Alejo Beltrán Palanco, un fisioterapeuta onubense en el Hospital de Montpellier

En la playa con mi prima, que también emigró hace un año.
En la playa con mi prima, que también emigró hace un año.
En la Plaza de la Comedie, recién llegado a Montpellier.
En la Plaza de la Comedie, recién llegado a Montpellier.

Mari Paz Díaz. Alejo Beltrán Palanco es un onubense que después de estudiar en el IES Alto Conquero y terminar en 2008 la Diplomatura de Fisioterapia en la Universidad de Extremadura trabajó durante dos años en un hospital concertado onubense, al tiempo que colaboró durante una temporada con el Ciudad de Huelva. La experiencia laboral le permitió conectarse con el mundo de la fisioterapia y empezar a tomarle el pulso a la profesión, ya que durante este tiempo también hizo varios cursos de especialización en la Universidad de Sevilla.

Trabajando en el Servicio de Reeducación Funcional del CHU de Montpellier..
Trabajando en el Servicio de Reeducación Funcional del CHU de Montpellier.

Además, inició los trámites para homologar su diploma en el extranjero y comenzó a estudiar francés en la EOI. En otro ámbito se afilió a Izquierda Unida, partido con el que colabora en el Área de Migraciones a nivel provincial. Luego, cuando finalizó su contrato en el hospital onubense decidió marcharse fuera de España con el objetivo de vivir la experiencia de conocer otro país y desarrollarse profesionalmente.



Aunque ahora la situación es muy diferente, por aquel entonces, en Francia, había bastantes ofertas para los fisioterapeutas. Así encontró varias propuestas en Marsella y Montpellier, aunque finalmente se decantó por este segundo destino al ser una ciudad que reunía para él mejores condiciones para vivir.

Fue así como recaló en su actual puesto de trabajo: el CHRU de Montpellier, el centro hospitalario más importante de la región, donde trabajan más de un centenar de fisioterapeutas, quince de los cuales son españoles.


Puerto de Huelva

En el bar Al-Andalus, en pleno centro de Montpellier, donde pueden tomarse hasta unas 'Cruzcampos' fresquitas.
En el bar Al-Andalus, en pleno centro de Montpellier, donde pueden tomarse hasta unas ‘Cruzcampos’ fresquitas.

-¿Cómo es tu trabajo en el CHRU de Montpellier?
-En cada servicio existen puestos para fisioterapeutas, por lo que puedes ver muchas patologías diferentes. Apuestan mucho por la formación de los trabajadores, por lo que todos los años hacemos algún curso, así como por la investigación. Tengo plaza en propiedad, por lo que si quisiera cambiar de ciudad podría pedir un traslado o una excedencia, es decir, que si pensara volverme para España. Todo esto te da una seguridad y una estabilidad en tu vida que se valora bastante, más allá del salario neto que podamos cobrar.

Parque del Peyrou con el Arco del Triunfo al fondo.
Parque del Peyrou con el Arco del Triunfo al fondo.

-¿Siempre tuviste claro que querías marcharte fuera?
-Siempre quise vivir la experiencia de conocer otra cultura, de conocer gente y otros lugares. Y las pocas ofertas de trabajo me ayudaron a tomar la decisión de irme. Francia e Italia eran en aquel momento los dos países donde más opciones de trabajo había para los fisioterapeutas. De los dos, elegí Francia porque conocía un poco el idioma y había muchos más puestos, sobre todo en hospitales públicos, por lo que la experiencia podría aportarla al regresar y me contaría para las bolsas de empleo público en España. Además, el clima de la costa mediterránea francesa es semejante al de Andalucía, por lo que tampoco iba a echar mucho de menos el sol y la vida que éste aporta.

Visitando San Guilhem le Desert, catalogado como uno de los pueblos mas bonitos de Francia, a 20 minutos de Montpellier.
Visitando San Guilhem le Desert, catalogado como uno de los pueblos más bonitos de Francia, a 20 minutos de Montpellier.

¿Cuánto tiempo llevas fuera de España?
-Llevo casi tres años ya, desde diciembre de 2010. Parece que fue ayer, pero el tiempo cuando vives un poco a caballo entre dos sitios pasa más rápido, sin que te des cuenta.

Arco del Triunfo, con la familia, en las primeras Navidades que pase aquí.
Arco del Triunfo, con la familia, en las primeras Navidades que pase aquí.

