Redacción. La fábrica de corcho de Luis Carlos Carrión e Hijos de Aracena es una de las pocas que quedan en el conjunto de Andalucía dedicadas a la elaboración de tapones de corcho natural.
Con una producción que ha llegado a alcanzar los 1,2 millones de unidades al año y que, en la actualidad, pese a la crisis, se mantiene por encima de las 700.000, esta sociedad limitada serrana se ha abierto mercado en Cataluña y, sobre todo, en Portugal.
Tras su nacimiento en 1992 y con una tradición familiar de más de 250 años dedicados al sector del corcho, esta pequeña empresa comenzó a fabricar tapones naturales para vinos de calidad, tanto tintos como blancos, hace diez años con la incorporación de los últimos avances en tecnología y la maquinaria más moderna.
En la actualidad, ya suponen el 40 por ciento de su producción total, completada con la transformación de corcho en planchas, a lo que dedica el 60 por ciento de los más de 150.000 kilogramos de este fruto de la corteza del alcornoque que pueden llegar a pasar cada año por sus instalaciones.
En este sentido, la delegada territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, Carmen Lloret, ha declarado que “el corcho es, sin duda, el cierre natural que identifica al buen vino”, ha sentenciado Carmen Lloret.
El reto de esta pequeña empresa familiar es acometer también en su fábrica el proceso de sellado, parafinado y colmatado del tapón de corcho para así vender su producto directamente a las bodegas. Con ello, según sus estimaciones, podrían generar hasta cuatro ó cinco puestos de trabajo directos más.