Miguel Ángel Velasco. Isabel María Castilla Soriano nació en la localidad onubense de Valverde del Camino y desde muy pequeñita sintió la necesidad de plasmar sus inquietudes en un lienzo. Se forjó en el Taller de Artes Plásticas de Valverde del Camino y esculpió durante 9 años con el gran maestro Manuel Parreño Rivera, su carrera pictórica. Su actividad artística ha sido y es intensa, tanto en cantidad cuanto en calidad.
Su primer trabajo lo expuso en su pueblo natal en 1.980 dentro del Certamen Provincial para Artistas Noveles, donde obtuvo el primer premio y al que siguieron su primera Individual en la sala del Banco Bilbao Vizcaya, en Huelva, y cuya obra ‘Virgen de La Soledad’ fue vendida por la nada despreciable cantidad de 560.000 pesetas de las de entonces, y la exposición sobre temas andaluces en la sala Volsbank de la localidad alemana de Ochtrup.
A este inicio siguieron etapas tan importantes como el retrato de Manuel Siurot (2002), la Muestra de su obra en Valencia y Madrid (2004), la exposición de ‘La Piedad’ y del Cristo yacente ‘Mi Dios dormido’ en la exposición cofrade celebrada en La Casa Colon de Huelva (2010), la exposición de su obra ‘Renacer’ en Sevilla, Rociana, Ayamonte y Niebla (2012) o la exposición homenaje al matador de toros Morante de la Puebla organizada por el Ayuntamiento de Puebla del Rio en 2013. Y después de todo este recorrido, pasados 30 años, este pasado mes de febrero logra exponer su preciada obra ante sus convecinos de Valverde del Camino.
El retrato. La primera vez que vi su obra me dije que me encontraba ante una artista singular. Más allá de la pintora había una estudiosa del alma, una modeladora del espíritu. El retrato es su especialidad y su vida. Figura y alma. La vida. El retrato es el final de todo camino técnico y vital.
“En la pintura se puede llegar a dominar la técnica, el color, pero lo que no se puede enseñar es a captar el alma. Para ello hay que tener empatía, algo de psicóloga. Dos brazos y una cara lo tiene todo el mundo y como tal se puede pintar, pero eso a ella no le interesa. Eso puede ser técnica». Ella tiene algo más, una habilidad para captar el interior, para meterse en la propia piel del retratado. “Cuando retratas a alguien, por ejemplo, que no te gusta personalmente intentas sacar lo que se te ofrece, no lo que el modelo quiere ver. Ahí tienes el caso de La Gioconda, el cual no se pagó y, por tanto, no se entregó porque el resultado no fue de la satisfacción de la persona que la había encargado. Es curioso, pero cierto. Por ello, me produce una gran alegría cuando finalizas una obra, caso Juan José Domínguez, Decano del Colegio de Abogados, y te dice que le has retratado interiormente. Eso es. Cogerle el pellizco, la esencia, lo que no se ve…
No, no tengo ningún retrato preferido. Todos son un poco como mis propios hijos. Curro Romero, Esplá, Morante, María Jiménez o Carlos Herrera forman parte, desde que los pinté, de mi vida. Sin embargo, actualmente me encuentro en una etapa diferente. Me gusta la temática de la mujer actual. El cuadro refleja a la mujer actual dentro de los entornos más diferentes y variados: una mujer, un desván , un jarrón, un lugar… Es una obra más madura, más vitalista, más actual. Todo ello lo puedo comprender al analizar el retrato de mi hija ‘Sueños de juventud’. Antes y presente. Lo que ha tratado y lo que obra y piensa. Es un estado de ánimo que se consigue a través de su propia consecución.
“Me inspira mi Estudio, la soledad, un lienzo, la música; todo cuando se está en silencio, relajado, con el móvil apagado. Busco el equilibrio entre la soledad de mi Estudio y las clases de la academia. Es una especie de simbiosis. El equilibrio perfecto y con ello, la fuente de la inspiración”
El color. La gran respuesta del pintor para la solución de un tema. El color más allá del cuadro. Figuras o color. Dicotomía está por resolver que , en realidad, carece de importancia alternativa. El color, para unos, juega una importancia vital en el complejo de la obra; para otros, sólo es un elemento complementario, importante, pero accesorio. “El color es una fuente de información. Llega antes al cerebro, el color, que la imagen. Al ser fuente de información estamos jugando con un elemento muy subjetivo, fuera de todo academicismo plástico. Siempre depende de cómo te encuentres, donde estés, etc. Yo, personalmente, trabajo en la actualidad con colores muy vivos y antes, sin embrago, eran bastantes matizados”.
Para Isabel María Castilla, el pintor no mira, observa. Tiene que recoger la información de lo que desea plasmar y con todo ello trabajar la creatividad. Todas las circunstancias que rodean y conforman la vida supone un cambio y el hacer frente a ellas es lo que entiende por creatividad. Dar una respuesta a esas circunstancias.
