Mari Paz Díaz. Proyecto Hombre abrió el pasado verano el nuevo Centro Ambulatorio de Huelva. El edificio, situado en la barriada de Isla Chica, acoge, entre otras dotaciones, la puesta en marcha del Programa Joven, Programa de Apoyo ‘Alfil’ y la Fase de Reinserción del Programa base.
La puesta en marcha de este centro es una respuesta de Proyecto Hombre a una nueva realidad del mundo de la droga, donde destaca especialmente el preocupante incremento de los Programas de Apoyo y Jóvenes, que suponen la llegada a Proyecto Hombre de cada vez más jóvenes y adolescentes de familias normalizadas, pero con importantes problemas de conducta y educativos.
Actualmente, el centro cuenta con 115 usuarios, 78 de ellos ligados al Programa de Jóvenes, aunque como se implica a las familias, puede alcanzar una media de atención de 500 personas.
En este sentido, Mari Carmen Linares, terapeuta-trabajadora social del programa Alfil, de atención y tratamiento a personas con distintos perfiles de dependencia, llama la atención sobre los jóvenes, que son los principales receptores de esa hiperestimulación de la sociedad actual. «Además, estamos en la cultura que busca la eterna juventud y la necesidad de tener sensaciones constantes, hasta en la jubilación. Hay que asumir cada momento de la vida. Los jóvenes no son ni mejores ni peores que siempre, sólo que hay unos retos que hay que afrontar», explica Linares.
La educación es fundamental en estos casos, especialmente para actuar desde la prevención. Así lo ponen de manifiesto desde Proyecto Hombre, que recuerda que «hoy en día hay muchos jóvenes frustrados porque habían tenido una infancia con todo y ahora están viviendo con sus abuelos, sin haber un movimiento de esfuerzo para conseguir un logro. Y hay que saber lo que cuesta conseguir determinadas cosas».
Entre los datos preocupantes en este sentido se encuentran el hecho de que el consumo de alcohol entre los jóvenes se ha incrementado y cada vez es menor la edad de inicio de ese consumo, sin olvidar la casi ‘normalización’ del consumo de cannabis. Desde Proyecto Hombre se advierte que «el hachís está tan estandarizado que parece que no pasa nada, pero las consecuencias son muy graves, sobre todo cuando se comienza a consumir en edades muy tempranas. En el cannabis hay una sensación de falta de adicción, pero sus efectos pueden durar mucho e incluso provocar trastornos mentales y cambios en el carácter y la personalidad, a veces sin no retorno».
Por su parte, el Programa de Apoyo o Alfil atiende a personas con problemas relacionados con el consumo de drogas asociadas al tiempo libre, como el cannabis, el alcohol, las drogas de diseño o la cocaína. Son personas con familias y vidas estructuradas, por lo que se trata de un programa que se imparte en régimen ambulatorio y horario nocturno, para poder compatibilizarlo con el trabajo y la rutina. Un programa en el que Proyecto Hombre tiene un 97% de éxito, con altas a personas que no vuelven a recaer.
Por ello, se trata de un centro de carácter ambulatorio, abierto todos los días, mañana y tarde, en horario de 09.00 a 21.00 horas. Entre los servicios que se prestan, destacan grupos de ayuda, las terapias individualizadas con psicólogos, escuelas de Padres, Grupos de Familia, Talleres de familia, Programa de apoyo nocturno y actividades para la formación en búsqueda de empleo, red social, ocio y tiempo libre.
Según Mari Carmen Linares, «el Programa Alfil lleva funcionando 13 años, pero ahora se ha mejorado la atención con estas nuevas instalaciones«. Por lo general, se suele realizar atenciones individuales y tratamientos en grupo dos días a la semana en horario tarde-noche, para que las personas que están trabajando puedan acudir. Y es que en el tema del consumo de drogas ha cambiado mucho el perfil. Ya no se trata de una persona desestructurada, sino suele tener una vida más normalizada.
La filosofía del programa es intervenir en los distintos niveles de drogodependencia, desde los esporádicos a los consumidores de muchos años. Se trata de personas que suelen acudir porque suelen acudir presionados en cierto modo por la pareja y la familia por los problemas económicos que conlleva porque, además, el consumo de drogas va asociado a un estilo de vida, normalmente apegada a la noche, a las fiestas, amigos, salir mucho, estatus social y todo ello conlleva muchos gastos. Y casi nadie considera que tiene un problema tan grave, aunque luego se puede dar cuenta de su problema. Y es que suele ser muy difícil autodenominarse dependiente o toxicómano.
En cualquier caso, Linares recuerda que en el centro «no juzgamos a la gente, no lo hacemos ni en cuanto al consumo, ni en ningún otro aspecto de su vida. La sociedad actual es muy dura con los demás, pero muy poco con uno mismo. Es muy fácil etiquetar a los demás. Y todos tenemos aspectos que no son buenos. Además, suelen ser personas con una trayectoria de vida, que tienen sus episodios, más aún si han tenido un bagaje de consumo».
Para jóvenes y adolescentes, Proyecto Hombre desarrolla además programas de Prevención escolar y Prevención Comunitaria, tanto en la ciudad, como en la provincia de Huelva. Además se ofrecen programas de Prevención laboral para empresas y mutuas.
Otro de los esfuerzos de Proyecto Hombre, que se ofrece desde este nuevo centro, es la formación profesional ocupacional, por la dificultad que tienen las personas en fase de reinserción a la hora de incorporarse al mercado de trabajo. En este sentido, Proyecto Hombre forma a personas en cursos de monitor sociocultural, pintor, informática o escuela de adultos, que supone desde alfabetización a formación para acceder al carné de conducir.