Ana Rodríguez. Fotógrafa y diseñadora de interiores, Ana Escobar es una onubense que partió fuera de Huelva hace unos años para labrarse un gran futuro en otras tierras. Pasó por Japón y finalmente se ha asentado en Londres donde, además de montar su propia empresa, ha hecho realidad uno de sus sueños: trabajar para el Tate, conocido también como Museo Nacional Británico de Arte Moderno, el museo de arte más famoso del mundo junto con el MOMA de Nueva York.
Ana nació en Huelva capital, aunque reconoce que su corazón se siente de Mazagón, el lugar en el que pasaba cada fin de semana cuando residía en Huelva, donde jugó, creció, tenía a sus amigos y donde aprendió a amar y respetar el mar.
El año 1996 fue la primera vez que decidió emprender sola su camino y marchar a descubrir las sorpresas que el destino le tenía preparadas. Se fue a Barcelona por motivos laborales, trabajando por aquel entonces en El Monte. Tras conocer esta gran ciudad regresó a Huelva, aunque en pocos meses supo que quería “explorar el mundo y a mí misma. Saber qué hay más allá de lo que conocemos y exponerme a una cultura opuesta a la nuestra”, asegura la onubense. Así pues, hizo las maletas y se marcó como destino Japón, residiendo en Tokio durante un año. “La experiencia no pudo ser más positiva”, recuerda Ana, quien añade: “De Tokio aprendí que podría hacer siempre lo que quisiese. Que soy fuerte, arriesgada y resolutiva. Esa experiencia ha marcado definitivamente el resto de mis pasos en mi vida”.
Tras Japón, vivió en Londres unos meses, pero no le llenó, no era ‘su momento’ para enfrentarse a esta ciudad que tiene su propio pulso, así que se trasladó a vivir a Madrid, donde ya residían algunos de sus mejores amigos, y empezó a formarse en Diseño de Interiores.
Madrid la cautivó y allí pasó cinco años, llegando a ejecutar labores de diseñadora en el estudio Interiores, pionero en su día a nivel nacional. En este tiempo, su pasión por la fotografía fue creciendo y decidió prepararse para ser fotógrafa. Sin embargo, al descubrir que Arte-Fotografía no existía en España como disciplina, se informó de otras escuelas en Europa donde sí se impartiera y descubrió la Universidad de Artes de Londres, así que volvió a poner rumbo a las islas británicas, donde aterrizó en 2004 buscando hacer su sueño realidad.
Mientras trabajaba, primero realizó dos cursos de fotografía técnica (ABC Diploma en LCC) y luego comenzó la diplomatura que había ido a estudiar. En su segundo año de carrera, su obra ‘Free Fall’ fue nominada en la final mundial de Sony de Fotografía en Canes. “Aquello fue una sorpresa y me dio fuerzas para seguir luchando fuerte mientras trabajaba a tiempo parcial en el Teatro Nacional. Finalmente, me gradué en 2010 con mención honorífica en mi disertación, un detalle a tener en cuenta porque documentarse, pensar y disertar en otra lengua ¡te hace sudar sangre!”, comenta orgullosa Ana Escobar.
A día de hoy, esa relación de la onubense con la capital británica que no comenzó del todo bien, ha llegado a convertirse en un gran amor del que la fotógrafa nos da cuenta en esta entrevista:
– ¿Qué siente usted por Londres?
– Me siento enamorada de Londres. Es una ciudad sin límites, donde la recompensa llega tras el trabajo duro. Puedes ser quien quieras y, como dicen los ingleses, el cielo es el límite. ¡A mí el enamoramiento me aumenta con el tiempo! Londres me ha permitido ser, soñar, creer y hacer. Sigo trabajando duro para pagar ese débito.
– Además de en el Reino Unido ha vivido en Japón, ¿qué se lleva de ambos países?
– De Japón es todo, tanto que no sabría por dónde empezar. Si he de elegir, de allí aprendí el concepto de honradez, es realmente muy diferente al nuestro. De Inglaterra he aprendido a ser gentil, a respetar los espacios interpersonales y a ser educada en las formas como recuerdo que mi abuela era.
