Ana Rodríguez. La minería es un sector en auge en la provincia de Huelva. Según unas declaraciones realizadas hace unas semanas por el delegado de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo en Huelva, Eduardo Muñoz, en los próximos meses la actividad minera dará empleo a un total de 9.000 personas.
En esta misma línea, la Consejería del ramo sacó a concurso en enero de 2013 un total de 61 derechos mineros (38 concesiones y 23 permisos de investigación), correspondientes 40 de ellos a la provincia de Huelva. Estos derechos afectan a 32.200 hectáreas de tierra onubense y convierten en susceptibles de investigación a 14 municipios de la provincia de Huelva.
Ante este panorama, la Mina de Aguas Teñidas, con sede en Almonaster la Real, se muestra como un modelo a seguir por las futuras empresas que decidan dedicarse en la provincia a la explotación de mineral. Matsa comenzó su andadura en 2005 y actualmente se halla inmersa en un proyecto de ampliación de su producción mediante la construcción de una nueva línea de la planta de tratamiento. Esta iniciativa, además de alargar la vida útil del proyecto hasta los 15 años, permitirá a Minas de Aguas Teñidas duplicar los millones de toneladas de mineral que procesan al año, pasando de 2,2 a 4,4. En ella han invertido más de 300 millones de euros y además, generará 1.000 empleos directos durante la fase de construcción y entre 100 y 200 a su finalización.
Para ahondar un poco más en el futuro de Matsa y su filosofía de empresa, hemos hablado con su director general, Alonso Luján, sobre cuyas espaldas está mantener a Aguas Teñidas como la empresa minera líder en exportaciones de concentrado de cobre en España.
– ¿Qué importancia tiene para ustedes la investigación?
– Somos una empresa minera que consume recursos naturales y éstos forman un volumen de 2,2 millones de toneladas cada año y, con la ampliación, serán 4,4, por ello lo lógico es que mantengamos una dinámica de investigación geológica permanente para recuperar la reserva que consumimos en la producción. Invertimos en ella 10 millones de dólares por año, una cantidad de las más grandes que se manejan en el mundo para la investigación geológica. Con esta cantidad somos capaces de hacer 80.000 metros de taladro de investigación, de sondeos, variando cada taladro en el orden de los 650 a los 700 metros.
Tenemos una superficie bastante importante de concesiones de investigación y explotación en la Faja Pirítica, muchas de ellas se encuentran en la parte cercana a la planta. Tenemos una franja de terreno susceptible de exploración que tiene 20 kilómetros de longitud por seis o siete de ancho aquí, cerca de las instalaciones, más otras áreas como Sotiel o cerca de Riotinto. Además, en el último concurso que hizo la Consejería también participamos para poder posicionarnos dentro de la Faja Pirítica como una de las más grandes empresas en operaciones mineras.
– ¿Qué metodologías usan para encontrar mineral?
– Usamos metodologías muy globales, como es el uso del satélite, donde los geólogos empiezan a observar ciertas características. Después empleamos sistemas como el Titán 24, en el que se colocan cables cada 100 metros que mandan señales al interior de la tierra y reciben una respuesta que se traspasa a unos planos y luego se interpretan. Otro método que tiene mayor rapidez que el anterior consiste en mandar señales desde un helicóptero, con el que se recorren líneas cada 100 metros mientras el aparato manda señales al subsuelo. La respuesta que se recibe, se procesa y traduce a planos que los geólogos interpretan y empezar a buscar. Cuando tenemos el panorama más claro, comenzamos a poner taladros.
– ¿Han encontrado algo que les haya llamado la atención en esas exploraciones?
– Hemos encontrado un depósito de una pureza importante. Es uno de los nuevos descubrimientos que tenemos, aunque todavía no lo hayamos dado a conocer porque son las primeras informaciones y aún estamos investigando la magnitud del mismo. Sí se visualiza un potencial importante en este nuevo depósito. En superficie no da evidencias, pero está a 200 metros de profundidad y a tan solo ocho kilómetros de la mina. Lo identificamos con el helicóptero y, cuando vimos los planos, sospechamos que había algo ahí, pusimos unos taladros y efectivamente. Ahora mismo estamos explotando depósitos medianos y, aún así, hablamos de 20-25 millones de toneladas.
