Ana Rodríguez. El último viernes de cada mes, una treintena de onubenses de todas las edades dan rienda suelta a su más secreta pasión: el tango. El 25 de octubre será la próxima cita de este grupo de amigos que de manera espontánea ha creado una especie de club de tangófilos al que han bautizado como La Milonguita de Huelva.
Como explica José Daza, uno de sus componentes, «la milonga, además de un tipo de tango, es el sitio donde éste se baila» de ahí el nombre adoptado por el grupo, que cada mes y en función del número de personas que vayan a acudir al encuentro, celebran la cita en uno u otro enclave de la provincia onubense, «aunque últimamente solemos juntarnos en el Centro Cultural Cervantes (casino) de Aljaraque sobre las 22.00 ó 22.30 horas«, informa Daza.
Todo comenzó hace unos años, cuando empezaron a impartir clases en Huelva profesores de tango. Los onubenses que decidieron aprender acudían a éstas y, de encontrarse en unas y otras, entablaron amistad. Con el tiempo, empezaron a agruparse de manera espontánea, siendo hace aproximadamente un año cuando crearon en Facebook el perfil de La Milonguita de Huelva.
«Las redes sociales nos han ayudado mucho a organizarnos, ahí colgamos toda la información, el sitio y hora de quedada, cursos de los que nos enteramos, porque de manera independiente a las milongas que organizamos también muchos de nosotros acudimos a clases… Además es una página abierta, ya que todo el mundo que lo desee, sepa o no bailar el tango, puede ir a estos encuentros para ver cómo lo hacen los demás y oír la música. Así se empieza a sentir el tango», anima José Daza.
Para la gente que no está dentro de este ambiente, la milonga es algo desconocido. Sólo la música ya tiene que cumplir unos determinados cánones, las canciones deben seguir un orden, los tangos un determinado carácter y agruparse en función de éste… “Todos tienen un protocolo en la milonga”, explica Daza, “hay que bailar una tanda, que son cuatro tangos seguidos, con la misma pareja. Después de esos cuatro bailes la música cambia, es distinta, a eso lo llamamos cortinilla y ahí sí se permite cambiar de compañero de baile”.
También existen los protocolos antiguos, como el cabeceo para sacar a bailar a una mujer en lugar de pedírselo expresamente, una costumbre ancestral que en Huelva, siendo una milonga entre amigos, no se respeta. Lo que sí suelen hacer los tangueros onubenses es vestir elegantes para la ocasión y las mujeres aprovechan para colocarse medias bonitas y sus tacones, que hacen a este espectáculo más lucido y vistoso.
Para José Daza, “el tango es, quizás, un baile más exclusivo, más difícil de bailar y más técnico. Para moverse medio bien en un tango hace falta llevar uno o dos años practicando, no es como otros bailes que en poco tiempo te defiendes. Probablemente éste sea uno de los motivos por los cuales hay tan poca gente que se decanta por esta danza. De todas formas, no es imprescindible conocer una técnica y mil figuras para empezar a hacer un tango. Lo bonito es caminar y sentir esa unidad de dos personas que al bailar se hacen una. Eso es el tango, una comunión especial con otra persona mientras se danza».
Ese “sentimiento triste que se baila”, que es como definía el tango el poeta Enrique Santos Discépolo, crea una especie de magia en la sala que se hace palpable, envolviendo a los presentes en esa sensación tan especial que, ya sea viéndolo en directo o en la escena de una película, cala en el espectador transmitiéndole su fuerza. Como comenta Daza, “en La Milonguita de Huelva hay mucha gente que viene a bailar y lo hace con un sentimiento, con un dolor, con esos problemas que lleva dentro y que expresa a través del movimiento y de la música”.
Asimismo, probablemente los bailarines onubenses pronto organicen una milonga callejera para que sus paisanos puedan verlos y se ilusionen y animen a iniciarse en el tango. Sin embargo, ésta no sería la primera vez que exhiban en público su talento, pues ya en alguna ocasión miembros de La Milonguita se han animado a mostrarlo, tanto en la calle como en conciertos. Un ejemplo de ello pudieron admirarlo los presentes hace unas semanas en el Centro de Arte Harina de otro Costal de Trigueros, cuando en medio de un espectáculo que aunaba la chanson y el tango se pusieron en pie y comenzaron a danzar dos parejas frente al escenario, dejando con la boca abierta a los asistentes.
En cualquier caso, todos los onubenses están invitados a acudir a los encuentros de final de mes de La Milonguita y a dejarse contagiar por ese desgarrador sentimiento que es el tango.
Historia. Para conocer los orígenes del tango, tenemos que remontarnos a finales del siglo XIX en los alrededores de Río de la Plata. Allí se concentraron muchos inmigrantes en aquella época, la mayoría hombres procedentes de distintos puntos de Europa, sobre todo de Italia, España y Alemania, que echaban de menos su tierra y que se sentían solos y desarraigados.
Estos hombres frecuentaban los burdeles de la zona y sacaban a bailar a las prostitutas mientras un único instrumento marcaba el ritmo de su danza, un tambor africano. Así nació el tango, en un caldo de cultivo que mezclaba las raíces africanas, con las de los nativos de Río de la Plata y la música y los sentimientos de los inmigrantes europeos, fusionándose en una época y un lugar que promovieron su gestación y desarrollo.
Muchos expertos dicen que el tango empezó a bailarse antes que a tocarse y sitúan el origen de la palabra en una derivación del término ‘tambor’ o bailar al son del tambor.
El tango al principio tenía un compás acelerado aunque luego, con el paso del tiempo, se volvió más lento y se introdujeron más instrumentos musicales, incorporándose finalmente la voz.
Algunos tangos estaban compuestos en jergas, ya que era el gaucho de la Pampa, poco menos que un soldado, el que los entonaba. Cuando llega la paz y la modernización, este perfil de hombre empieza a buscar trabajo donde puede, fundamentalmente en las granjas. Con el tiempo, el gaucho se convierte en un hombre chulesco y urbano, que se llama el compadre, y que es rechazado por las clases altas, tanto él como el tango que bailaba.
Hacia 1920 es Carlos Gardel quien hace popular esta música que hasta entonces había sido considerada en Hispanoamérica como de clase baja por haber nacido en los burdeles. Con él, el tango sale de Argentina y llega a Europa, donde se pone de moda entre la alta sociedad. Al llegar esta información al Nuevo Continente es cuando en sus países de origen –Argentina y Uruguay- el tango comienza a verse con otros ojos, como la danza sentida, sofisticada y elegante que es considerada en la actualidad.
1 comentario en «El tango, la gran pasión de una treintena de onubenses que se reúne una vez al mes para bailarlo»
Hola soy una onubense, que esta de vacaciones en Buenos Aires, sólo por 15 días, lo primero que he hecho ha sido apuntarme a clases de Tango en la Escuela Argentina de Tango, en el centro cultural Borges, para aprender unos pasos básicos. Me fascina este baile, por ello me.encantaria continuar recibiendo clases cuando regrese a Huelva en unos días.
Así que les agradeceria me proporcionasen información al respecto.
Gracias
Un saludo