Elisabeth Méndez. Extrovertida, alegre, muy sociable y con una imaginación que desborda límites. Así nos recibe la onubense Asunción Carrasco en su actual residencia en la ciudad italiana de Salerno, donde se encuentra desde el pasado mes de septiembre estudiando en la Universita’ degli Studi, centro en el que espera finalizar en este 2014 la carrera de Derecho que comenzó en la Universidad de Huelva.
Una estancia que, según confiesa, está siendo “maravillosa” y de la que está aprendiendo mucho, aunque extraña mucho su tierra, Huelva, y en concreto su pueblo, Bonares, a su familia, a sus amigos y al C.D Bonares Bonafru, el equipo de fútbol de su localidad y del que admite ser “una fan muy fan, no dejo de sentir nostalgia los domingos sin poder verlos”, declara.
Conocer nuevos lugares y personas es una de sus mayores debilidades, hecho que la impulsó con tan solo 17 años a aventurarse a viajar sola al extranjero, primero a Londres y posteriormente a Estados Unidos, cruzando en esta segunda expedición el charco para mejorar su idioma en una escuela situada en el corazón de Miami, donde, según nos cuenta, tuvo el placer de convivir con diferentes culturas.
Ahora, tras varios años de estudio en la Universidad de Huelva, realizando el Grado en Derecho, especializándose en Derecho Privado, ésta inquieta bonariega ha decidido emprenderse en una nueva aventura que le está permitiendo, además de disfrutar de la cultura italiana, la convivencia y aprender un nuevo idioma, ampliar sus conocimientos sobre leyes en un país con el que España comparte un origen histórico común.
– Asunción, ¿Qué te motivó a viajar y residir en un país extranjero?
– Siempre me ha gustado la idea de viajar, salir de España y conocer otros lugares. Con 17 años tuve la oportunidad de trasladarme a Londres y realizar un curso de inglés en ‘Goldsmiths’College’, viaje del cual guardo muy buenos recuerdos y amistades. Años después, encontrándome de nuevo en Huelva, se me presentó la oportunidad de volver a realizar un curso de verano, pudiendo elegir el destino que quisiera, y…¡ahí estaba yo decidida a hacerlo!. El sueño de cruzar el charco lo había tenido siempre y sin dudarlo me decanté por Estados Unidos, donde disfruté durante casi un mes de una experiencia inolvidable y enriquecedora en la escuela ‘Open Hearts nternacional College’, situada en el corazón de Miami, lo que me permitió estar expuesta a una gran diversidad cultural debido al ambiente internacional de la escuela.
Y como nunca hay que cerrar puertas, cuando se me presentó en 2013 la oportunidad de poder echar una beca y conocer otro país, otro idioma y otras costumbres, decidí aprovecharla y emprender una nueva aventura. Cierto es, claro está, que la idea de salir de tu país, de tu entorno y de tu mundo conocido, siempre te asusta un poco, pero yo soy de las que pienso que siempre hay un lado bueno en este tipo de experiencias, y tener la oportunidad de aprender todo eso y enriquecerte como persona es con lo que hay que quedarse.
– ¿Y por qué a Salerno?
– El país sería Italia, era lo único que tenía claro al echar la beca. El lado malo de irte de Erasmus siendo estudiante de Derecho es que cada país tiene sus propias leyes y regulaciones, y al irte eres consciente de que estas estudiando el derecho de otro país. Es por eso por lo que pensé en un país cuya codificación tuviera un origen histórico común, para qué al menos no fuera tan diferente, y mi mejor opción fue Italia. La elección de Salerno fue porque, una vez decidida a echar la beca, una amiga, Elena, me dice que también quiere irse a Italia. Ella estudia economía, y buscamos destinos en Italia que nos coincidiera a ambas, y Salerno se nos presentó como una opción que nos gustó a ambas y decidimos ponerla en el primer destino de preferencia, destino que nos concedieron a ambas, ¡y aquí estamos!.
– ¿Y qué es lo que estás haciendo actualmente?
