Antonio Delgado Pinto. Enclaves patrimoniales de distintas épocas. Procurando mostrar algunos enclaves recónditos de nuestra geografía, la Huelva desconocida tiene por meta recorrer las distintas rutas de la provincia para llegar a esos monumentos que jalonan nuestro territorio y que conforman una parte importante de nuestra arquitectura y nuestro patrimonio de distintas épocas.
Los múltiples caminos, las carreteras y los senderos de nuestra provincia nos deparan a veces pequeños monumentos, hitos, símbolos de distintas épocas. Hoy nos detenemos en cinco de ellos, cinco hitos interesantes y quizás bastante desconocidos, que pertenecen a distintas épocas de nuestra historia: desde el siglo XVIII hasta la actualidad.
CRISTO MORÓN
Juan Francisco y Luis Antonio Dávila Morón fueron dos personajes importantes en la historia de Bollullos Par del Condado, además de construir el actual ayuntamiento y reconstruir la iglesia parroquial después del terremoto de Lisboa, hicieron algunas grandes obras en la ciudad. Una de ellas es el edificio donde hoy día están las bodegas Iglesias, en cuya fachada lateral podemos leer como en un libro abierto.
Entre el portón elevado del antiguo lagar y la puerta, tapiada hoy, que fue la entrada principal de la casa de esta familia, hay una pequeña hornacina de poca profundidad que cobija un azulejo popularmente conocido en Bollullos como Cristo Morón. Es una cerámica del siglo XVIII entre cuyos dibujos algo deteriorados aún puede verse el número romano VI, que algunos estudiosos han relacionado con un antiguo Vía Crucis que pudo existir entre la cercana iglesia y el lugar denominado ‘las tres cruces’, extramuros de la ciudad, topónimo que sigue existiendo en la zona. El investigador local Luis Biedma ha estudiado ampliamente la figura de estos dos ilustres bollulleros, cuyo apellido ha quedado para nombrar esta cerámica de Cristo Morón.
TÚMULO EN EL CAMINO DE LOS MOLINOS
El camino que sale al sur de Alájar, indicado como ‘sendero de los molinos’, se va alejando de la rivera de Alájar desde las últimas casas del pueblo, sin embargo ambas líneas vuelven a encontrarse mucho más abajo junto a uno de los molinos, en un paisaje embriagado de verde y agua. Allí se levanta este monolito en recuerdo y homenaje a un niño que murió ahogado hace más de dos siglos. Aún es visible su inscripción en una de las caras del túmulo: D.O.M. AQUÍ SE AHOGÓ CHRISTOBAL LÓPEZ CABALLERO, DE EDAD DE 10 AÑOS. RUEGUEN A DIOS POR ÉL. AÑO DE 1800.
Son significativas las iniciales con las que se inicia el humilde epitafio: D.O.M., es decir, DEO OPTIMO MAXIMO, ‘para el mejor y mayor Dios’.
MONUMENTO A LOS CAÍDOS EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
Escondido tras las últimas casas del barrio de Bellavista, en Minas de Riotinto, se levantó este monumento en homenaje a cinco británicos de las minas que murieron durante la primera guerra mundial. Una especie de zigurat en miniatura, compuesto por cinco peldaños de gossan, sostienen una única columna, cuya base sujeta una placa metálica con una inscripción que puede traducirse por: ‘A la memoria honorable del personal de las minas de Río Tinto muertos durante la guerra mundial 1914-1919. Wilfred Valentine Gilbert, Alphonse Emile Le Grand, John Todd Glen, Stephen Johns, Harold Vardy. Sus nombres pervivirán siempre’.
Al parecer, esta placa está realizada con el metal fundido de unas ruedas hidráulicas romanas halladas en las minas. Según los estudios consultados, es el único monumento a las víctimas de la primera guerra mundial que existe en territorio español.
MUELLE DEL ESTERO DOMINGO RUBIO
El estero Domingo Rubio semeja desde el aire una enorme serpiente en medio de la marisma palerma. Es un lugar lleno de encanto y de historia por el que suelo adentrarme remando desde la Punta del Sebo. Los restos del poblado conservero junto a la desembocadura del estero en el río Tinto o los diferentes muelles de madera que aún subsisten en sus orillas de fango transmiten una poderosa calma a la que uno no puede sustraerse.
La fotografía muestra uno de estos muelles, el más alejado del Tinto, tal como estaba a finales de 2007. Las vigas verticales de madera ancladas al fondo y las cabezas donde se asentaba la plataforma, de madera también, dan sensación de un grotesco desfile.
MONUMENTO A LOPE DE VEGA
Los viajeros más observadores habrán visto más de una vez este pequeño monumento junto a la carretera N-435, en el tramo que hay entre Valverde del Camino y Zalamea la Real. Efectivamente a unos tres kilómetros al norte de la salida hacia la zona dolménica de El Pozuelo, se halla este monolito que representa al escritor Félix Lope de Vega, a quien se atribuye la versión primitiva de ‘El alcalde de Zalamea’.
Esta escultura tiene forma de prisma cuadrangular y su originalidad radica en que la parte tallada no corresponde a uno de sus cuatro lados, sino a uno de sus ángulos. Los historiadores Juan Carlos Castilla y Pastor Cornejo me pusieron tras la pista de la singular historia de este pequeño gran monumento: Fue realizado de forma altruista por Vicente Toti y Jesús del Toro y estuvo colocado desde septiembre de 2006 en una rotonda de la barriada Pérez Cubillas. Años después, desafortunadas decisiones, más emparentadas con la miseria humana y la mezquindad que con la política, llevaron a eliminar el monumento de dicho lugar, siendo los propios escultores los que lo rescataron del olvido para colocarlo en el sitio en que puede verse en la actualidad.