-¿Montepellier era tu primera residencia en el extranjero?
-Como residente sí, aunque como turista he visitado varios países europeos. No me importaría vivir en el futuro otra experiencia en otro sitio, aunque sería de menor duración.

-¿Cómo es Montpellier?
-Es una ciudad situada en el sur de Francia muy ligada a la Universidad. Los estudiantes le dan un aire cosmopolita, a pesar de ser una ciudad mediana, de la talla de Córdoba. Muy semejante a Huelva en cuanto a su localización y clima, cercana al mar, con marismas al sur y la sierra al norte.
La región ha acogido a muchos españoles en las diferentes oleadas de emigración que hemos sufrido a lo largo de la historia. Y eso se ve en la ciudad cuando te encuentras con la gente, que si un dependiente en Correos cuyos abuelos eran de Huelva, cuando tienes un paciente que se apellida López, aunque no habla una palabra de español, o cuando te encuentras bares donde te sirven Cruzcampo o te ponen paella, dándole un aire muy español y mediterráneo. Por eso, la gente, para ser Francia, hace bastante vida en la calle.

Junto a la estatua de José Martí, en el centro de la ciudad.
Junto a la estatua de José Martí, en el centro de la ciudad.

-Y, ¿cómo se vive en esta ciudad?
-La ciudad tiene 250.000 habitantes, una cifra que con su área metropolitana llega a los 400.000. Con mucha población flotante también debido al gran número de estudiantes de su Universidad, siendo ésta el verdadero dinamizador de la vida en la ciudad. El empleador más grande es el Centro Hospitalario Regional de Montpellier, donde trabajan cerca de 11.000 personas.
La ciudad, y la región, al estar al borde del mediterráneo, recibe también mucho turismo nacional y a muchos jubilados que vienen a instalarse aquí por las bondades de su climatología. Es una ciudad que crece continuamente desde hace algo más de diez  años, convirtiéndose en la principal ciudad del entorno y siendo elegida para vivir por gente del resto del país y del extranjero. En el entorno hay muchos lugares que visitar y está bien comunicada. En tren tienes a dos horas y media a Lyon o Toulouse. Y en coche estás en hora y media de la frontera o de Marsella.
El centro de la ciudad tiene muchas callejuelas y placitas que están concurridas también las noches entre semana, donde puedes disfrutar de la gastronomía francesa y degustar buenos vinos. Su casco histórico es pequeño pero interesante de visitar. Además lo combina con una arquitectura muy moderna en barrios de alrededor del centro, como el barrio del Antigone.

Grupo de amigos fisioterapeutas en Montpellier. Todos españoles.
Grupo de amigos fisioterapeutas en Montpellier. Todos españoles.

-¿Cómo te defendiste con el francés al llegar?
-La verdad es que mi francés era muy básico. Llevaba lo que se puede considerar un A2 de francés. Tuve suerte, porque ahora son mucho más exigentes con el nivel de idioma. Aunque para desenvolverte al principio, la falta de dominio de la lengua te acarrea muchos problemas. Si pudiera volver atrás habría afianzado algo más el francés antes de hacer la maleta.

En verano, haciendo piragüismo por el río Herault.
En verano, haciendo piragüismo por el río Herault.

-¿Cuál es tu balance de la experiencia?
-Al principio es duro. No dominas la lengua y los problemas de la vida cotidiana. Aunque nos parezca que Francia está cerca, los franceses son diferentes y la manera de proceder no es igual. El choque cultural es importante. Encuentras dificultades hasta para abrirte una cuenta en el banco, para hacerte un contrato de móvil, para alquilar un piso…, pero bueno, al cabo de 6 meses se puede decir que el papeleo termina.
Es muy diferente irte como estudiante a irte como trabajador.
Aún así, luego lo consigues y te gratifica haber superado esas ‘pruebas iniciales’, ayuda a valorar lo que tenemos. Y, en lo personal, siempre es gratificante ir superando los retos que uno se plantea. Después de 3 años, te das cuenta que la experiencia ha sido y sigue siendo enriquecedora. Aunque sé de gente que no puede decir lo mismo, no porque no esté aprendiendo, sino porque el hecho de encontrar un trabajo decente, a pesar de poseer una titulación universitaria, se ha convertido en un calvario, teniendo incluso que recurrir a los servicios sociales buscando ayudas para el alojamiento o a recoger alimentos desechados en los mercados.

