién formada. Cuando se produjo el ‘Año de los Tiros’, mi abuelo tenía 33 años y era padre de mi tío Vao, nacido precisamente en Riotinto. Tras la huelga, en 1888, se marchó de Huelva con su bebé de tan sólo un año y su esposa María, de 18. Diez años más tarde, en 1898, cuando se encontraba en la ciudad argentina de Paraná  Entre Ríos, nacía mi padre Hatuey, de ahí que yo naciera en Trelew, Chubut, la Patagonia Argentina, en mayo de 1955«.

Con 58 años de edad, Belisario es el séptimo de los ocho hijos que tuvo el hijo de Maximiliano Tornet, Hatuey Reinaldo Torné, con María Ofelia Ferreira Wybert. A su vez, Nico es padre de familia de cuatro hijos y ya se ha convertido en abuelo, con cuatro nietos. Amante del deporte y de las técnicas de meditación, este argentino no olvida sus raíces españolas y, de hecho, ha viajado a España, además de otras ciudades del mundo, incluida Nueva York, donde, curiosamente, fue testigo del atentado contra las Torres Gemelas el 11-S.

Aunque haya pasado el tiempo, en la conciencia de esta familia está el hecho de que «mi abuelo paterno Maximiliano tuvo un papel fundamental en la Huelva de aquellos años. Líder indiscutido en la defensa de los derechos del trabajador minero, del medio ambiente y de lo que él consideraba justo desde el concepto de la anarquía solía decir: «…a cada cual según su necesidad y a cada quien según su capacidad…», unos ideales tomados del pensador ruso el Príncipe Kroptkin», explica Belisario.

Según le contó su hermana mayor Mary, hija del primer matrimonio de Hatuey, «Maximiliano Tornet huyó de la Cuenca Minera disfrazado de cura con mi abuelita María y el bebé Vao, llegando finalmente a Paraná, donde se instaló y trabajó de forma independiente hasta su muerte. Al parecer, su mujer María no permitía -incluso una vez que falleció- hablar del pasado de Maximiliano en Riotinto y la mina».

Esto podría explicar que durante muchos años no hayamos tenido ningún dato a ciencia cierta del paradero de Maximiliano Tornet. De hecho, al parecer, muchas de las cosas personales del sindicalista y sus recuerdos de su etapa onubense se quedaron en un baúl, además de que gran parte de sus pertenencias fueron a parar a la Embajada de Cuba en Buenos Aires.

Sobre su familia, Maximiliano Tornet tuvo cuatro hijos: Vao, Palmiro, Hatuey y Mercedes. El primero de ellos, Vao, soltero y sin hijos, se dedicó a escribano público. Palmiro, de carácter revolucionario, participó en la guerrilla con Paraguay y fue ejecutado sin descendencia. Y su hija Mercedes murió muy joven sin hijos.

Por ello, el único hijo de Maximiliano Tornet que tuvo descendencia fue el padre de Nico, Hatuey, que tuvo dos hijos de su primer matrimonio y, con su segunda mujer, la madre de Belisario, otros ocho hijos, de los cuales viven María Cristina, Mercedes Rayen, Ibis Guillermina y el propio  Belisario Reynaldo, habiendo fallecido ya Conrado Maximiliano, Leopoldo Vao, Ricardo Alejandro y María Ofelia. Junto a sus hijos, en total, suman más de 50 descendientes si se incluyen los nietos y bisnietos del abuelo Maximiliano Tornet.

En la actualidad, Belisario forma parte del llamado Foro de Amigos de Maximiliano, una entidad que lleva a cabo actividades diversas, desde maratones y triatlones, a actos culturales y turísticos, pasando por viajes. De hecho, a Belisario le gustaría realizar un viaje a Cuba -según nos cuenta cuando fallezcan Fidel y Raúl Castro- «con el objetivo de recabar información y hacer una crónica de Las Tunas, las tierras de los Tornet, Villarreal y Varona, donde nació mi abuelo. A mi regreso, mi intención será pasar por Paraná y lograr traer en una urna los restos de Maximiliano para enterrarlos con mis padres en Trelew«.

Un deseo que le gustaría realizar a este argentino con raíces españolas que sigue manteniendo un gran interés por Huelva, tanto que para despedirse nos manda un saludo: «¡Onubenses me siento muy feliz de contactarme con ustedes!».