Ana Rodríguez. Félix Prada Casado era marino, capitán de la Marina Mercante. En uno de sus periodos en tierra decidió hacerse unos análisis porque se notaba cansado y le dolía mucho la cabeza. Los resultados trastocaron todos sus planes. Le detectaron una ERC, enfermedad renal crónica, una enfermedad “silenciosa” que había deteriorado el 85% de sus riñones, hasta tal punto que ni si quieran pudieron hacerle una biopsia para averiguar la causa que había provocado la dolencia. Cuando todo esto pasó corría el año 1991 y Félix tenía sólo 32 años.
Su vida cambió por completo, tuvo que dejar su trabajo en una empresa pesquera onubense en Angola y comenzar un tratamiento de prediálisis que duró dos años y en el que, para contener la enfermedad, le administraron medicación y controlaron su dieta, reduciendo a la mitad la ingesta de proteínas. En agosto de 1993, sus riñones dejaron de funcionar completamente y pasó a diálisis, tratamiento que recibió un día sí, uno no, durante la friolera de casi 15 años. Con 34 años, Félix ya era pensionista porque la enfermedad le impedía conciliar la diálisis con cualquier actividad laboral.
“Cuando empecé con el tratamiento sustitutorio del riñón, a las personas de Huelva se las trasplantaba en el Virgen de las Nieves de Granada. Cuando había un órgano, llamaban al menos a cuatro receptores porque, una vez allí, había que hacer nuevas pruebas y cuanta más gente, más posibilidades de que a alguna le viniera bien. Me llamaron 12 veces en 15 años. En una ocasión el donante había dado los dos riñones y yo era el segundo receptor, así que me ingresaron, operaron a la persona que iba delante de mí y, cuando me iban a meter en quirófano, me dijeron que el órgano estaba deteriorado y que no podía ser”.
Con una sonrisa, Félix recuerda la madrugada del 29 de febrero al 1 de marzo de 2008. Unos meses antes lo habían llamado nuevamente para hacerle en Sevilla unas pruebas y ver el lado adecuado para colocarle el riñón en caso de que hubiera un nuevo donante. “Estaba tan acostumbrado a que me llamaran, que cuando sonó el teléfono a las tres de la mañana y me dijeron que tenían un posible órgano para mí, respondí a las preguntas que me hicieron sobre mi estado de salud y me volví a dormir”.
Pero ésta vez era la buena. A las 7.00 horas se pusieron nuevamente en contacto con él y fue todo muy rápido: la llegada a Sevilla, los análisis de sangre, las pruebas de compatibilidad… tras tres horas y media en el quirófano, el médico comunicó a los familiares de Félix que “el paciente había empezado a orinar dormido”, síntoma inequívoco de que todo había salido muy bien, dado que las personas que reciben diálisis, por regla general, no pueden orinar.
“Hasta que no te dicen que es para tí no te lo crees”, dice Félix, “el trasplante supuso un cambio muy grande porque de depender de una máquina a tener libertad total la vida varía completamente, tu carácter, tu humor, al ver que todo funciona coges confianza, autoestima, no piensas que algo puede salir mal porque de lo contrario no podrías vivir. Fue una sensación de absoluta libertad”.
El otrora marinero tiene dos días de cumpleaños marcadas en el calendario, aunque los años de trasplantado “los cumplo uno de cada cuatro”, bromea haciendo referencia a aquel 29 de febrero. Sobre la identidad de quien le proporcionó esta segunda fecha de aniversario no sabe nada: “siempre piensas en quién pudo ser y escuchas comentarios y preguntas a la gente, a los médicos, pero con la Ley de Protección de Datos nadie te dice nada. Yo no sé quién me dio la vida”.
Para esas personas que se encuentran en la situación en la que un día se vio él, las que están esperando un trasplante, Félix les dice que “no pueden perder nunca la esperanza porque esa llamada puede llegar en cualquier momento. Es una alegría muy grande que se confirma cuando te dicen que ese órgano es para ti. Luego el cambio es total. Hay que estar animado y mirar hacia delante, consciente siempre de que, un día, puede ser el bueno”.
