Redacción. Las 120 parejas de buitre negro registradas en el paraje natural de Sierra Pelada ponen de manifiesto, tal y como ha puesto de manifiesto la delegada territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, Carmen Lloret, la recuperación de esta ave “solitaria” en la provincia de Huelva.
La cifra supone el 38 por ciento de la población total existente en Andalucía, donde se localizaban, al cierre de 2012, hasta 320 parejas. Un censo que “duplica y casi triplica” a las 125 que sobrevolaban el conjunto de la comunidad autónoma en 2001.
El paraje de Sierra Pelada cuenta con una extensión de 12.226 hectáreas que abarcan los términos municipales de Almonaster la Real, Aroche, Cortegana y Rosal de la Frontera.
El buitre negro, una de las aves de mayor tamaño de España y Europa y cuya traducción de su nombre científico (Aegypius monachus) viene a situarlo como un ave solitaria o monje, a la que se suele ver solo o en pareja, nunca en grupos numerosos como ocurre con el buitre leonado. La hembra sólo pone un huevo al año, la incubación dura 55 días y los padres alimentan y acompañan al pollo en todo momento hasta que puede emprender el vuelo.
Tras desaparecer de manera progresiva como nidificante en las provincias de Cádiz, Málaga y Granada a lo largo del siglo XX, en 2001 fue declarada especie en peligro en Andalucía al considerarse que quedaban menos de 250 individuos maduros.
El Programa de Actuaciones para la Conservación del Buitre Negro en Andalucía, cofinanciado con fondos europeos y en el que colabora la Fundación Bios, ha rehecho por completo en Huelva un total de 16 nidos en Sierra Pelada (con una estimación del 13 por ciento en pérdidas de puestas por caída de nidos en mal estado) e instalado otros 18 nidales artificiales en Sierra Pelada y La Contienda, una finca pública del término municipal de Aroche.
De igual modo, el programa acomete también acciones como el suministro de alimentación suplementaria, trabaja de manera conjunta con la Estrategia Andaluza para el Control de Venenos y promueve la firma de convenios de colaboración con propietarios de fincas donde anidan buitres negros, y con cazadores y ganaderos, cuya participación es esencial para el éxito de la iniciativa.
La reducción de molestias en las áreas de reproducción, el rescate de huevos, pollos huérfanos o abandonados y otros ejemplares recuperables y el marcaje de aves con emisores GPS para facilitar su seguimiento, así como la disminución del riesgo de colisión con tendidos eléctricos, completan las labores que se llevan a cabo en el hábitat del buitre negro.