Ana Rodríguez. Beas celebra este fin de semana la peregrinación conocida como ‘Clarines Chico’, una cita con la Virgen de la aldea onubense que se viene celebrando desde que un 28 de febrero de 1969 se produjo un terremoto de 7,3 grados a unos 350 kilómetros al sudoeste de la Península, en el Atlántico, que derrumbó gran parte de la ermita donde se guardaba la imagen de Nuestra Señora de los Clarines. Milagrosamente, la Virgen quedó intacta en su camarín y es este acontecimiento histórico el que se recuerda el útimo fin de semana de cada mes de febrero desde hace 33 años.
Por aquel entonces, la imagen fue trasladada a Beas mientras los vecinos reconstruían la ermita y, justo un año más tarde, la trasladaron de nuevo al santuario, viviendo después una jornada de convivencia. Surge así la peregrinación de ‘Clarines Chico’ que, si inicialmente sólo duraba un día, concretamente un sábado, con el paso de los años se ha extendido también al domingo.
Este 2013, la Hermandad de Nuestra Señora de los Clarines ha organizado, como cada año, la tradicional peregrinación, que comenzará el sábado, 23 de febrero, por la mañana con el traslado desde Beas hasta Clarines de la carreta del Simpecado tirada por bueyes por el camino de los Huertos o por la carretera, en caso de condiciones meteorológicas adversas.
El Simpecado irá acompañado por numerosos clarineros, llegando al mediodía a la aldea. Asimismo, durante el trayecto se reza el Ángelus.
Ya el sábado por la noche será el rezo del rosario en la ermita, finalizando los actos oficiales de la Hermandad el domingo por la mañana con la misa de acción de gracias en memoria de los acontecimientos de 1969, que tiene lugar, si el tiempo lo permite, en la explanada situada frente al santuario.
Además, amigos y familiares pasan un fin de semana de convivencia, entre bailes y cantes a la Virgen.