Uno de los pilares de apoyo de Félix durante estos años ha sido la Asociación Alcer Onuba, a la que se unió cuando empezó el tratamiento de diálisis. La entidad cumple este 2013 los 32 años y todavía “nos queda mucho trabajo por hacer”. Prada fue presidente de la misma entre 1994 y 2006 y desde hace tres años ocupa la vicepresidencia de la Asociación, desde la que luchan contra las enfermedades renales y promueven la figura del donante, una figura “necesaria, siendo imprescindible concienciar y promover la donación de órganos en la sociedad”.
Como bien resume Prada, “la donación es un acto altruista, no tiene precio, es la vida en sí, la vida misma. Hay que recordar a las personas sanas que lo que nos ha pasado a nosotros le puede pasar a cualquiera en cualquier momento y por ello, sólo por solidaridad, deben donar”.
Félix mejoró su calidad de vida gracias a ese individuo anónimo que tomó una decisión acertada, la de salvar, compartiendo su cuerpo, a otros que le sobrevivieron. Hoy, 5 de junio, Día del Donante de Órganos y Tejidos, os invitamos desde Huelva Buenas Noticias a que vosotros, nuestros lectores, también regaléis vida. ¡Hazte donante!
Hazte donante. Actualmente, para hacerse donante de órganos existen dos opciones que no son excluyentes. La primera es solicitar en vida la tarjeta de donante, un documento donde se declara la voluntad de que se proceda a la donación de órganos y tejidos tras la muerte. La tarjeta, que puede anularse siempre que uno lo desee, se expide en instituciones públicas como Consejerías de Salud, coordinaciones hospitalarias de trasplante, servicio de información al usuario de hospitales y centros de salud, Organización Nacional de Trasplantes; o privadas, como asociaciones de enfermos renales y de trasplantados de hígado, corazón o riñón. También se puede conseguir solicitándola por correo a la Coordinación Autonómica de Trasplantes del Servicio Andaluz de Salud, o mediante el teléfono 901 40 00 43.
El otro método es el Registro de Voluntades Vitales Anticipadas en el que se puede dejar constancia de la voluntad de ser donante. Aquí, el primer paso es solicitar una cita en el teléfono de Salud Responde (902 505 060) y, una vez que se tenga, dirigirse a la Delegación de Salud correspondiente con el DNI o pasaporte y los formularios de Inscripción en el Registro de Voluntades Vitales Anticipadas, de declaración de voluntad vital anticipada, de aceptación del representante (si se elige esta opción) o de aceptación del sustituto del representante (igual que el anterior). Los formularios se encuentran disponibles en todos los centros sanitarios públicos andaluces además de en Internet.
En cualquier caso, siempre es imprescindible que el donante ponga en conocimiento de sus familiares y allegados su deseo expreso de que sus órganos sean donados a su muerte, ya que éstos son consultados siempre y tienen que dar su consentimiento antes de que la donación se haga efectiva.
Donación en vida. Por otro lado, existen diversas modalidades de donaciones. Además de la más común, tras el fallecimiento de la persona, también está la donación en vivo, que es cuando un individuo dona altruistamente a otro que conoce un órgano, una práctica muy común entre familiares y amigos.
Otra modalidad es la conocida como del “buen samaritano”, esa persona que toma la decisión de dar una parte de sí estando aún vivo a otro ser al que no conoce.
Finalmente, está la donación cruzada, un sistema que se está extendiendo y que consiste en que si una persona requiere un riñón, por ejemplo, y cuenta con un donante incompatible, puede intercambiarse con otra pareja en la misma situación.
1 comentario en «Félix Prada, trasplantado de riñón: “Yo no sé quién me dio la vida”»
yo soy tambien trasplantado pero de higado, mando tambien un saludo a todas las personas trasplatadas, de cualquier organo y agradecimientos ha las personas que donan yfamiliares deseandoles a las personas que donar es da vidas. Un fuerte abrazo y cariños y salud para todos