– De cara a realizar estos estudios, ¿utilizan información histórica sobre la zona?
– Cuando uno lee la información que existe ahora, que puede ser de 1900 hasta la fecha, primero hay que entender que la evolución de la explotación pasaba por ciertas necesidades. Durante la Revolución Industrial se necesitaba ácido sulfúrico y lo sacaban de la pirita de la Faja Pirítica, no les interesaban otros minerales. Después avanza la tecnología y el azufre fue mucho más fácil obtenerlo en los pozos petrolíferos y a un costo más bajo y desplazan a la Faja Pirítica del azufre. Pero vienen después compañías que ven una oportunidad de negocio con los minerales polimetálicos como el cobre, plomo o zinc y entra una nueva generación de explotaciones, como Riotinto, la Zarza, Tharsis, que se ven físicamente. Se explotan los depósitos que habían estado en superficie, pero no los que están cubiertos con 100 ó 200 metros. El ejemplo más claro, el más joven descubierto, es el de Matsa, que está sepultado, ahora mismo estamos a 500 metros de la superficie. Este tipo de depósitos tienen un potencial muy grande para la Faja Pirítica.
– ¿Qué papel juegan las líneas férreas a la hora de transportar el mineral? ¿Y la Huelva-Zafra?
– El problema de la Huelva-Zafra es de pasajeros, porque la línea para mercancías seguirá funcionando. Aclarado esto, creo que hay una infraestructura creada que deberíamos aprovechar y estamos estudiando cómo hacerlo.
Lo que se extraiga de Sotiel pensamos procesarlo en Aguas Teñidas pero habría que transportarlo y, cuanto más económico sea el transporte, más rentable será Sotiel. Estamos evaluando para ello muchas alternativas, entre ellas la utilización de la infraestructura férrea que tenemos y que pasa cerca de Sotiel. También valoramos esta infraestructura un poco más allá de la frontera operativa, que es la conexión al Puerto, porque si fuésemos capaces de reactivar esa línea de transporte, seguramente podríamos abaratar los costes.
En paralelo estamos haciendo una inversión en el Puerto de Huelva para poder sacar todos nuestros productos por él. Por ahora sólo podemos dar salida a los concentrados a granel, porque no hay terminal de contenedores, pero estamos metidos en un proyecto con la Autoridad Portuaria de Huelva para poner esa terminal. Es un proyecto ambicioso que demanda más volumen de transporte, pero creo que vamos a sacar adelante.
– Hace dos semanas Manuela de Paz nos comentaba en una entrevista que había una empresa interesada en crear un sistema de almacenamiento en el Puerto y que en ello iba a invertir 50 millones. ¿Son ustedes esa empresa?
– El Puerto demanda más empresas, no sólo una. Nosotros estamos dentro de ese proyecto, en el Muelle Juan Gonzalo. Es una iniciativa interesante para reactivar la economía de Andalucía y de Huelva, porque un Puerto con esas características reactiva el comercio y muchas mercancías que pudieran entrar por Huelva, van a entrar por ahí.
– ¿La línea Huelva-Zafra en estos momentos está en condiciones para transportar vuestro mineral?
– Sí, la línea está en buenas condiciones, lo que pasa es que para Matsa pasa por un tema económico, porque la línea tiene su trazado ahora mismo y queda en un lado y habría que conectarla, hacer un ramal. Pero si logramos encontrar ese equilibrio será beneficioso para muchos, porque transportamos la mercancía en camiones y éstos no dejan de ser un peligro en la carretera. Tiene sus ventajas, pero tiene que ser económico. Estamos estudiando por nuestra parte la economía del proyecto y ha habido un acercamiento con Adif y Renfe para tratar de entender la normativa, que es muy exigente.
– ¿Cómo contribuye Matsa al desarrollo de su entorno?
