Clones en la moda, ¿dónde está el límite?

Vanesa Arana. Si hay algo que está de moda dentro del mundo de la moda es el debate abierto existente sobre la denominada “Guerra de los clones”.

Muchos opinan según sus propios criterios y pocas veces se paran a pensar en límites. Yo os propongo que deis vuestra opinión en referencia a esta situación tan compleja.

En el inicio de los clones inventado por multinacionales como Inditex, Primark, Asos, Blanco, Mango, etc… tenían un porcentaje muy pequeño en la amplia gama de sus colecciones, y eran adaptaciones de las prendas de temporada de las grandes firmas. A día de hoy ese porcentaje es altísimo y han derivado de versiones inspiradas en dichas firmas o adaptaciones, a réplicas casi exactas. Todo esto implica una auténtica guerra en relación a denuncias y conflictos legales, consiguiendo que cada vez sean más las firmas que patentan sus productos para de alguna manera poder proteger sus intereses comerciales.

Para posicionarse en uno u otro bando hay que conocer  por qué una prenda de firma tiene un precio más elevado y una de low cost tan bajo en relación a la original. Haciendo un resumen he de explicaros que lo primero es que la firma tiene es un diseñador  reconocido por su creatividad y originalidad  (Marc Jacobs, Karl Lagerfeld, Tom Ford, etc.) al que pagar y premiar por su exclusivo trabajo. Dicha creatividad también tiene una repercusión en el producto final, esta repercusión se ve reflejada en los ricos tejidos con un alto valor de mercado por su calidad y exclusividad, acabados de fabricación con mucho detalle y calidad, campañas de marketing muy fuertes,  presentación de colecciones en pasarelas internacionales, medios de comunicación, anuncios de todo tipo, presencia con las celebrities en diferentes eventos de repercusión mundial, costes de fabricación, transporte, personal de tiendas, gastos de establecimientos con una imagen muy cuidada, etc…

Todo esto hace que el resultado final tenga un coste de producto más elevado por éstos  y varios factores más que luego las multinacionales del low cost reducen a la mínima expresión, ya que se ahorran  los costes con diseñadores que se “inspiran” en lo que hacen los grandes directores creativos de moda, fabricación menos cuidada, tejidos de menor calidad,  etc… además de ahorrarse todos los costes de marketing que  hacen las grandes firmas y del que se aprovecha el low cost. Aquí es donde surge el debate, ¿es lícito permitir que  multinacionales low cost basen gran parte de sus colecciones en hacer réplicas de las grandes firmas? ¿Hasta dónde deben las multinacionales basar sus gamas de colecciones en réplicas y en creación propia? El debate está abierto.

Tenemos igualmente que pensar que no todo es blanco o negro, sino que hay zonas mixtas en la moda,  son las marcas de gama media representadas en las tiendas multimarcas o monomarcas. Aquellas que se suelen encontrar en los comercios locales que obviamente sufren en mayor medida esta guerra, ya que también el low cost tiene presente en sus colecciones muchas prendas clonadas de la denominada gama media y claro está que las marcas más humildes económicamente en relación a las grandes firmas sufren aún más esta situación al reducirse sus ventas aun teniendo que mantener los costes en los mismos planos (calidad, marketing, diseñadores…) que las grandes firmas pero a una escala mucho menor.

El debate está servido. ¿Apostar por más calidad y menos cantidad o por más cantidad y menos calidad? ¿Deben marcarse límites?

En el mundo de redes sociales y bloggers podéis encontrar muchas posturas argumentadas ya que es un tema de tendencia total. Hay revistas como por ejemplo Vogue que a través de ‘El diablo viste de Zara’ expone los diferentes clones según las temporadas. Y tú ¿Qué opinas?

Os deseo un buen fin de semana y ¡hasta el próximo viernes!