Isabel se encuentra siempre en un permanente estado de tensión, aunque dice dosificarse. Puede llevarse una noche entera pintando y, sin embargo, no puede acostarse sin antes saber qué aspecto va a tener el cuadro que ha dejado en reposo. Es posicional. Se mueve por instintos. No suele dar un paso sin antes estudiar que hay en el camino. Quiere vivir la vida de un sorbo, intensamente. Aprender de todo y en todo. Odia perder el tiempo en cosas que entiende banales. El tiempo hay que beberlo sin dejar perder una sola gota, conocer a los que te rodean, convivir. Ayudar, aprender de la vida del otro.
“Hasta ahora la pintura me ha servido para relajarme, para retratar a través de ella mi época y plasmar mis propios pensamientos por medio del pincel. Era una temática más generalista, sin tener una necesidad crítica de lo captado. Con los años, en estos momentos, pretende ser más actual, más mía en el sentido de exponer mis pensamientos, de contestar a las preguntas que como todo ciudadano plantea la sociedad presente. Sociedad, la calle, que me parece mucho más rica y, por tanto, más importante que la que está en los libros. LOS TIEMPOS LOS MUEVEN EL ARTISTA. Y lo digo con mayúscula, sin entender por artistas el que hace del arte su profesión… Una imagen puede mover a un pueblo, marca la cultura de un lugar».
Labor de creación. Esa etapa que pertenece al cuarto oscuro del artista. Esa fase que sólo él conoce y que estudia. “
Cada maestrillo tiene su librillo… Y yo lógicamente, tengo el mío. En un principio, lo que hago es mirar y mirar el objeto, estudiarlo a fondo y familiarizarme con él. Luego, trabajar, trabajar y trabajar. Es la fase en la que no te cansas de hacer bocetos y bocetos, ejercicios de preparación. Lo que yo siempre digo es que el cuadro se machaca en la paleta pero se pinta en el lienzo. Cuando ya tienes desarrollados estos dos paso, me meto en el análisis de los materiales que voy a utilizar que, por lógica, variarán en función de lo que pretenda hacer y así, por último, liarme con los ingredientes, el color a jugar y predominar, los accesorios, etc, etc. “Todo el bello mundo, el del trabajo, oculto a los ojos del espectador. Imaginar a la artista imbuida y absorta en esta labor debe de ser tanto o más, y para mí no es exageración alguna, reconfortante que la contemplación tranquila y relajada de la obra ya rematada».
Compañeros. El maestro siempre influye. De una u otra manera, el rasgo o la línea suelta dejan detrás de sí un resquemor a lo aprendido y enseñado. Indeleble, pero latente. Virtual, pero real. Compañeros y amigos. Compañeros y análisis. Caminos por separados. “Macarrón me encanta, al igual que el malagueño Del Toro, pero no estoy nada de acuerdo con el tratamiento que le da a los fondos… Son fondos muy fuertes, tanto que se comían a los personajes o personaje. Va en contra de mi línea. Es la mía más impresionista, más figurativa… De los pintores onubenses del siglo pasado admiro a los paisajistas Domingo Delgado y Pedro Gómez… de los actuales, de los pintores en general, sin clasificación alguna, a Santana o a José María Labrador. Huelva es una tierra de grandes artistas y de poquísimas oportunidades. Algunos de ellos han tenido la suerte de salir de nuestras fronteras y ser conocidos y celebrados. Otros, la mayoría de ellos, seguimos luchando por vivir, por sobrevivir, por crear. Por conjugar en un solo verbo una realidad. Vivir del Arte con dignidad.
Intima. Isabel María Castilla. Amante del color. Una gran mujer, apasionada y vivaz, dulce y firme, a la que le encanta el invierno y el campo. Su campo. Su tierra. Valverde del Camino. Su hobby pintar, su profesión. Su anhelo que esa Academia suya, de la que pronto hablaremos, siga su devenir por estas tierras y que no tenga que emigrar.
5 comentarios en «Isabel María Castilla: «El cuadro se machaca en la paleta, pero se pinta en el lienzo»»
Conocer la obra de Isabel María es entender un poco más de la importancia y el desconocimiento que sufren los grandes y muy buenos, desgraciadamente nada reconocidos, pintores onubenses.
Q conteta estoy de saver, y descubri q en esta tierra alla tanto artista! Es la primera vez ,q veo su obra, mucha felicidades.si alguna vez, pone su proria academia ,me gustaria saber de ella.mil felicidades! .
Concepción, Isabel cuenta con una Academia en Huelva, puedes visitarla en la calle Villalba del Alcor nº4 en el Molino de la Vega 🙂
Isabel María,
qué honor para el Centro Cultural Pedregal, en la Ciudad de México, recibirte próximamente en su Galería557
Desde Mexico te damos la en hora buena por traernos un poquito de esos colores tuyos, esperamos verte mas seguido ahora que te conocemos por nuestro amigo Mario Fernandez de la Garza