– Nos manejamos dentro de un esquema en el que nos dedicamos a producir, a ser responsables medioambientalmente, en seguridad, a tener muy buenas relaciones con nuestros vecinos… Es una política bastante interesante y estamos convencidos de que Matsa es un generador de riqueza en la Comarca del Andévalo y en Huelva. Tenemos excelentes relaciones con todas las comunidades, nos manejamos con una política de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), participamos en muchos eventos: sociales, deportivos, apoyamos el desarrollo de las comunidades, escuelas de la región y tenemos relaciones con la Universidad de Huelva. Le damos mucho énfasis a la educación, creo que es la parte más importante, fomentar más la investigación, que los muchachos se integren en este sector. En España no encontramos profesionales de la industria minera y por eso promovemos la investigación con la UHU, que los jóvenes participen y vengan a visitar las instalaciones, sobre todo los geólogos.
También fomentamos mucho las visitas, somos una empresa de puertas abiertas, de hecho estamos llevando a cabo un proyecto de un taller temático, estamos construyendo una infraestructura dentro de la mina para recibir visita, con ejemplos reales dentro de la mina, con una entrada en autobús en el que puedan bajar, un programa para entender y percibir lo que es la industria minera.
Aparte tenemos un programa en el que invitamos a muchas asociaciones, a través de los municipios, para ayudarlas, creando, por ejemplo, equipos de fútbol, de tenis, las apoyamos en actividades culturales, como las jornadas islámicas, medievales… siempre en la medida en que podemos.
– También colaboran con asociaciones que agrupan a personas con discapacidad, ¿no es así?
– Desarrollamos una política de apoyo a discapacitados, por Ley tenemos la obligación de tener un porcentaje de personas con capacidades diferentes y, como somos una industria peculiar, hemos optado por tercerizar ciertas actividades a empresas que contratan a personas con discapacidad. Dos en particular, una que nos hace los vestuarios y los lava. Nosotros entregamos dos recambios de ropa dos veces al año y les damos a los trabajadores el servicio de limpieza gratuito, lo cual beneficia al trabajador y a esta empresa que contrata a personas con capacidades diferentes. Tenemos otra empresa, Aspromin, a la que también le damos mucho trabajo. Se dedica a la fabricación de cajas de madera para poner las muestras de sondeos.
– ¿Y en términos de empleo?
– Tenemos bastante empleo en la región. En cuanto a la distribución del empleo, el 81% de los puestos de trabajo lo ocupan personas del Andévalo, el 13% de la provincia de Huelva, el 5% del resto del resto de Andalucía y un uno por ciento de fuera de España. Se debe notar en las comunidades de alrededor que hay movimiento económico.
– Si todas las investigaciones que estáis realizando se tradujeran al final en explotaciones, ¿de cuántos puestos de trabajo estaríamos hablando?
– Tenemos una filosofía de negocio de largo plazo, de permanencia en el tiempo. Por ello, por ejemplo, estamos construyendo un edificio de oficinas y por ello también el año pasado firmamos un convenio con el comité de empresa por cinco años. Si una persona tiene la seguridad de que puede hacer un proyecto de vida, de que puede conseguir un coche, una casa, que lo va a poder pagar… eso creo que es ser responsable socialmente también y trabajamos mucho en ese sentido.
Ahora tenemos una ampliación a 4,4 millones de toneladas, las cuales llevan en el fondo unas necesidades que tenía la empresa de incrementar su producción para poder asegurar esa filosofía de permanencia, porque generalmente las industrias mineras en el mundo, cuando bajan los precios de los metales, entran en pérdidas y se van y eso ha provocado una reacción negativa hacia la minería en el mundo. Nosotros hemos retomado esa idea de industria a largo plazo y los 4,4 millones de toneladas hacia los que nos encaminamos con la ampliación nos hacen consolidar nuestros costos de producción.
Cada vez que optimizamos el proceso bajamos los costos, cada vez que bajamos los costos estamos más preparados para más largo plazo o para aumentar el negocio. En una planta de este tamaño, de estas características, manejamos un radio de influencia, lo dije cuando hablaba de Sotiel, cuyo costo es muy sensible al transporte. Primero la nueva planta tiene que consolidarse en el tiempo, en un radio de acción de 30 kilómetros. Si cumplimos esa primera expectativa y encontramos más mineral después de los 30 kilómetros, nos tenemos que plantear o un ferrocarril que nos traiga el mineral de manera más económica o poner otra planta allá y cada planta que pongamos son 2.500-2.000 puestos de trabajo.
