Mari Paz Díaz. Si decimos el nombre de Francisco de Paula Oliva es probable que pocos sepan a quiénes nos referimos. En cambio, si hablamos de Paco Oliva, muchos onubenses tendrán claro de quién se trata y de la labor desarrollada en Huelva por este jesuita que, aunque nació en Sevilla, mantiene una gran vinculación con Huelva, tierra que conoce y quiere.
Tanto es así que, a pesar de su intensa actividad en Paraguay, Paco Oliva ha querido hacer un paréntesis para pasar unos meses en Huelva, un periplo que iniciaba el pasado noviembre y que finaliza este domingo 26 de enero, cuando regresa de nuevo a Latinomérica. Un tiempo que Huelva Buenas Noticias ha querido aprovechar para conversar con el jesuita, especialmente teniendo en cuenta que no tiene previsto volver a Huelva hasta la Navidad de 2016.
En este tiempo, según nos cuenta, ha tenido la oportunidad de ver cómo ha cambiado Huelva, a pesar de la situación de crisis actual. «Estoy maravillado de lo bonita que es la provincia de Huelva y de toda la riqueza natural que atesora», nos comenta emocionado. Una belleza que ha podido recordar durante esta estancia, pues ha aprovecho estos días para reencontrarse con muchos amigos y con los jóvenes onubenses que él conoció, con los que ha realizado diferentes excursiones por la provincia, por ejemplo, por el Guadiana, el río Tinto o El Rocío, entre otros.
Tres meses que ha aprovechado para estar con la familia, para descansar y para ver Paraguay con la perspectiva que otorga la distancia de cara a diseñar nuevos proyectos cuando regrese. Una vez en el país latinoamericano, Oliva tiene previsto ponerse en contacto con los representantes de diferentes sectores, tanto políticos, económicos o sociales, para ver en qué situación se encuentra Paraguay.
Pero antes de su marcha, Oliva ha querido recordar con nosotros sus inicios y los hechos más significativos de su trayectoria, una vida caracterizada por su compromiso social, religioso y político, desarrollado principalmente en América Latina.
Fue en 1964 cuando Paco Oliva fue ordenado sacerdote y destinado a Paraguay como jesuita. Allí ha trabajado desde entonces, a excepción de algunos intervalos provocados por diferentes acontecimientos.
La etapa más relevante en la que estuvo fuera de Paraguay, sin duda, fueron los 27 años de destierro que sufrió por la Dictadura de Stroessner, cuando Paco Oliva tuvo que marcharse del país. No en vano, esta etapa dictatorial duró 35 años, entre 1954 y 1989, un sistema al que no le gustaba la actividad desarrollada por Oliva con los jóvenes, porque, según nos cuenta el propio jesuita, «decían que le abría los ojos a la juventud en Paraguay».
En este periodo de destierro estuvo en otros países latinoamericanos, como Ecuador, Nicaragua o Argentina. Pero, además, vivió en Huelva durante diez años, entre 1986 y 1996, cuando trabajó en la Iglesia de San Francisco con los jóvenes onubenses.
«Cuando llegué a Huelva prácticamente me tuve que buscar el trabajo y pensé en la Iglesia de San Francisco. Empecé en una habitación y acabé ocupando dos pisos», nos comenta emocionado. No en vano, según recuerda, «llegaron a reunirse semanalmente hasta 500 muchachos, recibiendo una formación cristina integral». Y eso que cuando recala en Huelva le pidieron que descansara, pero pronto se buscó tarea, primero en la Parroquia de San Pablo y, luego, en el Centro San Francisco.
Para Oliva, esta etapa de su vida en Huelva fue muy interesante y entrañable, «porque todos pasaron una juventud formidable, tanto que todavía cuando me los encuentro me dicen de forma continua lo bien que recuerdan esa etapa. Jóvenes que ya hoy son adultos y con los que, en muchos casos he tenido, la oportunidad de vivir algunos encuentros y excursiones estos días de descanso».
Tras su estancia en Huelva, la trayectoria vital de Paco Oliva de nuevo le llevó a Paraguay. Tuvo un regreso apoteósico después del exilio forzoso. La sociedad paraguaya lo recibió con honores de Estado, puesto que su vuelta se vio como un signo de normalidad democrática. Además, este jesuita había logrado mantener el contacto con carta con sus conocidos.
Una vez allí, en un principio estuvo trabajando en la Universidad de Paraguay, pero «me fui porque lo que yo quería era seguir ayudando a los jóvenes. Así que me marché a ‘Bañado Sur’, una de las zonas más pobres de Asunción, la capital paraguaya», nos comenta Oliva.
Para llevar a cabo su labor siempre ha contado con los medios de comunicación, una de sus grandes pasiones. En concreto, Pa’i Oliva realiza en América un programa de radio diario y escribe un artículo en una revista todos los días. Una muestra de su interés constante por el periodismo, con el que ha difundido sus ideas en un país donde el 80% de las tierras están en manos de un grupo reducido de personas, lo que provoca grandes diferencias sociales.
En el ‘Bañado Sur’, Francisco Oliva es conocido como ‘El Pa’í Oliva’. Allí vive desde 1996 realizando una actividad social que va desde becas a apoyo alimentario, pasando por impartir clases universitarias.
Ahora, después de estos meses en Huelva, Paco Oliva regresa a Paraguay con ilusión y con ganas de continuar trabajando. Antes de su regreso, el Pa’í Oliva deja un mensaje para los jóvenes onubenses a los que le anima a que «se unan todos y se comprometan a salir de la crisis, porque son el presente y el futuro. Tienen en su mano hacer una pequeña revolución sin violencia«.
Este es el mensaje que Paco Oliva deja en Huelva, a la que no volverá hasta la Navidad de 2016. En este tiempo, asegura que echará mucho de menos esta tierra y, sobre todo, «a los amigos, así como lugares de la provincia como la Sierra y, por supuesto, el mar onubense».
2 comentarios en «El jesuita Paco Oliva anima a los jóvenes de Huelva a unirse para construir un futuro mejor»
Muy buen reportaje para un hombre que lo ha dado todo,absolutamente todo,por el hermano.Te admiro y he disfrutado mucho al leer esta entrevista y en muchos momentos me he sentido identificado contigo:tú en Paraguay y yo en Guatemala.Hemos llevado vidas paralelas.UN abrazo de amigo y hermano en el sacerdocio.
Enhorabuena Mari Paz un magnífico artículo como nos tienes acostumbrados.
Saludos.