En la playa con mi prima, que también emigró hace un año.
En la playa con mi prima, que también emigró hace un año.

-¿Cómo es el nivel de vida en el sur de Francia?
-Dejando a un lado el componente emocional, que evidentemente te une a tu tierra y a tu gente y te hace valorar de una manera más subjetiva este aspecto, Francia como país y Montpellier como ciudad son un buen sitio para vivir. El sur de Francia, como he comentado, es una región que recogió mucha emigración española, tanto que el apellido más común de la provincia del Hérault es García. Eso sumado a la cantidad de estudiantes que recibe su universidad de todas las partes del mundo hace que no sólo sea cosmopolita, sino que en su gente y costumbres se observen muchos rasgos españoles.
En cuanto a la calidad de vida, están a años luz de esta España nuestra. El árbol social francés es mucho más amplio y, desde el ámbito laboral al personal, influye en tu día a día: 35 horas de jornada laboral, casi 50 días de vacaciones al año, cursos de formación pagados, facilidades económicas y laborales para los que son padres, ayudas para el alquiler, legislación que respeta el medioambiente, transporte público de calidad… Todo ello hace que desde las administraciones públicas francesas se facilite la vida a sus ciudadanos y, por ende, que muchas veces se plantee uno si merece la pena volver a la tierra que nos vio nacer. Tienes bastante tiempo libre, con lo que puedes dedicar gran parte a actividades de ocio que te gusten, desde deporte tradicionales a otros en contacto con la naturaleza, como la equitación, la escalada o deportes náuticos. ¡Hasta cursos de baile flamenco o guitarra española puedes encontrar!

Fachada pintada como si la catedral de Saint Roch se reflejara en una falsa cristalera. Centro de Montpellier.
Fachada pintada como si la catedral de Saint Roch se reflejara en una falsa cristalera. Centro de Montpellier.

-Y tus compañeros, ¿cómo son?
-En mi servicio, de un total de diez fisoterapeutas, somos tres españoles, un portugués, una belga… Refleja el resto de la ciudad, donde trabajamos gente de muchos sitios. Somos un equipo que compatibiliza gente joven con compañeros con más experiencia. El servicio acoge a pacientes con diversas patologías, sobre todo en fases crónicas como lumbalgias, hemiplegias, etcétera. Suelen pasar unas dos semanas de media de tratamiento. También participamos a veces en protocolos de investigación, para lo cual el hospital tiene un presupuesto específico.

Participando en una manifestación.
Participando en una manifestación.

-¿Cuál es la imagen que tienen de España?
-Para bien o para mal, la imagen que ellos tienen de nosotros es como la idea que en España tenemos de Portugal o de algún país latinoamericano. El del norte siempre se creyó mejor que el del sur, y el grande, mejor que él del chico. A título personal no he tenido muchos problemas de integración, pero si conozco gente que los ha tenido. Como en todos sitios hay gente que cree que su sitio o país es lo mejor del mundo. Pero, bueno, a esos les aconsejo sólo que viajen un poquito.

-¿Qué estás haciendo en estos momentos?
-Por el momento continuaré trabajando en el servicio que estoy, hasta que crea que no me aporta nada más. Entonces pediré un traslado a algún servicio más especializado. Además del trabajo, este año empiezo los estudios de Sociología, sin olvidar mi afición al caballo, que seguiré practicando en mis ratos libres.

Compartiendo la afición a los caballos con un amigo de Sevilla, residente también en Montpellier.
Compartiendo la afición a los caballos con un amigo de Sevilla, residente también en Montpellier.

¿Por qué Sociología? 
-Siempre me gustó y quiero aprovechar que el trabajo me deja tiempo suficiente. Mejorar el idioma es otro reto que se marca uno cada año. Trabajo como fisioterapeuta en un hospital público francés y tengo mi plaza, por lo que si decido continuar estudiando podría pedir también una excedencia o una jornada a tiempo parcial. También continuaré con mi implicación social y política, esperando contribuir en la medida de lo posible a que en nuestra tierra vayan cambiando algunas cosas.

-Por tanto, por el momento no tienes previsto volver a Huelva…
-A medio plazo me gustaría que en mi tierra se dieran las condiciones para que la vuelta fuera una opción y poder elegir libremente si me voy o me quedo. No me gustaría verme como tantos emigrantes que se fueron en los 60 para nunca más volver. La vuelta por supuesto sería a Huelva o cerca. Para volverme a Soria o Alicante, por poner un ejemplo, me quedo en Montpellier, donde vivo muy bien. Me gustaría aportar a mi tierra lo positivo que he visto fuera y que poco a poco vayamos progresando socialmente.