– ¿Qué expectativas de futuro hay en cuanto al precio del cobre?
– Hemos hecho un análisis económico histórico, primero de cómo se comportó el precio del cobre de 1900 hasta la fecha a niveles de valor de dinero actual. En base a eso sensibilizamos el proyecto, y lo hicimos a los peores niveles, a los de 2000. Entonces, mientras el precio no baje a menos de un dólar la libra, nosotros somos saludables. Si lo hace, tendremos que buscar la fórmula para ajustar nuestros precios. De ahí la ampliación. Es muy fácil hacer minería cuando los precios son muy altos, pero hay que estar preparando la compañía para los tiempos difíciles.
– ¿Qué papel juega la seguridad en todo el proceso de producción?
– Nuestra filosofía de negocio está basada en tres grandes pilares: seguridad, medio ambiente y la RSC. No podemos ser una empresa rentable si fallamos en uno de los pilares. El tema de la seguridad es para mí y para la empresa el más importante. Crear las condiciones adecuadas para que nuestros trabajadores tengan la seguridad correspondiente para desarrollar la tarea que se les ha encomendado, preservar su integridad física.
Tenemos dos políticas interesantes en seguridad, la primera es un programa que se llama ‘los cinco puntos’ que persigue el contacto personalizado entre el operario y la línea de mando ya que normalmente los temas de condiciones inseguras pasan por falta de comunicación, porque no se arregló algo a tiempo. También desarrollamos un Plan Integral de Seguridad que se basa en establecer o crear el procedimiento necesario para que todo el mundo sepa cómo actuar en las diferentes situaciones. Son 20 procedimientos claros y extensos y es necesario que cada uno lo tenga en mente.
Esto nos posiciona en un nivel de seguridad muy interesante. Nos medimos por dos ratios: el Índice de Frecuencia –cantidad de accidentes con baja en jornada laboral por cada millón de horas de trabajo- y el Índice de Gravedad –número de jornadas perdidas por accidente con baja por cada 1.000 horas de trabajo-. En el primero tenemos un 5,06, mucho menos que el promedio de la industria minera en el mundo, y en el otro un 0,08, algo nunca visto. Ello se traduce en que tenemos muy pocos accidentes y de muy poca gravedad.
En la evaluación de todos nuestros accidentes, el 80% de los mismos está relacionado con la actitud de las personas y el 20% a condiciones inseguras. Hay que trabajar en la conducta de las personas, éste un reto más profundo, hay que concienciar al personal de que es importante tener esa cultura de la seguridad.
– ¿Y el otro pilar? ¿El medio ambiente?
– En términos de medio ambiente vamos más allá de los requerimientos legales, por ejemplo, nuestro sistema de minas es uno de los más modernos del mundo, nos permite aprovechar un recurso natural no renovable en un 98% y estamos queriendo llegar hasta el 100%. Manejamos de manera muy eficiente todos los residuos del proceso industrial, de tal manera que el 50% de esos residuos regresan a la mina y el otro 50% lo confinamos en un depósito de pasta seca. Los podríamos devolver todos de nuevo a la mina si tuviéramos el espacio necesario, pero por cuestiones de volumen la mina sólo acepta el 50%. El depósito de pasta seca está fabricado bajo estrictos estándares de ingeniería medioambiental y de diseño, y hablamos de diseño porque ese depósito en la etapa de restauración tiene que pasar a formar parte del entorno natural.
Por otro lado, tenemos un balance de aguas cero, eso significa que reutilizamos toda el agua que usamos, tenemos plantas de tratamiento donde el agua solamente está dando vueltas en el proceso. Estamos en un proyecto de una planta de tratamiento que nos va a costar cerca de 30 millones de euros y que nos va a permitir que ni siquiera manejemos agua fresca (aunque de por sí utilizamos muy poca o ninguna), dejando ésta sólo para el consumo humano.
Por otro lado, hacemos todas las mediciones posibles: de ruido, de polvo, de agua, de aguas de la zona industrial, etc. para monitorizar constantemente las variaciones que se han producido y reportarlas, aunque nunca hemos tenido ninguna observación porque nos manejamos más allá de requerimientos legales.
Matsa duplica su aportación para proyectos en beneficio de la comunidad