– ¿Dónde trabaja en Londres?
Actualmente, compagino un contrato como fotógrafa en Tate con mi propia empresa de fotografía. La posición en Tate me llena de orgullo, ya que ha sido un sueño hecho realidad tras 10 años de duro trabajo desde que llegué a Londres. Creo que en la primera semana viviendo aquí descubrí el Tate Modern. Tenían la instalación ‘The Weather Project’ de Olafur Eliasson en el Turbine Hall. Me impactó tanto que desde entonces soñaba con formar parte de una institución cultural capaz de llevar ese tipo de arte al público masivo y de un modo gratuito. Creo fervientemente en el poder transformador del arte en la sociedad, independientemente del nivel cultural, estilo de vida o creencia moral o religiosa del individuo. Diez años después, ese sueño es realidad y así yo aporto mi grano de arena para ayudar a formar una sociedad más creativa y feliz.
– ¿Y su empresa?
– Mi empresa me realiza como emprendedora que soy, dejándome desarrollar mi parte más libre y empresarial. Entre mis clientes se encuentran Las Casas del Parlamento, el London School of Economics, Saint Martins University, London College of Fashion, The Bartlet, EDF y otros clientes privados. Entre figuras públicas, cuento con Mr. Jimmy Choo, Jerry Hall o Georgia May Jagger, junto con otras del mundo del arte como Marina Abramovic o Daido Moriyama así como políticos y parlamentarios. A la vez, saco tiempo de debajo de las piedras para desarrollar mi propia obra de arte.
– ¿Cuál ha sido su trabajo más destacado?
– Para mí no hay trabajos más o menos importantes. Cada momento tiene su meta, su cometido. Yo recuerdo especialmente una exposición que comisarié en 2007 en Londres. Ocupé un parking en desuso y monté un Festival de Arte durante un fin de semana. Participaron 25 artistas, músicos y actores. Hubo performances, instalaciones y talleres. Conseguí que me montasen la instalación acústica, eléctrica, las bebidas y todo con presupuesto cero. Para mí ese trabajo, que no tuvo ninguna repercusión mediática, es uno de los más importantes que he realizado a día de hoy. Un trabajo hecho desde la absoluta fe a los principios de uno.
– Dentro de la fotografía, ¿tiene alguna preferencia?
– Me gusta mucho trabajar en estudio, tiene un carácter muy espiritual. Trabajar con film en gran formato es un placer. Este tipo de trabajo es más pensado, más preparado, más conceptual. En el otro extremo, disparo muchísimo con el móvil. Captar la sorpresa y la imagen chistosa de la vida de la ciudad es algo mucho más espontáneo y ligero.
– ¿Hay lugares más susceptibles de captar que otros? De todos en los que has vivido ¿con cuál se quedaría y por qué?
– A mí, como fotógrafa, me interesa sobre todo la gente y, en particular, la gente que conozco y quiero. Me atrae lo cotidiano, la belleza inesperada, los impulsos emocionales. Retratar lo que se sale de lo socialmente impuesto como ‘fotografiable’. Captar lo que es bello para mí, a ser posible bajo una bella luz. A este trabajo lo llamo yo el emocional.
Al mismo tiempo, también me despierta el intelecto la fotografía pensada, calculada, planeada con un fin. Ésa no parte de la tripa, es otro tipo de trabajo más dentro del marco del arte contemporáneo. Creo que cada campo tiene su encanto y su momento para ser desarrollado.
– ¿Y en este momento qué proyecto está abordando?
