Miguel Mojarro. Sabor Inglés. Junto a otros sabores que impregnan el Sur de aromas históricos y culturales que otorgan a esta zona de España el privilegio de una diversidad patrimonial poco común. Tartesios y romanos, fenicios y árabes, leoneses y de Aragón…, e ingleses venidos a la zona minera o a los campos de viñedos de Jerez. Culturas y hábitos imbricados en una sociedad creada sobre los valores que estos grupos aportaban.
Y ésta es la identidad cultural del Sur, una tierra que ha sabido mantener como propios los valores sembrados por los venidos de lejos con sus costumbres, sus dificultades y sus aportaciones a nuestra sociedad hecha de capas culturales que la enriquecen.
1878. Año en el que empieza una andadura inteligente, que ha conducido a una realidad, orgullo de sus moradores y sentida como propia por los que vamos de vez en cuando a vivir el placer de una historia conservada y agradecida.
135 años de andadura, no siempre fácil, que hablan de la inteligencia de un pueblo, Riotinto, que fue riqueza y cultura, pero que hoy se ha convertido en asombrosa estética que invita a volver una y otra vez.
Uno siente en Riotinto la sensación de estar viviendo lugares de asombro y placeres de colores. Pero el entorno es el marco que prepara para interiores no menos asombrosos.
El Club Inglés de Bella Vista se ofrece en porche atípico, como invitando a un interior preñado de sorpresas. Porque sorprendentes son los modos de vida, los elementos estéticos, los usos que se adivinan, en esos espacios interiores que mantienen formas y ambientes, ornamentos y utensilios, como si al abrir sus puertas estuviera detenido el cotidiano trajín de sus moradores originarios.
Un porche que, además, se convierte en objeto de seducción para los que lo vemos una y otra vez. Estar allí cuando el fresco de la mañana de junio invita a leer, amparado por el silencio que adorna la zona. Un porche que aporta recogimiento en sus árboles venidos de lejos y tentación por la cercanía de una corta, que golpea insistente para que la visitemos. Celosa.
Y dentro, salones con enjundia, bares con sabores, juegos que tientan, bibliotecas con señorío... Y un rótulo que es reliquia de sus anteriores usos en tiempos que ya no son: Men only. El «sólo hombres» que los antiguos propietarios ponían en la pared, pero que nosotros, en nuestros casinos «de toda la vida» no necesitábamos colgar, porque todo el mundo sabía que los casinos eran lugar de hombres y de «sus cosas».
Era como reservar un espacio para poder hacer discretamente y sin testigos, lo que todo el mundo sabía que hacían los hombres cuando estaban solos: Hablar, beber y jugar. Pero parece que, antes y ahora, los hombres prefieren hacer esas inocentes cosas a escondidas, como sintiéndose culpables de un ocio inocente. Como si quisieran poner una cortina de discreción que difuminara el hecho de que también lo pasaban bien, además de trabajar.
Por eso nos dejaron una de las maravillas del interior del Club de Bella Vista: El bar, con un color de madera bien trabajada, cuadros que hablan de orgullos heredados, barra de cómodo aposento, reloj de pared, como debe ser, mesitas de centro para tertulias, de las que no había en España en esa época. Son invitación permanente a la conversación en compañía.
Porque en los salones, amplios y con decoración conservada con esmero, la intimidad se pierde y deja paso al bienestar de sillones confortables espacios amplios y tonos cálidos que aportan sosiego. Y ventanales que visten de exterior magnífico a un interior que es señorial.
Una bandera del XIX en una vitrina, fotos de los presidentes ingleses, escenario con techo original de madera, con dos fondos que conservan el arte del pintor de nervense Alcaide, barra pequeña para los actos festivos…, todo aquello que se estimara adecuado para pasar las horas de asueto, tras una jornada que solía ser larga para los empleados ingleses de la Compañía.
Asueto colectivo que sustituía a las reuniones que se celebraban en domicilios particulares anteriormente. Como todos los casinos del Sur, lugar que las distintas sociedades y culturas creaban para separar el ocio de las calles, de las ventas o de las casas de uno.
Pero en éste, la marca de la personalidad inglesa ha quedado, respetada por inteligentes gestiones que han permitido que podamos alardear de una joya del asueto en la Cuenca Minera. Como joyas son la Mezquita, la Giralda, las Atarazanas, Carmona, la Alcaicería, los malacates o las calles de Mojácar. Y muchos otros ejemplos de motivos de orgullo cultural e histórico, que hemos sabido conservar, allí donde la inteligencia ha estado donde debe estar.
