R. Fdez. Beviá. En la evolución histórica de Huelva, su papel en el marco global ha tenido diferentes niveles de relieve. Dejando a un lado tiempos anteriores, y aunque tuvo el protagonismo descubridor y pre-colonizador en los inicios de la Edad Moderna, no es aventurado calificar a nuestras tierras como grandes desconocidas. Y esta apreciación se refuerza ante la sorpresa que producía y produce en quienes la «descubren» cuando vienen de fuera. Un gran descubridor fue el célebre Sundheim, quien no se conformaba con apreciar la riqueza que encontraba por aquí, sino que se empeñaba con tesón en ponerla en valor con una iniciativa que ya desearíamos que se replicase con frecuencia en estos días de duda y desconcierto general.
Entre una variada lista de impulsos, el empresario alemán descubrió para el ocio una de las más selectas gamas del paraíso onubense: las playas de Punta Umbría. Y él marcando ritmos y los ingleses a su aguardo, siguiendo fielmente las sugerencias de este avispado hombre de negocios. Por eso, tras la construcción del primer bungalow de madera para su uso particular abrió el camino para que la poderosa Río Tinto Company edificase una serie inicial de once casas de veraneo para conformar una colonia de doce adquiriendo la suya al propio Sundheim. Esta serie de viviendas, para uso y disfrute de los directivos británicos, se erigió alrededor de la década de los ochenta del siglo XIX, completándose en teoría el conjunto en 1917 con dos casas más, las números 13 y 14 (las que han servido de modelo para la actual casa-museo). Hasta aquí el esquema tradicionalmente considerado. Hemos encontrado, sin embargo, un documento que matiza la lectura histórica de estos inicios de Punta Umbría.
González Vilchez, en su conocido y extraordinario trabajo sobre la arquitectura inglesa en Huelva, cita a un antiguo empleado de la RTCL, Leonard Salkield, que a su vez estima que también utiliza David Avery en su obra no menos conocida «Nunca en el cumpleaños de la reina Victoria», y que señala que en 1895 había una docena de bungalows. Vilchez interpreta que los doce son los citados once más la original casa de Sundheim. No obstante, el documento inédito que presentamos en este artículo acredita que si existían doce casas, una de ellas, la autorizada en el mismo, correspondería a un particular. Por lo que solo habrían sido construidas antes de 1912 las primeras diez numeradas de la RTCL, incluida la de Sundheim, más una de la propia compañía fuera de turnos, destinada a vivienda del jefe médico doctor John Mackay (hermano del famoso cirujano William Mackay, recreativista de pro); y, curiosamente por tanto, una duodécima que no era de la compañía, ni siquiera británica: la casa de un ingeniero alemán, Karl Moncke, propietario de la concesión de la mina onubense de los Cuchillares.
Vilchez identifica esta casa en un plano de 1912, pero interpretamos que no le atribuye la misma antigüedad (finales del s.XIX) que a los primeros bungalows de la RTCL. Si observamos el plano de 1912, comprobaremos que las doce casas incluían las diez numeradas, la del doctor Mackay, y la de Moncke, con lo que antes de esa fecha la compañía había construido diez, sumando once y no doce, al adquirir la de Sundheim. La casa del vecino alemán Moncke completaba la docena indicada por Salkield.
El documento que mostramos es la autorización del Gobierno Civil para construir la casa, firmada el 15 junio de 1891 (firma en el reverso, no reproducido) por el entonces gobernador, Carlos Mantilla, situando esta a 100 metros de la pleamar, en el llamado entonces enclave de Torre Umbría.
En este documento se hace referencia a una instrucción del 20 de agosto 1883 que suponemos regularía la concesión de terrenos y la posible edificabilidad hasta que en 1895 fueron adquiridos dichos terrenos por sus ocupantes. Al cabo de los años, en 1923, la casa en cuestión fué adquirida por Luís Clauss, que la ocupó hasta los años setenta en los que, pese a su oposición, terminó siendo derribada.
Antes, mucho antes, formaba parte de un paraíso de doce plazas, una ocupada por alemanes y el resto por británicos.
6 comentarios en «Un bungalow alemán entre las «casas de los ingleses» de Punta Umbría»
Interesante artículo. Una pregunta: Si lo que había era una gran parcela concesión a la RTC, ¿esta casa estaba dentro de esa parcela?
Si, ocupaba un pequeño espacio de unos 250 metros de superficie, entre la casa de Mackay y la nº7.
Qué curioso! ¿cómo se llevarían estos vecinos en las dos guerras mundiales?
Excelente Artículo
Bien, que se conozca nuestra historia. Hace 58 años las conocí.
Muy bueno, enhorabuena.