Carlos Arroyo. Con media entrada en los tendidos en tarde calurosa en la localidad de El Campillo, que celebraba sus Fiestas Mayores, los novilleros onubenses Juan Ramón Jiménez y Emilio Silvera mostraron sus condiciones, y que el futuro de la fiesta en Huelva es halagüeño, ante un encierro de la ganadería de Diego Puerta, que fue encastado, pero que tuvo sus dificultades.
Abría plaza el sevillano Elio Martín, que le correspondió en suerte un novillo templado pero con las fuerzas justas. No pudo el sevillano lucirse con el capote, ya que el novillo se derrumbó varias veces. Necesitaba temple, la mejor medicina, y se la dio Juan Ramón en un lucido quite a la verónica rematado con la media.
Más entonado estuvo Elio con la muleta, sobre todo con la izquierda, cuando el novillo se afianzó mejor y fue a más. Hubo muletazos de calidad, aunque sin llegar al arrebatamiento necesario en estos escalafones. Aseado, correcto, con buen trazo en la faena, pero sin pasión. Lo mató de estocada casi entera delantera y paseó una oreja.
A Juan Ramón Jiménez le tocó en suerte el novillo más complicado de la tarde. Lo recibió con una larga de rodillas y lanceando a la verónica, ganándole terreno, sin terminar de cuajar las embestidas del burel. Colocó las banderillas el novillero con valor y exposición.
En la muleta, el novillo quedaba más corto y topaba más que deslizarse. Aún así, el onubense lo intentó y porfió con el novillo, que por la izquierda se defendía con genio, siendo volteado de manera fea. Se tiró encima en la suerte suprema, dejando una estocada defectuosa, al segundo intento, cortando una oreja.
El momento álgido de la tarde llegó con el toreo de muleta de Emilio Silvera. Encajado, seguro, profundo, templado, mandó las embestidas del astado con torería y empaque, sobre todo por el pitón izquierdo, en una faena poco acorde con la juventud del torero. El novillo fue bronco de salida y se movió con violencia por la plaza en el primer tercio, pero Emilio lo paró en la muleta, haciéndole una faena redonda y lo más destacado artísticamente de la tarde. La estocada cayó trasera y baja, algo por otra parte normal ya que la suerte suprema es la que más dificultades ofrece a los chavales que están empezando en el arte de la tauromaquia. Se le concedieron las dos orejas del novillo, permitiéndole salir a hombros.
También cortó las dos orejas de su novillo el rejoneador de Zafra Pablo Ramos, en una labor de rejoneo clásico, con buenos pares de banderillas, citando de frente. Se movió bien el novillo, que permitió al caballero segedano momentos de lucidez. Terminó con la vida del astado de estocada al tercer intento, concediéndole la presidencia de forma generosa las dos orejas.
Se pudieron atisbar, por tanto, que los novilleros onubenses tienen condiciones para el toreo, con las carencias propias de su inexperiencia y su juventud, pero hay motivos para la ilusión si la evolución que deben tener se hace realidad. Cada uno en su estilo y con sus características, el toreo de valor y temple de Juan Ramón Jiménez y el toreo estético y profundo de Emilio Silvera, pueden llevar a altas cotas el mundo taurino de nuestra ciudad. Aquí puede haber dos toreros importantes y Huelva los necesita.