S. D. El Club Onubense de Deportes Adaptados (Coda) recibió durante el pasado fin de semana la visita inesperada de Papá Noel mientras realizaba una concentración lúdico-deportiva, a la que acudieron gran parte de sus deportistas.
Este tipo de actividades puede carecer de interés para otros estratos de la sociedad, sin embargo, para la mayoría de estos chicos y chicas resulta un verdadero hito en sus vidas. Debido a los problemas que presentan, ya sean físicos o intelectuales, casi ninguno de ellos ha tenido la oportunidad de disfrutar unas horas y mucho menos durante todo un fin de semana alejado de la protección de sus padres o tutores, relacionarse solo con sus compañeros de equipo, sus entrenadores así como con el resto de chicos que frecuentan este tipo de actividades, aspecto que además favorece la integración social en el más amplio sentido de la palabra, es para ellos algo inimaginable.
Pero para sus padres o tutores que no se separaron de ellos nunca durante años, generalmente durante toda la vida y cuya dedicación ha sido y es permanente también es un verdadero desafío aceptar la propuesta de los monitores del Coda, sin embargo el resultado final ha sido tan satisfactorio, que antes de dar por terminada la experiencia todos ellos querían repetirla.
Con actividades de este tipo la sociedad en general y en concreto la onubense que es la que nos ocupa desde estas líneas, se encuentra cada vez más comprometida con el mundo de la discapacidad, haciendo que estas personas se acerquen cada día un poco más a la “normalidad”.
