Mari Paz Díaz. La despoblación de las zonas rurales y la masificación de las ciudades es un fenómeno que se fue experimentando en España desde poco antes de la Transición Democrática. Una situación que también ha afectado a la provincia de Huelva, donde las localidades que superan los 20.000 habitantes se encuentran en el Área Metropolitana, junto a la capital, y en la comarca de la Costa.
Frente a estos ejemplos llaman la atención otros núcleos situados, por ejemplo, en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche. En esta comarca los casos más claros son los de El Quejigo y El Viejo, localizados en los términos municipales de Jabugo y Aroche, respectivamente. Ambos aparecen en una relación de municipios abandonados o semiabandonados en España. Aldeas conformadas por un grupo de casas particulares, que no dejan de tener un enorme encanto para los amantes de la vida pausada y cercana a la naturaleza.
De hecho, en la provincia de Huelva también existen ejemplos de los movimientos sociales actuales que abogan por dejar atrás las grandes urbes a favor de la vida rural.
Así ocurre en El Calabacino, un lugar cuya población censada alcanza los 230 habitantes. Situado en el término municipal de Alájar, El Calabacino es conocido por el triunfo de una nueva forma de vivir. Y es que sus habitantes han decidido apostar por una vida totalmente natural. Para comenzar, el acceso a la aldea tan sólo puede realizarse a pie, ya que prefieren que no haya vehículos circulando por las calles.
Es más. El Calabacino es hoy por hoy uno de los pocos ejemplos existentes en Andalucía de las conocidas como ‘ecoaldeas’. Sus vecinos tienen la filosofía de preservar la naturaleza en estado puro. Así, en este rincón de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche se apuesta por la sostenibilidad de los recursos, la ecología y la máxima autosuficiencia posible.
Parece ser que la localidad llegó a contar con 600 habitantes en el siglo XIX, pero fue perdiendo población de forma progresiva hasta quedar completamente abandonada, situación en la que permaneció muchos años. Todo cambió cuando a mediados de los años setenta del pasado siglo XX comenzaron a llegar nuevos pobladores que eran principalmente personas de vida bohemia, dedicadas a la artesanía o el arte y que se fueron integrando progresivamente en el municipio hasta adquirir las viviendas.
Así, El Calabacino es una de las ocho aldeas de Alájar. Y está entre las más conocidas, ya que, en los últimos veinte años, esta aldea ha sufrido una auténtica transformación al ir recuperando viviendas que estaban a punto de desaparecer y construirse otras nuevas.
Pero no debe sorprendernos El Calabacino. Ni siquiera es un hecho aislado. Porque cada vez son más numerosas las personas -e incluso familias enteras- que deciden dar un giro a su vida y cambiar el campo por la ciudad. Y algunos de estos colectivos se están instalando en los más de 2.800 pueblos abandonados que, según la Asociación Pueblo Social, existen en España.
Despoblación rural. La Asociación Pueblo Social es una de esas entidades que apuestan por vivir de una manera más sostenible, lejos de las ciudades. Tanto es así que han hecho posible la aparición de iniciativas como Pueblosocial.es, una plataforma que pretende repoblar los pueblos abandonados.
Una manera de fomentar su repoblación y dar una oportunidad a todas las personas que quieren dar un cambio en su vida a través de la bioconstrucción, las energías renovables, la permacultura o el reciclaje, sin olvidar otros conceptos tan importantes como la nutrición, la educación, la solidaridad o la cultura.
Con este fin, Pueblosocial ha elaborado un mapa con la situación de casi 900 pueblos abandonados o que están siendo objeto de repoblación. Una web donde se destacan precisamente los casos de El Quejigo (Jabugo), El Viejo (Aroche) y El Calabacino (Alájar).
Además, la entidad advierte que “muchos de ellos fueron abandonados en los años 60, pero la tendencia a la despoblación continúa en la actualidad”. En su web podemos encontrar pueblos abandonados de los cinco continentes, aunque su principal objetivo es seguir conociendo pueblos deshabitados en la Península Ibérica para crear una gran base de datos.
En cualquier caso, El Calabacino, en Huelva, representa una nueva forma de vida caracterizada por la sostenibilidad y el disfrute de la naturaleza. Un modo de vivir para el que la provincia ofrece muchas posibilidades, algunas en las que se pueden dar soluciones intermedias. Puede que El Quejigo y El Viejo sean ejemplo de ello.
4 comentarios en «Huelva se suma al movimiento social que aboga por volver a la vida rural»
Me gustaría saber si existe la posibilidad de alquilar una casa,en alguno de estos pueblos andaluces.Muchas gracias.Mi correo es [email protected]
HOLA ME GUSTARIA SABER QUE REQUISITOS SON NECESARIOS PARA VIVIR EN UNA ECOALDEA MUCHAS GRACIAS
hola me gustaría saber que requisitos se necesitan para vivir en una ecoaldea como por ejemplo la de Calabacino.
Muchas graciass
Pues unirse a alguna de las que hay,no?
http://personasenaccion.com/tablon/2/1946.html
También podeis contactar con la facebook de repobladores
https://www.facebook.com/Repobladores?sk=wall