J.A.M. Los menores de 35 años que paseen por la Plaza de la Canaleta en Punta Umbría no podrán imaginarse que ese espacio, libre a la vista de la ría y bocana de la localidad marinera, antes estaba ocupado por lo que iba a ser un coqueto hotel. Un sorprendente y enigmático caso que resultó único en la costa onubense y en la historia del turismo de esta provincia.
Si, entre dos de los edificios de pisos de la zona y la ría se erigía un edificio en ‘L’ de cuatro plantas (más bajo significativamente que los de las viviendas), que pretendía abrir al turismo exterior el disfrute del privilegiado entorno natural de la Punta de la Canaleta. Eran lujosas dependencias que gozaban de una vista excepcional: la confluencia de la ría y la playa de Punta Umbría. Sin ‘interferencias’, dado que entonces no estaba aún el espigón.
Un proyecto con luces y sombras, con defensores y detractores, que debió nacer ‘maldito’ a tenor de su desenlace. Completamente adecuado para iniciar su funcionamiento nunca llegó inaugurarse, convirtiéndose en un ‘fantasma’ que formó parte de aquel paisaje casi dos décadas. Se asocia a Punta Umbría la historia del ‘hombre que nunca existió, William Martin. Aquí tenemos la historia del ‘hotel que nunca existió’, aderezada, como aquel aun salvando las distancias, de sus propias incógnitas y misterios.
Quizá la crisis del petróleo de principios de los setenta del pasado siglo, debilidades estratégicas de nuestra costa, problemas financieros particulares de los promotores, o todas estas razones u otras de forma conjunta, dieron al traste con una iniciativa que habría cambiado de forma radical aquella zona y posiblemente hubiese sido un punto de inflexión para Punta Umbría en su conjunto.
Los que apostaban sin reservas por un mayor desarrollo turístico de Punta Umbría tenían esperanzas albergadas en el proyecto del hotel de la Canaleta. Los propietarios particulares de viviendas de veraneo no lo veían tan claro. La realidad es que el hotel listo para abrirse, a mediados de los setenta se quedó allí, cerrado, a la espera de que alguien ‘repescara’ la iniciativa. Algo que nunca sucedió.
El inmueble se fue gradualmente deteriorando hasta hacer aún menos viable el desarrollo del proyecto. Al final en los noventa el ayuntamiento redefinió urbanísticamente la zona excluyendo ese uso y cambiándolo por una plaza y aparcamientos.
Durante mucho tiempo para paliar en alguna medida los expolios que iban produciéndose y evitar la ‘ocupación’ el edificio fue vallado exteriormente. También fue cerrado con ladrillos en sus oquedades. Antes, justo cuando iba a inaugurarse, el hotel era una elegante y moderna propuesta, muy innovador respecto a los establecimientos de la época. Todas las habitaciones tenían equipos de aire acondicionado ocultos en doble techo, lo que por aquellos años era impensable, y sistemas electrónicos que no existían en los hoteles, al menos en Punta Umbría.
Grandes espacios en las áreas de servicio y cocinas, con todo tipo de instrumentos modernos y materiales de excepcional calidad. Algo preparado por primera vez en Punta Umbría verdaderamente para el turismo internacional. Y con perplejidad para los que cada día pasaban por allí todo aquello se fue desvaneciendo, como si de un ‘titanic’ que se hundía pareciese. Su sombra lúgubre se hacía más patente cuando finalizaba la época estival. Por aquella zona entonces dejaba de pasar gente. Su imagen fantasmal se hizo costumbre para los viandantes, y para los vecinos que lo observaban enfrente de sus balcones.
En el tiempo en que el apagado y fallido hotel fue testigo del devenir de Punta Umbría su población casi se duplicó, su extensión urbana, así mismo, aumentó en más de un cincuenta por ciento. Todo avanzaba menos él, que esperaba en esa muerte lenta que llegase la piqueta para acabar con su agonía.
Una historia triste que muchos vivieron con alegría cuando su protagonista desapareció, como si nunca hubiese existido, tal cual fue en La Canaleta, Punta Umbría.
3 comentarios en «Aquel hotel fantasma de Punta Umbría en la Canaleta, el que nunca abrió sus puertas»
Yo tuve en mi poder las llaves de ese enigmático hotel.
El hotel de la canaleta fue una iniciativa más del desaparecido Banco Coca que lo tenía previsto para el ocio de sus empleados. Posteriormente con la fusión con Banesto, el proyecto se quedó en nada. Recuerdo que sus cocinas, todas en acero inoxidable, estaban cubiertas de esa grasa de protección ya cristalizada.
Poco a poco fue pasto de chorizos y gamberros que fueron desmantelando unas instalaciones que estaban a falta tan sólo de mobiliario.
Desde luego mejor sitio para un hotel o casino o sala de fiestas, no lo hubo, ni abrá.
Tengo entendido, que una gran marea entró en el sótano del hotel y se partió al ceder los pilares
No tienes ni ides