Ficha técnica
Plaza de Toros de Valverde del Camino, tres cuartos de plaza en los tendidos, se lidiaron toros de distintas ganaderías en corrida concurso: 1º de Miura, palmas en el arrastre resultó elegido ganador del concurso, tomó cuatro puyazos; 2º de Joaquín Buendía, pitos en el arrastre; 3º de Prieto de la Cal, división en el arrastre; 4º de Joaquín Buendía como sobrero, al ser devuelto el titular del Conde de la Corte, fuera de concurso; 5º de Guardiola, encastado, silencio; y 6º del Conde de la Maza, silenciado en el arrastre, para los toreros en mano a mano:
Rafael Rubio “Rafaelillo”: estocada y descabello, vuelta tras petición; pinchazo y estocada, silencio; y dos pinchazos y cuatro descabellos, silencio.
“Joselillo”: media estocada, ovación con saludos; estocada, oreja; y cuatro pinchazos y descabello tras aviso, silencio.
Fue premiado como mejor picador de la tarde a Agustín Collado, de la cuadrilla de Rafaelillo, por su tercio de varas al 5º de la tarde.
Carlos Arroyo. La bravura. Los taurinos siempre vamos a discutir si un toro es bravo o está encastado, y a fe que es difícil precisar ambos conceptos, ya que se solapan en muchas características de los toros durante la lidia. Bravo es el toro que va a al caballo, que pelea, sabiendo donde va. Pero también es duración en la muleta y seguir los engaños, y posiblemente, se hubiera quedado desierto este premio si ante esta última condición el jurado hubiera puesto sus miras.
4 puyazos tomó el toro de Miura, ‘Ordinario’ de nombre, con franqueza, embistiendo muy derecho, aunque sin demasiados bríos. Pero cuatro puyazos también el de Prieto de la Cal y el de Guardiola, éste último quizás el más encastado de la corrida, y el que llegó a la muleta con más poder. Toda la corrida acusó en exceso las entradas al caballo, llegando al último tercio demasiado parados, sin mucha emoción, exceptuando el cuarto de la tarde de Buendía-Santa Coloma, que al ser fuera de concurso como sobrero, propició que se cortara la única oreja de la tarde a manos de Joselillo.
Rafaelillo solo pudo algo de su tauromaquia con el primero de la tarde, de la ganadería de Miura, al que recibió con la rodilla flexionada, en un lanceo largo. Llegó el toro mermado a la muleta, por lo que no repetía, el mayor defecto del toro y casi de toda la corrida, pero el murciano fue capaz de arrancarle algunos muletazos importantes. El toro, noble, se dejó y no desarrolló el sentido habitual de los astados que pastan en Zahariche. Escuchó la casi única ovación de la tarde a la muerte de este toro en la vuelta al ruedo.
El tercero adoleció de falta de fuerzas. “Vinatero”, de Prieto de la Cal, de preciosa estampa jabonera, también acudió cuatro veces al piquero, pero era un querer y no poder por parte del animal, que no hizo malas cosas en la lidia, pero su falta de fuerzas dejó todo en meros apuntes. “Rafaelillo” poco pudo hacer con él, más que estar correcto, en faena pulcra y matarlo al segundo intento de estocada con efecto fulminante. Su tercer oponente, quinto de la tarde de la ganadería de Guardiola, fue el que más cerca pudo estar de llevarse el premio de la bravura junto con el de Miura. Tomó cuatro puyazos, y aunque tardeó, se arrancó con alegría. Era el toro más aparatoso, con más cara de la corrida, aunque bajo. En el último tercio llegó más parado y sacó dificultades, que “Rafaelillo” no se afanó en disimular, en trasteo sin fajarse nunca con el animal, que fue encastado. Se silenció su labor.
Sólo obtuvo premio mayor “Joselillo” en el cuarto de la tarde, un sobrero de Joaquín Buendía, que se le dio un minipuyazo, ya que estaba fuera de concurso, y que aguantó algo más en el último tercio. Fue faena templada del madrileño, afincado en Valladolid, sin muchas apreturas. Se alivió bastante el torero, y el de Santa Coloma, embistió despacio y con franqueza, resultando una faena pulcra. El segundo de la tarde, también de Buendía, tomó dos varas buscando excusas y llegó al último tercio noble pero demasiado pastueño. Se rajó al final de la faena y perdió completamente el celo necesario para armar faena.
Casi exacto guión tuvo el sexto, del Conde de la Maza, que tomó tres puyazos, pero se paró en la muleta. Abrevió el toro, pero no con los aceros, ya que necesito de hasta cuatro entradas sin lograr estocada y un descabello.
Por tanto, no cumplió del todo con las expectativas creadas la corrida-concurso de ganaderías, legendarias todas, sin salir ningún toro bravo de verdad. A pesar de ello, es una iniciativa muy bonita e importante poder ver toros de los denominados “complicados” tan cerca de Huelva, saliendo un poco de la monotonía torerista y del monoencaste que padecemos los aficionados por estas latitudes.