Redacción. La organización agraria Asaja-Huelva ha analizado la situación del ibérico en general, así como en la provincia de Huelva a raíz de la aprobación por parte del Ministerio de Agricultura de la extensión de normas para el sector para las campañas 2013-2016, que se encuentran publicadas en la Web del Ministerio y en el BOE del 10 de octubre. La extensión de normas – no confundir con la Norma de Calidad-, solicitada por ASICI por un periodo de tres campañas 2013-2014, 2014-2015 y 2015-2016, recoge aportaciones económicas obligatorias de los productores y operadores que operen en España para financiar las actividades objetos del acuerdo, fundamentalmente la promoción de sus productos, la optimización del conocimiento y la transparencia informativa del sector y el apoyo a la investigación e innovación tecnológica. Asaja-Huelva considera positiva la aprobación de la extensión de norma, medida vital para el funcionamiento de cualquier interprofesional cuyo objetivo, a su vez, es la mejora del sector que representa.
Sin embargo, el problema está en que, precisamente, el sector del ibérico, en lugar de mejorar, sobre todo a partir de los esfuerzos realizados durante las últimas campañas que desembocaron en la elaboración de una nueva Norma de Calidad, no ha mostrado ni un solo signo de recuperación. Muy al contrario, tras el análisis de la situación que, como cada año realiza la organización agraria Asaja-Huelva en esta época, una de las más importantes en la cría del cerdo ibérico para las zonas productivas de dehesa, el balance es desalentador, beneficiándose de este escenario tan equivoco aquellas producciones que son de pienso intensivas y deslocalizadas de las zonas de producción ligadas a la dehesa.
El ibérico de bellota, pese a todas las medidas emprendidas para su preservación y para la diferenciación de sus características excepcionales derivadas de su raza, cría y manejo, no ha conseguido ver remontar sus precios ni mucho menos ha obtenido una clarificación real de cara al consumidor. De nuevo, ahora igual que antes, los compradores potenciales –acuciados además por una nefasta situación económica-, se ven oportunamente bombardeados en los puntos de venta por una información muy alejada de la realidad del producto que verdaderamente se les está ofertando a un precio imposible si realmente fuese lo que dice ser. Lamentablemente, a juicio de Asaja-Huelva, la nueva Norma de Calidad por la que tanto ha peleado, primero en solitario y más tarde con el apoyo de las muchas organizaciones y empresas que se adhirieron al Manifiesto en Defensa del Ibérico, no se ha aplicado aún debido a un retraso burocrático en el trámite de aprobación por parte de la Unión Europea –una discrepancia en el formato de las etiquetas-, y por tanto, sigue vigente la antigua, que sigue amparando el engaño, la confusión y la ruina.
Así, la consecuencia más palpable es el hundimiento del precio de los productos del cerdo ibérico de bellota, que va camino de convertirse en una reliquia de nuestra cultura gastronómica y los animales de los que proceden, en ejemplares de una raza en extinción que habrá que conservar en reservas ya que, la falta de rentabilidad ocasionada por la caída de los precios y la competencia engañosa y desleal, está propiciando que se abandone su cría. En el caso concreto de Huelva, Asaja ya ha tenido conocimiento del abandono de la montanera por parte de numerosos productores debido a la crítica situación por la que atraviesan y la falta de ejemplares con los que poblar las dehesas onubenses, damnificadas también por todo este caos.
Por todo ello, Asaja-Huelva exige al Ministerio que deje de ser tibio con quienes pretenden engañar al consumidor a costa del trabajo y el buen nombre de otros y que se de prisa en solventar las exigencias de la UE para que pueda aplicarse la nueva Norma, la cual no será solución definitiva, pero si puede ajustar en algo una situación tremendamente injusta que va a acabar con un sector milenario del que dependen miles de personas en nuestro país, un ecosistema tan único como la dehesa, así como el propio prestigio de España, que dadas las circunstancias, no está para perder activos.
