Juana, ¿qué fue lo que vistes en Huelva para llegar y quedarte? ¿Fue el clima tan distinto al de Torrelavega, fue el trabajar en lo que te gustaba, fueron los amigos que en poco tiempo aumentaste en tu agenda?
Tú, con tu manera de ser, te ganaste la amistad de todos, trabajadores del museo que tú tanto querías y dirigiste. A todos nos trataste como compañeros y amigos. Los visitantes para ti eran muy especiales, dándote igual que fueran niños, adultos o personas mayores.
En Navidad y otras fechas especiales, querías que el Museo fuera partícipe y aunque el presupuesto escaseara, Tú buscabas empresas de Huelva para conseguir algo y si aún no era suficiente, tú misma lo ponías de tu bolsillo. El caso era que a los niños no les faltaran caramelos y globos.
Sobre las exposiciones, bueno por el Museo de Huelva pasaron multitud de ellas; algunas muy buenas y otras no tanto, pero para ti, Juana, todas eran “buenísimas” y lo decías así porque realmente así lo sentías. Por ello, todos los artistas o exponentes te admiraban.
Juana, cuando algunos días tu llegabas al museo, por el camino seguro que ibas pensando que había que hacer, por eso al entrar siempre lo primero que decías era: “¿quiénes estáis?, a ver necesito…” y tú, Juana, no necesitabas nada, lo único que pedías era colaboración del personal para que el museo funcionara.
Al final, cuando se había realizado el trabajo, dabas las gracias diciendo: “¡Jolines me gusta! ¿Y a vosotros?”.
Juana, te fuiste, te fuiste para siempre, pero antes quisiste despedirte del Museo, de tus compañeros y compañeras, de tus amigo-as y viniste para tomar una copa, aunque eso, el que pudo, porque el nudo en la garganta era grande. Tú, con la sonrisa en la cara queriendo disimular la pena y el dolor me abrazaste, me apretabas la mano igual que a todos. Para ti todos éramos tus compañeros.
Bajaste por última vez esas escaleras que tantas veces habías subido estos años, nos miraste y dijiste tu último adiós con la mano, despidiéndote de nosotros y del Museo de Huelva, en el que con mucha ilusión, trabajaste hasta el final.
Pero aquí, quedan tus huellas, tus recuerdos, tus libros, las vitrinas con las piezas arqueológicas que tú excavaste. Todo está aquí en el museo, enriqueciendo el patrimonio cultural de los onubenses.
Gracias Juana, que te fuiste volando como se van las mariposas al final de la primavera. Adiós Juana, adiós Directora, adiós amiga.
Juan Canterla Romero.