Ramón Llanes. Quizás que acabara de interesarme por el último trabajo-arte de un pintor amigo o quizás que repasara las apasionantes historias de científicos o inventores como Nicola Tesla o Mario Capecchi, cierto es que me enfrasqué en la mitología olvidada del ente social donde habito cuerpo y alma, para ocuparme un tanto en los espacios que uno dedica al conocimiento, a la lectura o a las pasiones y pensé-soñé en las excelencias que nos transmiten los creadores de este tiempo y de siempre.
Cada creación procede de la inspiración hecha labor a través de un credo, que es confianza y es valentía a la vez. No toda la virtuosidad se encierra solo en los creadores pero sí en todo creador existe una egregia cota de excelencia, significando esto que cualquier sociedad debe una especial protección a los creadores, sea en la disciplina que sea. Y a su hilo se me viene la imperiosa necesidad de crear creadores de empleo que instauren un arte nuevo como tributo a la humanidad y para la imprescindible subsistencia de cuantos componemos esta ilimitada tribu de necesitados. El empleo es el arte clave que precisa el mundo, su escasez ha provocado suicidios, tensiones y conflictos; su abundancia ha creado felicidades, alegrías y glorias; empeñemos,- sugiero- la vida en esta otra disciplina del arte que a buen seguro acabará con un interminable número de problemas.
Y no será misión imposible, que el pensamiento da para mucho y el trabajo tenaz sobre un proyecto o idea acarrea resultados insólitos plenos de positivación. Si acaso quienes se surten de la miseria de los otros no lo impiden, entendamos que esta sociedad preparada y con muchos logros en su haber está capacitada para acometer esta obra a la que ojalá alguna vez llamemos “el arte de crear empleo”, y seguiremos avanzando.
2 comentarios en «Creadores»
El «hacer», el «quehacer», la crianza, el trabajo como realización de la persona, el arte creativo, la artesanía, la actividad comercial, el «estar ocupado», el ofrecer a los demás una paella aunque sea muy medianeja, o el ejercer de abuelos es tan importante como leer un libro o contemplar un paisaje y admirar el agua como valor incalculable de la naturaleza. Todo ello llena la existencia. Pero el vacío, el «desempleo», el «paro»… es como la «inexistencia», y ese es hoy el más grave «malestar» de nuestra supuesta «cultura de recortes». Por eso comparto una «buena noticia castañera y doméstica» propia de este Otoño: una cuadrilla -con un par de buenas «apañaoras» y un «manijero»-, un campo, una recolección de castañas sanas, una venta en Cooperativa La Esperanza de Los Marines, una exportación, una actividad: una alegría para el grupo, para la familia, para los cooperativistas, para su Junta Directiva y sus empleados, para el pueblo; aunque, al fin y a la postre, el beneficio de quien «apaña» el fruto (unos 7.000 Kgs.) con un grupo de personas (unas 7)no exceda de un salario mil-eurista de un mes, para todo el año.
Es hermoso el rescate de la vieja palabra ‘creador’.Lo que nos toca vivir ahora exige un esfuerzo imaginativo que nos lleve a encontrar yacimientos no sólo de empleos en el sentido convencional del término.Urge descubrir las fuentes en las que habitan respuestas a tanta desolación.