Redacción. La hipertensión arterial (HTA) afecta a más de mil millones de personas en el mundo y los tratamientos consumen el 10 % del gasto sanitario global. Sin embargo, nuevos estudios señalan que una nueva técnica terapéutica, la denervación renal, reduciría en un tercio el número de hipertensos resistentes a los fármacos actuales y dos tercios verían disminuidos su clasificación patológica a un estadio inferior.
Sobre esta cuestión se ha profundizado en una de las mesas del Congreso de la Sociedad Andaluza de Cardiología (SAC), cuya 48º edición, que cuenta con más de 200 congresistas, se desarrolla hasta mañana en la localidad onubense de Punta Umbría. La técnica de la denervación renal, ha explicado Manuel Jesús Oneto, cardiólogo del Hospital de Jerez de la Frontera (Cádiz) y vicepresidente de la Sociedad Andaluza de Cardiología (SAC), consiste en una ablación o quemadura térmica realizada mediante un catéter que se introduce en las arterias del riñón. El objetivo de esta técnica es la desactivación de su red nerviosa –responsable de regular la sangre en los riñones–. El especialista jerezano, en una ponencia titulada La denervación renal como terapia eficaz, ha detallado que dicha técnica se realiza “bajo anestesia local y sedación ligera”. Esta desactivación nerviosa resulta fundamental en la medida en que es el riñón, fundamentalmente, el encargado de regular el volumen de sangre y, por tanto, de la tensión arterial.
Con el nombre de Nuevas alternativas de tratamiento en la HTA, mesa en la que se han presentado novedosos métodos terapéuticos, Oneto ha ofrecido un monográfico sobre la mencionada denervación renal, «técnica que no supone ningún riesgo para el paciente», ha añadido.
Los enfermos cardiovasculares con más de 70 latidos deben ser tratados. Otra de las mesas del 48º Congreso de la Sociedad Andaluza de Cardiología (SAC) ha acogido la ponencia Angina crónica estable. ¿Qué sabemos del Clarify?, a cuyo cargo ha estado Antonio Martín Santana, cardiólogo de Hospital del SAS de Jerez de la Frontera (Cádiz). Martín Santana ha explicado cómo la frecuencia cardiaca en reposo (FCr), según los estudios epidemiológicos, «ha demostrado ser un predictor de la mortalidad debido a motivos cardiovasculares».
Un estudio actualmente en marcha establecerá el papel concreto de esta FCr: se trata del CLARIFY, «un registro realizado en 45 países que ha incluido a más de 33.000 pacientes ambulatorios con enfermedad coronaria estable y que, seguidos durante cinco años, tiene prevista su finalización en 2015», ha declarado Martín Santana, para quien «la FCr está considerada como un factor de riesgo cada vez más importante». «Los enfermos coronarios deben tener menos de 70 latidos por minuto, así como unas cifras de colesterol malo (LDL-colesterol) de menos de 70 mg/dl. Este factor debe tener un objetivo en el tratamiento de estos enfermos», ha señalado.