Ana Rodríguez. La cooperativa Agromolinillo volverá a ser pionera la próxima campaña. Si en tiempo pasado abrió camino en la exportación de frambuesas a Europa y de fresa al sur de Asia, para el año 2014 se ha marcado un nuevo objetivo: que el arándano de Huelva conquiste el mercado canadiense. Para ello, su gerente, Juan Manuel Márquez, informa de que ya han comenzado las negociaciones que, si llegan a buen puerto, permitirán ampliar al norte del continente americano los puntos donde se comercializan las berries onubenses.
Agromolinillo, con sede en Moguer, se ha centrado en el cultivo del arándano desde 2003, decisión que adoptaron “pues veíamos que eran rentables y que había muchas posibilidades de exportación porque era un producto ya conocido y con demanda fuera de nuestras fronteras”, afirma Juanma Márquez.
El primer país al que Agromolinillo exportó sus arándanos fue Alemania, como destaca su gerente, “fuimos los primeros en hacerlo y empezamos regalando palés a los importadores, a los agentes comerciales que actúan como intermediarios de los supermercados. Contábamos además con el punto a favor de que no introducíamos una fruta desconocida, ya que en el norte de Europa ya se consumían arándanos procedentes de Chile y Argentina, aunque en otra estación de producción”.
Las variedades hispanoamericanas se usaban para la hostelería, repostería y el mercado horeca, no se consumían frescas porque eran muy ácidas y poco agradables al gusto como para comerlas sin cocinar. Sin embargo, los arándanos onubenses estaban ya muy conseguidos, existiendo variedades dulces y de buen tamaño, lo que unido a la complementariedad estacional del que se producía en América Latina, hizo que se dieran las condiciones perfectas para que Agromolinillo se iniciara en su producción.
“ También nos favoreció la publicidad que se hacía en toda Europa fomentando el consumo de frutas y verduras, haciendo que fueran de la mano el consumo con la evolución, tanto que ahora mismo éste ha despegado y hay más demanda que productores”, señala Márquez.
En la actualidad, Agromolillo exporta el 90% de su producción anual a decenas de países, entre los que se encuentran casi todos los de Europa, así como Oriente Medio, Malasia, Tailandia, Singapur, Hong Kong, Vietnam, Indonesia y parte del sur de China.
Es curioso que Agromolinillo empezó sus exportaciones al sur asiático casi por azar, a raíz de ganar un concurso en Malasia sobre sabores y texturas de la fresa. Márquez cuenta que “un día recibí una llamada de un hombre que vivía en Malasia y que se dedicaba a importar allí productos españoles. Un conocido le había dado el nombre de Agromolinillo y nos ofreció participar en un certamen que organizaban en su país. Hice un envío de unas cajas por avión y, al poco tiempo me enteré por los medios de comunicación de que habíamos ganado el certamen, quedando nuestra fresa por delante de la de Estados Unidos, China y Marruecos”.
A partir de ahí, surgió un nicho de mercado que Agromolinillo no dudó en abarcar, primero con la fresa pero, al ser ésta muy delicada, ampliaron al arándano, que es igual de válido y más resistente a la hora de transportarlo. El responsable de la cooperativa moguereña comenta que “en 2011 hicimos sólo algunos envíos aéreos. El año pasado el mercado se consolidó bastante y este 2013 hemos abierto nuevas vías de transporte”.
Alrededor de 700 hectáreas repartidas entre 10 productores forman en la actualidad Agromolinillo, fincas que se reparten entre los municipios de Moguer, Lucena del Puerto, Bonares, Rociana del Condado y Almonte. De éstas unas 300 se destinan al cultivo del arándano, 150 a la fresa, 100 a los cítricos y otras 150 a olivos y cereales, estando 13 de estas 700 hectáreas destinadas a la agricultura ecológica.
En la última campaña, la cooperativa obtuvo un volumen total de producción de 16 millones de kilos y una facturación que rondó los 25 millones de euros. Además, Agromolinillo genera unos 150 puestos de trabajo fijo durante el año y 3.100 directos eventuales en el periodo de campaña agrícola. En este sentido, Márquez apunta que “en los últimos años hemos cambiado mucho y ahora contratamos fundamentalmente mano de obra local, incluso tenemos convenios de colaboración en temas de inserción laboral con los Ayuntamientos de San Juan y Almonte. Por poner un ejemplo, en la pasada campaña sólo contratamos a 700 extranjeros, una cifra muy pequeña comparada con la de hace unos años”.
Físicamente, las instalaciones de la cooperativa ocupan un total de 10.000 metros cuadrados distribuidos entre dos grandes naves, una de las cuales, la más antigua, ha sido restaurada este 2013. La nave primigenia fue levantada en 1987, siendo en 2006 necesario construir una nueva por falta de espacio.
Y es que no hay que olvidar que Agromolinillo es un negocio familiar que se inició con Juan Márquez Soriano, cuando en el año 1979 este hombre comenzó a producir fresas en una huerta de su propiedad y fundó, junto a otros agricultores, la empresa Costa de Huelva, en la que se agruparon los productores de los pocos municipios en los que, por aquel entonces, se dedicaban a esta fruta.
Cuando el cultivo se extendió y comenzaron a surgir las cooperativas, Márquez ingresó en la moguereña Cuna de Platero, de la que llegó a ser presidente durante varios años y uno de sus mayores productores. Sin embargo, en 1987 el onubense decidió independizarse y fundar su propia cooperativa, a la que bautizó con el nombre de Agromolillo. Con una superficie de entre 30 y 40 hectáreas, inició la producción y comercialización de varios cultivos, puesto que, como bien explica el actual gerente e hijo del impulsor, Juan Manuel Márquez, “un solo producto genera demasiada dependencia, así que el objetivo debía ser diversificar para correr menos riesgos”.
Así pues, Agromolillo comenzó su andadura centrándose en la fresa, por supuesto, pero también abriéndose camino con cítricos y frambuesas, siendo pionero en exportar, en torno a 1997, esta última fruta a Europa.
Tras algunas malas campañas y la caída en la rentabilidad de la frambuesa, la cooperativa decidió reducir la superficie de cultivo dedicada a la misma, aumentar la de cítricos y probar suerte con frutos de hueso, como la ciruela, con el fin de “equilibrar productos y reponernos”, recuerda Márquez.
Esta aventura duró cinco años, pues la estacionalidad de la ciruela y su difícil comercialización en los meses de verano les hicieron virar hacia una nueva dirección que les ha traído muchas alegrías, el citado arándano.
La evolución de Agromolinillo pone de relieve, según su gerente, que “a pesar de que la fresa es el producto principal y no va a dejar de tener protagonismo, se está dejando hueco a sus hermanas pequeñas, otras berries”, cada vez más demandadas y consumidas en toda la geografía. La próxima ratificación de todo ello: Canadá 2014.