– Ahora estoy estudiando en la Universita’ degli Studi di Salerno, donde quiero finalizar la carrera. La situación económica en Italia es muy parecida a la de España, y encontrar un buen trabajo aquí es complicado, por lo que estoy centrada cien por cien en mis estudios.
– ¿Cómo fue la adaptación a tu nuevo hogar?
– La adaptación ha sido buena, al principio pues lo típico te vas de excursión por la zona para saber dónde está cada cosa y conocer los rincones de la ciudad donde al fin y al cabo vas a vivir. A pesar de tener la misma hora que en España, aquí al estar más al este, amanece y anochece antes, por tanto el horario es diferente. Se almuerza a las 13:30 y a las 20:00 ya andas cenando, pero te adaptas bien a eso. Al horario que no te adaptas ¡es al de los autobuses! (risas), es un servicio bastante pésimo la verdad, puedes llevarte más de una hora esperando que pasen, se hace bastante pesado.
Por otro lado la convivencia es muy buena, cada una tenemos nuestras cosas, somos 6, cada una tiene una personalidad diferente y a veces chocamos, pero entendemos que estamos lejos de casa, y que nosotras mismas hemos formado nuestra pequeña familia en Salerno y que al final nos tenemos las unas a las otras.
Vivimos en un piso, no muy grande pero muy acogedor, situado en una amplia avenida, con muchos establecimientos de todo tipo, lo que te hace la vida allí un poco más fácil. Estamos a unos 5 minutos del centro, pero nos compensaba. Es un piso relativamente nuevo, y dar con él, después de todos los pisos malos que vimos fue una alegría. Sólo tiene una pega, y es que hay un cuarto de baño para 6 chicas…a la hora de arreglarnos ¡es un poco caos!
– ¿Y a que otras dificultades has tenido que enfrentarte?
– Siempre es duro sacarte de tu ‘zona de confort’, levantarte y no ver a los tuyos. Cuando te vas lejos de casa es cuando verdaderamente eres consciente de lo que puedes llegar a echarlos de menos.
A Salerno llegué a finales de septiembre. La temperatura era la típica de verano, por lo que pensé que en invierno más o menos estaríamos como en Huelva, ¡pero para nada! (rosas) ¡no he pasado tanto frío en mi vida!.
Por otra parte, en Bonares vivía con mis padres, y tendia y recogía la ropa, ponía y quitaba la mesa…y cosas así, pero cuando te vas lejos, a esas tareas se les une el tener que poner las lavadoras y hacerte diferentes comidas, no solo tortillas, macarrones o arroz ¡un mundo nuevo vaya! Supongo que al fin y al cabo es algo más a tu favor, pues aprendes a hacer todo eso que no hacías en casa. ¡Pero nada cómo la comida de tu madre! (risas).
– Asunción, cuéntanos cómo es la ciudad en la que resides.
– Salerno es una bonita ciudad al sur de Italia, una de las más grandes de la provincia de Campania, tiene playa y montaña. Tiene un gran paseo marítimo por donde damos largos paseos ‘Lungomare’. La universidad se encuentra en las montañas, es una universidad moderna con un campus enorme y muchas facultades. Nos ofrece unas vistas bonitas del paisaje y más ahora con todas las montañas nevadas. La gente es muy amable y siempre están dispuestos a ayudarte sobretodo las primeras semanas cuando no nos manejábamos mucho con el idioma y no encontrábamos los sitios.
– Háblanos de las tradiciones de esa zona.
– Una de las cosas que he conocido aquí ha sido la Navidad. En esta ciudad se vive mucho esta fiesta, y llenan toda la ciudad de luces navideñas, durante tres meses (noviembre, diciembre y enero). Un verdadero espectáculo dedicado cada año hay una temática diferente, y este ha sido el ‘Giardino Incantato’ (Jardín encantado). Invito a todos a venir y conocer la ciudad durante estos meses y disfrutar de la decoración, esculturas, bombillas y figuras que los vecinos se llevan preparando durante todo un año. Por ahora, es la única que he conocido, pero espero vivir alguna tradición más.
