Antonio Reyes. A punto de finalizar el Carnaval Colombino, Ana María Bernal (Huelva, 1987), representante del Carnaval Colombino 2013 y Choquera Mayor nos hace un balance de estos intensos días, de la final del concurso de agrupaciones y del papel de la mujer en el Carnaval de Huelva. De apariencia elegante, simpática, extrovertida, de refinadas formas, conversadora incansable, carnavalera de sentimiento y cantaora de corazón. Así es la Choquera Mayor, un título que ostenta desde el pasado 12 de enero y que lleva esperando desde hace mucho tiempo.
Vinculada al Carnaval de Huelva a través de la comparsa femenina dirigida por Raúl Barneto, Ana María intentó alzarse con la corona en 2004, año que fue dama, y este 2013 se ha hecho realidad uno de sus sueños.
-¿Por qué crees que tú y no otra ha sido elegida como Choquera Mayor?
–Los criterios del jurado son generales. Siempre se intenta elegir a una persona que, en definitiva, sea carnavalera y sepa representar al Carnaval de Huelva. Está claro que también tiene que tener buena presencia, elegancia y saber estar. En mi caso, soy carnavalera desde hace muchos años. Mi hermano, David Bernal, también lo es. Y mi cuñada, mi novio… Siento el carnaval y disfruto como una niña durante estos días, y en los previos, como no.
-Primero se eligieron cinco damas y de ella, una Choquera. ¿Cómo fue ese momento?
–Inexplicable. Al principio, no me lo creía, estaba envuelta en una nebulosa de nerviosismo y alegría a la vez, que no sabía ni dónde estaba. Estábamos detrás del escenario, tras las cortinas, e iban nombrando a las distintas damas. Finalmente quedamos Alba Moreno y yo, por lo que una de las dos sería la Choquera. Cuando supe que era yo no supe cómo reaccionar. La emoción me pudo y se me derramó alguna lagrimilla.
-¿De quién te acordaste en ese momento?
–No piensas en nada, la verdad. Pierdes la noción de la realidad. Y una vez que sales al escenario y te hacen entrega del cetro, y te ponen la capa y la corona vas siendo consciente poco a poco de que has hecho realidad un sueño. Miraba continuamente al palco donde estaban mis amigas y me acordaba de toda la gente que ha estado presente en el proceso de elección: mi familia y mi novio. Ha sido muy bonito.
-A partir de ese momento, comienza tu reinado…
–Sí, después subimos al palco donde escuché el pregón, ya como Choquera. Un momento muy especial, ya que el pregonero dedicó un pasodoble precioso a la choquera. Y tras la coronación, todo han sido halagos, felicitaciones de la gente carnavalera de Huelva, entrevista en medios de comunicación y asistencia diaria al concurso de agrupaciones. Y disfrazada, por supuesto. La primera semana quise rendir homenaje a la mujer carnavalera y, con ayuda de mi cuñada, rescaté disfraces de agrupaciones del año 88 y 89: Profunda pasión, Tierra de encuentro, Tinieblas…
-¿Tiene la mujer el hueco que merece en el Carnaval de Huelva?
–La mujer tiene un papel importante en el carnaval. Somos muchas las mujeres carnavaleras, pero agrupaciones femeninas aun hay pocas. Y creo que todavía hay quien no atiende lo mismo a una agrupación femenina que masculina. Me gustaría que se nos viera mejor. Y creo que los repertorios de las agrupaciones femeninas llegarían más lejos en voces masculinas.
-Además de Choquera, también cantas en una comparsa femenina, dirigida por Raúl Barneto, ¿cómo lo has compatibilizado?
–Entre el palco y el escenario. Todo ha sido doble: he disfrutado del concurso de agrupaciones sobre el escenario con mi comparsa, ‘Pesadilla’, y como Choquera, en el palco. Los nervios, la preparación, los ensayos, las satisfacciones: todo ha sido doble. La felicidad también.
-¿Crees justo el resultado final del concurso de agrupaciones?
–En definitiva, la decisión del jurado no deja de ser subjetiva y el premio final depende de los gustos de cinco personas. El libro de los gustos no está escrito.
–De todos estos momentos que estás viviendo, ¿te quedas con alguno en especial?
–Ha habido momentos muy especiales. La coronación, por supuesto, aunque también la final y el desfile del domingo fueron momentos inolvidables. El desfile fue un momento con el que había soñado muchas veces. No paré de sonreír de la felicidad. Era precioso ver la ciudad llena de gente cantando y bailando. No se me va a olvidar en la vida.