– En mi momento presente estoy intentando mezclar lo emocional y lo pensado en un intento de ser ‘whole’, de integrar mi Ana más emotiva y mi Ana más intelectual en una sola obra. Ahora trabajo en un proyecto llamado ‘Talk to me’, en el que tiendo un puente de diálogo con mi subconsciente a través de mis sueños. De este modo, no abandono mi necesidad de crear sin objetivos más que el placer de investigar a través del arte. Este proyecto lo estoy desarrollando durante un año con el apoyo teórico-creativo de un grupo de artistas, arquitectos, filósofos, pensadores etc. como parte de la serie de BMW ThoughtWorkshops. Al mismo tiempo, presenté un proyecto para el próximo Festival de Glastonbury con un grupo de arte feminista con el que colaboro desde 2009, donde exploramos de un modo muy lúdico el concepto de pecado original y el espacio confesional.
– ¿Cómo es su vida en Londres?
– Mi vida en Londres va por periodos. Puede ser muy muy rápido y ocupado o muy lento, dependiendo del número de proyectos en los que esté envuelta al mismo tiempo. Londres es loco y rápido y todo está lejos. Yo soy afortunada por vivir ceca de casi todo mi círculo social. Aun así, hay veces que he de poner citas para encontrar tiempo y hablar por teléfono con alguna amiga que viva más al norte de la ciudad. El ritmo es el que tú te plantees. Aun así, yo encuentro tiempo para todo, para estar al día con la vida cultural de la ciudad y ¡hasta para ir a bailar una vez al mes!
– Además de a trabajar, ¿tiene alguna otra dedicación o hobbie?
– Hace dos meses decidí incorporar un nuevo hobbie a mi vida, algo que no estuviese relacionado directamente con el mundo del arte, y me compre un ukelele. ¡Mis tardes ya no son lo mismo! He sustituido la tele por tocar y cantar un rato cada noche. ¡Mi vida es mucho más divertida! Aparte de eso, soy una loca de las plantas, tengo como 20 en el salón, y mantengo vivos dos peces. Me cocino cada día (esto ya no es tan londinense) y hago al menos un pastel a la semana (¡los flapjacks orgánicos son mi especialidad!) He de reconocer que no me da para más.
– ¿Está contenta en Londres? ¿Desea volver a España (algún día)?
– A mí me gusta mi vida en Londres. En 2011 me entrevistaron en ‘Andaluces por el Mundo’ y creo que este amor, respeto y pasión hacia Londres quedó patentemente claro. Me gusta la cultura inglesa y he aprendido a apreciar y celebrar la famosa flema británica. Yo voy a España cada tres meses, me siento muy cerca de los que quiero (un premio para los creadores de Skype y Wassap). Como deseo, yo no deseo volver a España, yo deseo ser feliz y poder desarrollarme donde quiera que esté. Ahora bien, ¡he de reconocer que una buena mojama y una hueva a la plancha es algo que siempre hace que se me mojen los ojos al verlos en un plato! ¡Y el sol! El lugar te da unas cosas y te priva de otras. Cada momento de la vida, o las necesidades en cada momento, son las que hacen decidir dónde y qué.
– ¿Ha hecho muchos amigos?
– Tengo amigos de todas las nacionalidades, religiones, orientaciones sexuales, edades y capacidades. Éste es el mayor regalo que te puedes dar cuando vives en una ciudad tan multicultural como Londres, probablemente la ciudad más multicultural del mundo. Si piensas que tu cultura, país o raza es mejor que otro, ve a vivir a Londres y aprenderás que todos esos conceptos institucionales no tienen en realidad ningún sentido.
– Un mensaje para animar a sus paisanos a que le hagan una visita…
– Londres no necesita ser vendida… a mí me visitan sin parar porque es una ciudad maravillosamente delicada, histórica, llena de vida y mágica.
Muchas gracias Ana, ha sido todo un placer.
2 comentarios en «Ana Escobar, una fotógrafa y empresaria onubense que trabaja para el Museo Nacional Británico de Arte Moderno»
Preciosa entrevista! Ana es una mujer inspiradora que no para de afinar du alma con el paso del tiempo. Es un gusto poder acercarse a artistas de su talla y calidad humana. Te mereces todo el exito que desees y mucha felicidad.
Hola Ana.
Me ha encantado tu historia, quisiera poder visitarte alguna vez como colega que soy tuyo.
Un abrazo..