Miguel Velasco Márquez. Recién estrenado el año 2014, echamos la vista atrás para recordar los mejores destellos cinematográficos que nos ha dejado el año finalizado.
1. Amour.
Desde su estreno sabíamos que la obra maestra de Haneke encabezaría ranking cinematográfico en medio mundo. La crítica la aplaudió unánimemente y los premios no se hicieron esperar, con nominación para los Oscar incluida.
Golpe al estómago sin contemplaciones, narrada con la hondura y tristeza de lo cotidiano, de lo que sabemos nos traerá el mañana. Un año después sigue doliendo.
2. La vida de Adele.
Algunos se quedarán con las explícitas escenas de sexo lésbico entre las dos protagonistas. Otros se rendirán por completo ante la cinta más laureada del año.
Una epopeya desgarrada, hermosa, cruel y sincera hasta límites insospechados. Un auténtico milagro cinematográfico y, quizás, la historia de amor más hermosa que jamás se haya visto en una pantalla de cine.
3. The Master.
Paul Thomas Anderson, el que está llamado a ser el Kubrick del siglo XXI, nos regala con The Master su obra más compleja y sólida. Un estudio prodigioso de personajes bajo el telón de fondo de la Iglesia de la Cienciología.
Obra profundamente abstracta con un Joaquín Phoenix descomunal. Sin duda, la propuesta más compleja y arriesgada del año, cuyo auténtico valor será reclamado con el tiempo.
4. Django, desencadenado.
El homenaje definitivo al spaghetti-western de Tarantino. Es grosera, delirante, audaz, divertida, plagada de réplicas memorables. Un retrato narcótico sobra la esclavitud americana en manos de un genio en estado de gracia que firma su mejor película desde Pulp fiction. Christopher Waltz se come la pantalla a dentelladas en cada plano.
5. La gran belleza.
Ésta es una de las cuatro películas (ojo, cuatro de diez) que no han pasado por las pantallas de cine de Huelva. Somos muchos los que llevamos años peregrinando al cine Avenida de Sevilla para poder degustarlas, ya que parece misión imposible que los cines onubenses dediquen una mísera sala al cine europeo. Eso sí, cuando llega el Festival de Cine Iberoamericano nos damos golpes en el pecho por la difusión e importancia que Huelva da al buen cine (risas enlatadas).
La gran belleza es la película que rodaría Fellini de seguir entre nosotros. Paolo Sorrentino hace de médium y firma uno de los mejores arranques cinematográficos de la ultima década. No sólo es tan buena que parece de Fellini, es que ésta desmesurada y decadente oda a Roma y al desencanto existencial de un escritor (prodigioso Toni Servillo) es un clásico instantáneo.
6. Blue Jasmine.
A estas alturas no vamos a descubrir a ese genio llamado Woody Allen. Su apabullante legado habla por sí solo y, con el paso de las décadas, se ha convertido en todo un género en sí mismo. Pese a que sus últimas obras carecían de los chispazos de genialidad propios del maestro, con Blue Jasmine vuelve a poner a cada uno en su sitio.
Parece un remake de Un tranvía llamado deseo bajo el contexto económico actual. Allen se encarga de disparar tras la cámara al espectador sin piedad, realizando un ejercicio analítico del personaje de Blanchett y su relación con su hermana y su pasado supremo. El Oscar de este año ya espera a que Cate Blanchett suba a recogerlo.
7. Nymphomaniac. Parte 1.
Desde aquella lejana obra de arte llamada Dogville, Lars Von Trier no aparecía tan inspirado. El megalómano danés hechiza, se vale de elementos tan contrarios entre sí como el porno, la religión, la pesca o la música de Bach para tratar de encontrar sentido a la fascinación que el sexo produce en las personas.
Es el ejercicio intelectual del año. Una metáfora del espíritu primate que habita en todos nosotros filmada por un genio chiflado.
8. Gravity.
Alfonso Cuarón presenta una obra con alguna imperfección narrativa, con algún que otro punto muerto y con Sandra Bullock. Pero su propuesta es tan arriesgada y visualmente sin precedentes que logra trascender. Es el paso evolutivo cinematográfico que 2001: Odisea en el espacio esperaba.
¿Habéis estado alguna vez en el espacio?, los que han disfrutado de la cinta de Cuarón pueden afirmarlo sin paliativos.
9. Expediente Warren.
Aunque su originalidad sea escasa, Expediente Warren asombró a público y crítica por revitalizar ese género moribundo llamado de terror. James Wan coge uno de los argumentos más manidos en historias de este tipo y, gracias a una sabiduría visual apabullante, consigue tener al espectador 112 minutos completamente aterrado.
Pretendidamente camp, de aires ochenteros y rodada a la antigua usanza, Expediente Warren ha conseguido que unos cuantos miremos de reojo al armario antes de dormir.
10. Los miserables.
La que estaba llamada a ser la obra maestra del año, se quedó en notable alto por una flojísima dirección de Tom Hooper. Pero es tanto el cine que guarda dentro, tanto el inmenso talento de sus actores y tan sumamente redonda y brillante el libreto de Víctor Hugo que Los miserables eleva el vuelo hasta sacarnos las lágrimas sin contemplaciones.
Anne Hathaway nos regala los cinco minutos más eléctricos de 2013 en un solo plano.