Pasaje en homenaje a los republicanos españoles, en pleno centro.
Pasaje en homenaje a los republicanos españoles, en pleno centro.

-¿Qué piensa tu familia de tu aventura?
-Que es algo positivo vivir esta experiencia, siempre y cuando sea elegida por voluntad propia y no forzada, como ya le está ocurriendo a mucha gente. La distancia, cuando dura demasiado, se lleva mal, pero se alegran de que, aunque sea lejos, las cosas me vayan bien, pueda estar trabajando de lo que he estudiado y, además, tenga la posibilidad de seguir formándome y  tener tiempo para el ocio.

-¿Y tus amigos?
-Lo ven positivo, desde lo personal a lo pragmático, ya sea para pegarse una escapada y visitar el sitio donde vives o para salir a buscarse la vida, que siempre ayuda tener a alguien en el sitio donde eliges irte. Algunos de ellos disfrutaron de becas Erasmus y saben también un poco lo que es vivir fuera, aunque las circunstancias son muy diferentes como estudiante a irte como trabajador.

Paseo a caballo por las playas de la region, que en ciertos puntos recuerdan a las nuestras.
Paseo a caballo por las playas de la región, que en ciertos puntos recuerdan a las de Huelva.

-¿Qué es lo que más echas de menos de Huelva?
-Lo que más se echa de menos es a tu gente y las cosas que en tu tierra has vivido con ellos. Eso no quita que cuando vuelves después de un tiempo mueres por un platito de gambas, una ración de pescaito frito y unas lonchas de jamón. El simple hecho de sentirte en casa, pasear o visitar los lugares donde tanto tiempo has pasado es como llenar un balón de oxígeno.

¿Es recomendable la experiencia?
-Sí, porque aprendes a desenvolverte en un medio que no es el tuyo, a ver las cosas desde otra perspectiva, a conocer otras formas de trabajar, de organizarse… Creo que la experiencia es enriquecedora también para valorar lo que tenemos aquí y lo que nos falta, para ser críticos y poder juzgar con más conocimiento.

Haciendo esquí de fondo en el Monte Aigoual con un sevillano.
Haciendo esquí de fondo en el Monte Aigoual con un sevillano.

-¿Con qué mensaje te gustaría terminar?
-Animo a los onubenses a que salgan fuera, que aprendan idiomas, que conozcan otras culturas… Pero que vuelvan, que se impliquen socialmente y que no dejen que ese viaje de ida voluntario se convierta en uno sin retorno ante la falta de perspectivas.
A los que no quieren irse, pero se están planteando hacer la maleta debido a la mala situación económica, les digo que la solución no está en irse. Eso no garantiza que tu vida vaya a mejorar. Existen muchas dificultades por las que, si no estás preparado, la experiencia se convierte en un calvario.
Así que, salgan fuera, aprendan idiomas, que te enriquece tanto a nivel laboral como personal. Y no es un tópico. Y si no se implican en la sociedad en la que viven y dejan que otros dirijan sus vidas, al final no quedara tierra a la que volver.
Muchas gracias a Huelva Buenas Noticias por acercar a los onubenses la experiencia de los que ya estamos fuera. Creo que es importante que la gente conozca la realidad de los que nos hemos marchado. Siempre ayuda conocer como les ha ido a otros.

5 comentarios en «Alejo Beltrán Palanco, un fisioterapeuta onubense en el Hospital de Montpellier»

  1. Alejo es una gran persona y un gran profesional. La pena es que regalemos a otros países lo mejor de nuestro patrimonio, la juventud por falta de trabajo. Lo siento pero tengo que decirlo, a ver si la juventud espoñola en vez de irse, lucha para que este país cambie y si hace falta una revolución, que se haga.

  2. Revolucion? Para que? Si la revolucion se ha de hacer en las cabezas de la gente. Son ellos los que gastan en servicios y necesidades. Si la gente es tonta nunca van a consumir prestaciones de calidad y es poe eso que los que la ofrecen se van.

  3. Estudiante de tercero de fisioterapia necesita a un fisioterapeuta español que haya salido a trabajar a otro país para contar su experiencia.

    Physiotherapy third student needs a physiotherapist who has left to work in another country to tell her/his experience.

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