– ¿Y alguna anécdota para compartir con nosotros?
– Anécdotas muchísimas. La primera fue que nada más llegar a Salerno, Elena y yo teníamos un piso ya mirado que resultó no tener mucho que ver con el que nos ofertaban, anocheció y aun estábamos dando vueltas con las maletas a cuestas buscando algún sitio para pasar la noche, con todos los hostales ocupados, ¡un susto para las madres!. Otra fue cuando decidimos ir con unos amigos a visitar el Castillo Arechi, en lo alto de una montaña; fuimos en autobús y mientras visitamos el castillo nos mojamos porque no dejaba de llover, y para colmo, en la vuelta…¡qué raro! No pasaba autobús hasta dos horas después, por lo decidimos volver andando y bajar la montaña, cruzando carreteras, campos y encontrándonos con vacas enormes y ¡un cerdo! que nos hizo correr bastante (risas). Y una última anécdota podría ser que, cuando se acercaban las navidades, a una de mis compañeras se le ocurre la genial idea de disfrazarnos con lo que había en casa y crear un Belén viviente para darle una sorpresa a nuestros amigos, quienes se rieron un poquito de nosotros (risas).
– Noto que estás viviendo una buena experiencia.
– Si, la estancia está siendo maravillosa, estoy aprendiendo mucho y disfrutando mucho más aun. Viajamos cuando podemos a conocer otros rincones de Italia, he podido visitar Pompeya, la Costa Amalfitana y Roma. Espero antes de volver a España visitar un poco más el norte.
– ¿Y tienes ganas de volver a Huelva?
– Siempre tienes ganas de volver y estar con la gente que te quiere y te arropa, sobre todo cuando se ha tenido un mal día. Pero me quedan aún unos meses que voy a aprovechar al máximo, antes de volver.
– ¿Qué es lo que más echas de menos de tu tierra?
– El ambiente, la comida, la familia y amigos. Este año no he podido disfrutar de mis fiestas patronales de Bonares, y ha sido la primera vez en mi vida que me las pierdo. Pasé una semana bastante mal la verdad, sabiendo que estaban todos amigos preparando y organizando las cosas y yo tan lejos. También echo de menos el ‘pucherito de mi tita Juanita’, las ‘tortillitas’ de bacalao de la abuela, el café con mis amigas los viernes, mis ‘ratitos’ de sofá con la ‘estufita’, el partido de los domingos del Bonares Bonafru… Echas de menos prácticamente toda tu rutina.
– ¿Qué nos dirías sobre Huelva?
– Huelva es un todo, allí he nacido y vivido toda la vida. Es mi tierra y es donde espero seguir haciendo mi vida, si luego la situación laboral me lo permite. Tengo muchos recuerdos de Huelva y de Mazagón, donde veraneo, pero sobre todo de mi pueblo de Bonares y de los mios.
– ¿Y qué te dice tu familia y amigos de tu experiencia?
– Que disfrute mucho de cada día y de esta oportunidad. Pero sobre todo que estudie mucho y que las traiga todas aprobadas. Soy consciente de la importancia que tiene formar parte del programa Erasmus, que acoge a miles de universitarios cada año en los diferentes países de la Unión Europea, y de lo que aporta un programa como ese a un expediente académico, por ello, es una experiencia que recomendaría sin dudarlo, pienso que estas oportunidades no se presentan siempre y hay que aprovecharlas.
– ¿Tienes planes de futuro?
– Ahora mismo, como he dicho anteriormente, quiero terminar la carrera, cuando llegue a España realizaría las prácticas y trabajo de fin de Grado. Y me gustaría hacer un Máster de Abogacía.
– Y una última pregunta, ¿Qué seria para ti, Asunción, una buena noticia?
– Me gustaría muchísimo que la situación de mi país se arreglase. Tomé la decisión de irme fuera de mi país para seguir formándome y seguir aprendiendo y es lamentable saber que hay gente que tienen que verse en la situación de tener que salir de su país y dejar todo atrás por necesidad, y no por vocación.