Mari Paz Díaz. Citada en la obra universal de Miguel de Cervantes, en ‘El Quijote’, Gibraleón es una localidad con una historia muy rica. No en vano, el Marquesado del marqués de Gibraleón y Duque de Béjar (Salamanca) era muy extenso, abarcando por ejemplo los actuales términos municipales de Cartaya, San Bartolomé de la Torre, Villanueva de los Castillejos, El Almendro y Sanlúcar de Guadiana. Fue el mismo emperador Carlos V el que otorgó este Marquesado de Gibraleón al Duque de Béjar, a su vez mecenas de Cervantes, de ahí la dedicatoria en El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.
Por este motivo, cuando se habla de las costumbres y tradiciones de los olontenses es necesario dirigir nuestra mirada siglos atrás. Y así sucede con la Feria de San Lucas de Gibraleón, una cita que cada año atrae a miles de personas. No en vano, es obligado en esta fiesta probar las primeras castañas, nueces y frutas de la temporada, como las manzanas o peros. Una tradición que hunde sus raíces en el nacimiento de la feria.
De origen ganadero, la Feria de Gibraleón nacía hace ya 690 años, cerca de siete siglos de historia que avalan esta cita que está considerada como una de las ferias más antiguas de España, comparable con la Feria de Zafra. Es una prueba de la importancia económica y estratégica que tenía el municipio.
Tal y como puede leerse en su documento de creación, fechado el 9 de julio de 1.323 y conservado en los archivos de los Duques de Medinaceli, la creación de esta feria se produce cuando Don Juan de la Cerda, como señor de Gibraleón, concede a esta villa una feria anual entre el 22 de agosto y el 8 de octubre con veinte días para idas y venidas, más un mes de feria propiamente dicha, contando los comerciantes y sus mercancías con la exención, entre otros, de los derechos de tránsito por vía terrestre o marítima.
Es decir, en sus inicios, la Feria de la Gibraleón se desarrollaba a lo largo de todo un mes. El motivo no era otro que las largas distancias que debían recorrer sus participantes para transportar el ganado. En concreto, la fecha de celebración era el mes de septiembre. Y es que la cita estaba entre las más importantes del momento, atrayendo a comerciantes de diversas zonas, mucho más allá de las fronteras comarcales.
Pero, junto con su antigüedad, esta feria también cuenta con una peculiaridad que la hace especial en Andalucía. Y es que fue la única de toda la región que fue concedida por decisión señorial y no privativa del rey, como era lo habitual en el siglo XIV. De todas formas, no se puede negar el linaje real de Don Juan de la Cerda, que procedía de Alfonso X.
«La concesión de la feria es una medida que trataba de dar una serie de prebendas económicas a este territorio en la época de la Reconquista, de tal forma que las personas que acudieran a esta feria no tenían que pagar la aduana», nos explica el archivero municipal de Gibraleón, José Antonio Macías.
Posteriormente, el 10 de octubre de 1375, el rey Enrique II confirmaba la Feria de Gibraleón a través de una Real Cédula, tal y como recogía la revista Municipio en 1980.
Junto a la actividad ganadera, de compra y venta de animales, la fiesta también tenía una clara tendencia artesanal. Estos días podían adquirirse todo tipo de prendas y utensilios realizados a mano, desde pellizas portuguesas, ropa de pana propia del campo, calzado, arreos de cuero y monturas para los animales de cargo o de monta, alforjas extremeñas, tiestos de barro y cerámica para uso doméstico y ornamental, menaje de cocina en cobre y metal, lámparas de aceite y de carburo en latón y metal, aperos para el campo, arados, herramientas de mano, etcétera.
Por este motivo, no es extraño que la fiesta cuente dentro de su amplia programación con una Feria Regional de Artesanía, que en este 2013 alcanza ya su XXIII edición.
Es cierto que la Feria de San Lucas ha ido cambiando mucho a lo largo de su extensa trayectoria, en muchos casos adaptándose a las prioridades de la sociedad actual, pero algunas de sus costumbres -arraigadas durante siglos- permanecen inalterables a lo largo del tiempo. Como comenta José Antonio Macías, «con la mecanización, los animales fueron perdiendo protagonismo en las labores agrícolas y, con ello, pasaron a un segundo plano en la feria». Lo que sí se mantenía era la importancia de mostrar los utensilios y aperos de la siembra, así como todo lo que lleva consigo, desde la ropa hasta los productos típicos de la época. Cuestiones que explican el origen y posterior desarrollo de una fiesta que sigue muy viva.
Con todo, los olonteses y visitantes que se acerquen hasta este lunes 21 de octubre a la Feria de San Lucas de Gibraleón pueden estar seguros que están formando parte de la historia, de la rica historia de la provincia de Huelva.
2 comentarios en «La Feria de Gibraleón, cerca de siete siglos de historia de una de las fiestas más antiguas de España»
soy de albacete y quiero decir que tengo una oto de esta feriaya que por detras dice «fera d giraleon de 1887´´
hola Juan Carlos.
hoy, 30 de julio de 2015 acabo de leer tu mensaje. te importa pasarme la foto por correo. Yo soy de ese precioso pueblo. gracias.