Fuera, arboleda con especies traídas de las colonias inglesas, que convierten el entorno en un auténtico alarde botánico. Y una senda, camuflada entre casas de porte victoriano, que conduce a unos vecinos que ponen color y dolor a una historia impresionante: Los bancales en espiral de Atalaya, con el espejo de sus aguas pintadas, que invitan a quedarse allí, a vivir en sus colores y pensar en sus orígenes.
Nunca un casino tuvo entorno más impresionante. Con dos estéticas que se complementan y rivalizan en belleza y significado: El color de las escorias y de los árboles, conviviendo con el silencio asombroso de un porche que llama. Y debajo, como soporte del barrio victoriano, un escorial romano, cimiento callado del lujo posterior. Como si quisiera aportar el grano latino a la cultura del norte.
Todo este entrono es el escaparate de ese ventanal poligonal, el reading room, que remata la enorme sala de billar, para acompañantes o descanso de los que juegan. Mesa de billar inglés importante y espectacular. Snooker, como se llama en denominación correcta. Bien cuidada y conservando bolas y complementos. Incluso un contador de carambolas peculiar, como debe ser.
Porque juegos y deportes eran (y son) los motivos fundamentales de la existencia de este Club. Antes de ser local cubierto, la primera pista de squash» de España estaba situada donde hoy ocupa el escenario, allá en uno de los salones. Billar, squash, tenis…, deportes que hoy conservan su sitio de antaño. Acompañados por las actividades culturales de las que también era sede el Club. Como ahora: Cultura, sociedad y deporte.
Mª de la Cinta Regalado, Alfredo Moreno y Aquilino Delgado, en trabajos que son hijos de su entrega por la memoria histórica de Riotinto, dejan muchas muestras de su rigor en varios de sus escritos:
«La llegada en 1873 de Río Tinto Company Limited y con ella la de técnicos extranjeros, principalmente británicos, determinó que en breves años (1878), se constituyeran en un Club, para pasar sus ratos de ocio y sobre todo para la práctica de los sports. Esta institución tendrá diversas sedes, pero a partir de 1884 estará ubicada en el barrio de Bella Vista y desde 1903 en el edificio actual. Así, este Club de caballeros pasará a ser el centro de la vida social de la colonia británica. A partir de 1954, con el paso de la propiedad de las minas a manos españolas, seguirá siendo exclusivo de los directivos y técnicos de las diversas Compañías y sus familias hasta 1995, cuando se produzca la apertura a todos los que deseen hacerse socios con la finalidad principal de la práctica de los deportes, el fomento de la cultura y pasar los ratos de ocio.»
Pero también dejan evidencia del uso que el Club tenía para cuestiones de la empresa:
«Desde su constitución en 1878, el Club Inglés en sus distintas sedes, lugar de reunión de los miembros del staff de la RTCL, será también el sitio donde tengan lugar las reuniones más importantes de carácter civil y político durante la presencia británica en Río Tinto.»
Algo importante de lo que debemos estar orgullosos todos los del Sur, es el proceso que puede llevar al Club Inglés de Bella Vista a una categoría patrimonial sumamente interesante, por sus connotaciones de valor histórico. Son acotaciones de los autores mencionados sobre un proceso que llegará al fin pretendido:
«La importancia patrimonial del Club Inglés de Bella Vista y el papel jugado tras 135 años de historia de la institución y 110 de la actual sede determinó que fuera declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Sitio Histórico en noviembre de 2005. Para mejorar la protección de los valores materiales e inmateriales, tanto del edificio como de la institución, se ha iniciado por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía la incoación del expediente para registrar tanto la sede como la sociedad, en el Catálogo General de Patrimonio Andaluz, como Bien de Interés Cultural con la tipología de Monumento.»
Los que no somos de Riotinto por nacimiento, tenemos un derecho compartido sobre este valor antropológico de nuestra historia. Cada casino del Sur, tiene valores propios, irrepetibles y admirables, que generan un legítimo orgullo en sus asociados. Cada casino es peculiar y único. Cada casino es como un foco de atracción en nuestro afán de periplos antropológicos. Por eso el Club Inglés de Bella Vista se planta en nuestro libro de ruta, con las características que le dan identidad: Historia, cultura, belleza.
El Club Inglés de Bella Vista cumple 135 años. La felicitación no es legítima si no va acompañada de admiración. En nuestro caso, la felicitación es absolutamente legítima.
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El contenido de este artículo, no reproduce nada del libro ‘Casinos de Huelva’.