Redacción. El pasado sábado 5 de octubre se celebró la séptima edición del Día de la Familia Marista de Huelva. Este curso, en lugar del tercer trimestre en el que se condensa una gran cantidad de actos colegiales (evaluaciones, despedidas, excursiones/convivencias…), ha tenido lugar recién inaugurado el curso, con la idea de que sirva de aliciente en este comienzo y como un buen punto inicial de encuentro de todos los estamentos que componemos la comunidad educativa marista.
Como es habitual, el día comenzó con una celebración de la Palabra, continuó con el acto homenaje, para terminar disfrutando de una comida compartida en el patio ‘San Marcelino’, con concursos de tortillas y postres, entrega de medallas conmemorativas y, por segunda vez, del premio Marcelino, en esta ocasión ganado por la Tesorera, Pilar Hernández. También dispusieron de una barra solidaria magistralmente gestionada por los voluntarios de los Campos de Trabajo y Misión.
En este día la AMPA realiza un homenaje a personas, grupos o colectivos que destacan por su trabajo e implicación con el sentir marista y con la educación integral de nuestros hijos e hijas. En esta ocasión año el homenaje fue para el deporte marista onubense, deporte en su sentido amplio, entendido como actividad extraescolar y también, cómo no, escolar, haciéndosele entrega al Delegado de Deportes, Juan Mateo Infante Barreda, del ‘Colón’ de la AMPA, así como del escudo de plata de la asociación a cada uno de los entrenadores, monitores y profesores de educación física presentes.
Se trató de un acto muy sencillo, pero hecho con muchísimo cariño y cuya intención no es otra que resaltar el papel de estas personas dedicadas a la trasmisión de valores tan importantes como el respeto, una sana competitividad, la amistad, cooperación, disciplina, sacrificio…, valores, en definitiva, íntimamente ligados con la forma marista de ver y sentir la vida.
Desde la AMPA se asegura que todos los monitores, entrenadores y profesores deportivos del Colegio actúan siempre desde el compromiso con lo que hacen y desde el respeto y el cariño a “lo marista”. Son muchas las horas de entrenamientos, partidos, desplazamientos, charlas, preparación personal… que emplean para hacer más fácil y atractiva la práctica del deporte a nuestros hijos e hijas. Todos ellos viven y transmiten el espíritu marista y que con su trabajo diario ayudan a que nuestros hijos sean tal y como Champagnat siempre anhelaba “buenos cristianos y honrados ciudadanos”, es decir, personas íntegras tanto en lo espiritual como en lo personal y social.
Un día con un tiempo espléndido y en el que se tuvo ocasión de convivir los distintos miembros de la familia marista onubense.