Elisabeth Méndez. Todo el mundo lo comentaba. No se recuerda un año así. Los onubenses han demostrado que estaban deseosos de Semana Santa, inundando las calles del centro de la capital, y aglomerándose en los puntos concretos por los que pasaban las cofradías.
En Carrera Oficial, era complicado encontrar un solo palco vacío. Allí, todo ha evolucionado según lo previsto. Las cofradías han respetado hora y turno y han ido llegando conforme lo establecido.
El pórtico glorioso lo marcaba la salida de la Virgen de los Dolores desde el barrio de Las Colonias, donde el cariño hacia ella desbordaba la tarde del Viernes de Dolores onubense, sirviendo de antesala para lo que sería el domingo siguiente, un Domingo de Ramos en el que los onubenses se han volcado más que nunca con sus pasos.
Aunque comenzó con el regreso inmediato de la Sagrada Cena a su templo tras empezar a llover a tan solo unos minutos de su salida, retomando su recorrido una hora y media más tarde, y con la hora de moratoria pedida por La Borriquita debido a la nube de agua que descargaba sobre San Pedro a su hora de salida, el cielo finalmente se abrió y ambos pasos, seguidos por las cofradías de Los Desamparados y Los Mutilados, desfilaron ante los ojos de la infinidad de onubenses que se aglutinaban por las céntricas calles.
El Lunes Santo se recibía desde el barrio de La Orden con un cielo confuso que por momentos obligó a sacar los paraguas, y que fue el culpable de que la salida de El Perdón se retrasara una hora, adelantándose de este modo El Cautivo, que salía a las 16 horas tal y como tenía previsto. A las túnicas rojas de El Perdón y blancas de El Cautivo, se unían minutos más tarde el verde de las Tres Caídas y el marrón ya en la noche de El Calvario, siendo recibidos en este orden por los devotos en Carrera Oficial que en este 2013 han demostrado su amor por las cofradías.
Algo más triste se presentaba el Martes Santo, jornada cofrade marcada por la climatología, con previsiones de lluvia a partir de las 19 horas que obligaron a la Lanzada, Estudiantes y Pasión hacer estación de penitencia en sus templos, pero que permitió salir por primera vez en su historia a la Hermandad de La Sentencia en el Martes Santo, arropada en su largo recorrido por el barrio de Pérez Cubillas, deseoso de verla en una Carrera Oficial que se vio fastidiada por la lluvia, pero que dejó a esta hermandad llegar hasta el centro de Huelva y refugiarse a tiempo en la Concepción.
Por su parte, la Hermandad del Prendimiento fue la encargada de inaugurar el Miércoles Santo onubense en este 2013, bajo un cielo despejado que poco a poco se fue nublando conforme iba entrando la noche. Pero esa lluvia llego tarde y permitió salir a las otras tres hermandades que debían hacer estación de penitencia en este día, Santa Cruz, Victoria y Esperanza.
Momentos emotivos en esta jornada se vivieron al paso de estas dos últimas hermandades por la cofrade plaza Isabel la Católica, donde Huelva Buenas Noticias rindió homenaje a sus titulares dedicándoles una saeta de la mano de los onubenses Andrés Lepe, Mario Garrido y Virginia Gómez. El Miércoles Grande de Huelva concluía con las cofradías regresando a sus templos a pie de tambor por la llovizna que les asediaba, tras realizar todas con éxito su recorrido por Carrera Oficial.
La inestabilidad meteorológica de nuevo hacía presencia en el Jueves Santo, pero llegaba ya entrada la noche, no suponiendo obstáculo alguno en la salida de las cuatro cofradías de la tarde. El clasicismo de la Oración en el Huerto era el primero en hacer gala por Carrera Oficial, siendo recibida la dolorosa por una leve llovizna que no movió de sus asientos a la Huelva admirada ante el paso de su bella imagen.
Esta cofradía era seguida por el silencio de la Misericordia, la solemnidad de Buena Muerte y la elegancia de Los Judíos, que de forma célebre, pero aligerando el paso por la intermitente llovizna, consiguieron realizar con gloria su recorrido cofrade.
Llovizna que cobró fuerza conforme pasaba la noche y llegaba la madrugada, impidiendo que Nuestro Padre Jesús del Nazareno, acompañado por María Santísima de la Amargura, hiciera presencia en la tan esperada ‘Madrugá’ onubense, un momento que se ha ido engrandeciendo con los años en nuestra capital, siendo hoy día esencia de la Semana Santa de Huelva.
Igual de complicada se presentó la jornada de clausura. Un Viernes Santo que amanecía gris por completo, con discontinuas precipitaciones, y en el que no llegó la tregua en la hora de la siesta que los meteorólogos predecían, obligó a la primera de las cofradías, La Fé, pedir su hora de moratoria desde la Isla Chica, retraso cuyo resultado finalmente fue una ‘levantá’ en su parroquia y las decisiones consecutivas del resto de hermandades del Viernes Cofrade de quedarse en casa resguardadas del agua que no desaparecía. Descendimiento, Santo Entierro y El Silencio suspiraban en sus parroquias arropados por los onubenses que se quedaron con el anhelo de despedir con la gloria que se merecía a una Semana Santa en la que, a pesar de las inclemencias meteorológicas, ha quedado patente que Huelva, nuestra Huelva chiquita, sigue creciendo en sentimiento cofrade en una Semana Santa que cada año nos hace más grande.