Elisabeth Mendez. La localidad onubense de Lucena del Puerto ha disfrutado de una madrugadora jornada festiva que comenzaba sobre las 7:30 horas de la mañana, momento en el que el sonar de cohetes daban los buenos días a unos luceneros que se disponían a esperar a las primeras bandas de música, que llegaban para poner melodía al Día de las Cruces de Mayo, una festividad muy esperada en este municipio.
Cuatro son los maderos que procesionan en Lucena del Puerto, la Cruz de la Calle Castillo, la Cruz de la Calle Arriba, la Cruz de la Calle Malva y la Cruz de la Calle Abajo, esta última considerada la madre de todas las cruces. Todos ellos fueron trasladados a la Iglesia Parroquial de San Vicente Mártir el miércoles ocho de mayo, donde los luceneros engalanaron sus pasos para que lucieran hermosos en su recorrido procesional.
Una triunfal Función de Iglesia, a las 11:30 horas de la mañana, pronunciada por el párroco de la localidad, Juan José Guillén Trujillo, abría el programa de actos de la jornada del sábado 11, que llegaba a su momento más esperado a las 17 horas con la salida de la primera Cruz, Castillo, entre vivas y aplausos que se repitieron a la salida de las tres cruces restantes, Arriba, Malva y Abajo, consecutivamente.
Acompañadas cada una por sus correspondientes bandas de música, llegadas de diversos puntos de la provincia y de Andalucía, iban recorriendo las calles del pueblo a hombros de sus costaleros, quienes la mecían felices al son de la música. El color de sus indumentarias era la nota característica que los vinculaban a un madero u otro: azules, rojos, blancos y rosas eran los colores que abundaban respectivamente en los banzos de cada una de las cruces, y que por momentos se mezclaban compartiendo instantes de amistad entre hermanos de unos maderos y otros.
De este modo, arropadas por multitud de personas, quienes le cantaban y regalaban vivas y aplausos en una festiva tarde en la que el regocijo era la nota común que se repetía en todos los puntos del desfile procesional, las cuatro cruces avanzaban por las arterias de un pueblo que se echaba a la calle para disfrutar de uno de los días más importantes del año en esta localidad, que procesa un gran amor y devoción hacia ellas.
Un momento muy emotivo de ese recorrido son las tradicionales caídas que los pasos hacen en las capilllas que albergan los antiguos maderos de cada Cruz, y que en este 2013 ha contado con la novedad de que una de ellas, la Cruz de Arriba, ha inaugurado su Capilla tras doce años cerrada al culto por reformas, siendo el paso obligado por este emblemático edificio uno de los momentos más esperados del recorrido.
También especial fueron las diversas petaladas que durante el trayecto los luceneros le regalaban a unas y otras cruces, culminando con el gran baño de flores blancas y rojas lanzadas al final del recorrido a la Cruz de Arriba, y el tradicional castillo de fuegos artificiales que los hermanos de la Cruz de la Calle Malva regalan a su madero en el último tramo de la procesión.
Una última caída a la Cruz de Cristo, de madera negra y portada por uno de los fieles luceneros, en la puerta de la Iglesia Parroquial de San Vicente Martir, ponía el broche de oro a esta festiva jornada que finalizaba sobre las 2 horas de la madrugada del domingo, 12 de mayo, con la entrada de tres de las cruces, Castillo, Malva y Abajo, en la Iglesia, mientras la Cruz de Arriba regresaba a su capilla a hombros de mujeres arriberas, una tradición de antaño que culmina cada año con un estallido sucesivo de cohetes que dan la jornada por finalizada.
IMÁGENES DEL RECORRIDO DE LAS CRUCES DE MAYO POR EL PUEBLO DE LUCENA